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El árbitro zambiano Janny Sikazwe ha hecho saltar por los aires este miércoles el partido entre Túnez y Malí correspondiente a la primera jornada del Grupo F de la Copa de África. Lo que se ha vivido en el Stade Omnisport de Limbe, en Camerún, ... constituye un verdadero escándalo que ahora deberá ser resuelto por la Confederación Africana de Fútbol (CAF). El colegiado ha dejado a todos boquiabiertos cuando en el minuto 85 decretó el final del choque. El banquillo tunecino no daba crédito, mientras que los malienses celebraban la victoria (0-1) y se abrazaban en el campo. Estallaron las protestas y visto el revuelo que se había montado, el hombre encargado de repartir justicia ordenó seguir jugando. Un poco más, aunque insuficiente como para cumplir con el reglamento. Sikazwe contravino las normas de nuevo al dar por terminado el choque en el minuto 89. Túnez era un volcán, pero luego hubo otro episodio surrealista.
😳 The referee has blown the whistle after 89 minutes in Tunisia vs Mali #AFCON
Football Daily (@footballdaily) January 12, 2022
😡 Tunisian coach Mondher Kebaier is furious with the decision to finish the game with no additional time pic.twitter.com/RISJCnclAK
Después de dar por terminado el partido dos veces antes del tiempo, Sikazwe y sus ayudantes entraron en la rueda de prensa posterior al encuentro del seleccionador de Malí, Mohamed Magassouba, y le comunicaron que tocaba volver al campo y jugar. ¿Cuánto? Unos minutos. Lo había ordenado la CAF, consciente de la magnitud del escándalo, y el combinado maliense obedeció. No lo hizo el tunecino, indignado por todo lo ocurrido y seguramente dispuesto a freír a recursos las instancias superiores. Ahora toca comprobar qué solución final se dará a un encuentro que ya ha dado la vuelta al mundo debido a las decisiones extravagantes del zambiano.
Porque no solo liquidó el partidos dos veces antes del tiempo, sino que en la segunda parte pitó un penalti que falló el tunecino Khazri (m.77), expulsó al maliense Touré después de consultar el VAR y autorizó nueve cambios. Lejos de añadir un buen puñado de minutos, decidió acabar antes. Sikazwe ya había dado de qué hablar en la final del Mundial de Clubes de 2016, cuando amonestó a Sergio Ramos y a la hora de enseñarle la segunda amarilla se dio cuenta de que ya tenía una y se la guardó en el bolsillo.
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