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En el fútbol, como en la vida, la gestión de los afectos resulta complicada. Los grandes ídolos, venerados durante años por la afición, no siempre suelen tener la despedida que se merecen. El declive, inexorable por el peso de la edad, saca a la luz ... debilidades nunca antes vislumbradas y el ídolo suele ser víctima de la corta memoria del aficionado. El paso del tiempo contribuye, afortunadamente, a poner las cosas en su sitio y la historia suele tener un final feliz con el reconocimiento general al futbolista que dio tardes de gloria a su club.
Son innumerables los casos de despedidas desafortunadas. Si nos centramos en la Liga, dos futbolistas que destacan por su contribución a cambiar el estado de cosas tuvieron que salir por la puerta falsa. Alfredo Di Stéfano fue el motor del despegue del Real Madrid a partir de sus cinco primeras Copas de Europa. Johan Cruyff acabó con el reinado blanco dotando al Barcelona de una personalidad reconocible después de años de eterno segundón. Ni uno ni otro fueron despedidos con honores en su día, aunque hoy ambos son reconocidos como personajes capitales en sus clubes.
Alfredo Di Stéfano
Al finalizar el curso 1963-64, Di Stéfano llevaba once temporadas de blanco y estaba a punto de cumplir los 38 años. El Madrid había ganado también aquella Liga, pero a Santiago Bernabéu no le tembló la voz para comunicarle personalmente que su etapa había terminado. Di Stéfano ya era don Alfredo, y tenía tanta o más personalidad que su presidente. Hubo bronca de las grandes, pero se tuvo que ir al Espanyol, donde se retiraría dos temporadas después.
Di Stéfano regresó al Real Madrid como entrenador en 1982 y permaneció hasta 1984. Dos temporadas en las que el Athletic se encargó de amargarle la vida ganando aquellas dos Ligas y provocando que su permanencia en el banquillo blanco fuera más corta de la prevista.
Tres años después de su tormentosa salida de Chamartín y uno tras su retirada definitiva, el Madrid le rindió homenaje ante el Celtic de Glasgow. Falleció en 2014 ostentando el título de presidente de honor de la entidad.
Johan Cruyff
La historia de Cruyff en el Barcelona se escribe en dos capítulos. Uno como futbolista, que duró cinco años, y otro como entrenador, que se prolongó por espacio de siete. Aunque en ambos su figura trascendió más allá del rectángulo de juego, los dos acabaron de mala de manera. Cruyff llegó como un huracán. El Barcelona era penúltimo en la tabla cuando debutó y acabó ganando la Liga después de catorce años de sequía. No hubo más títulos hasta su última temporada, y sí muchas polémicas que jalonaron una trayectoria irregular. El alemán Weisweiler ordenó su sustitución en un partido contra el Sevilla por su bajo rendimiento lejos del Camp Nou. La respuesta del holandés fue anunciar su salida al término de aquella temporada. No cumplió su palabra, lo que le permitió ganar la Copa al año siguiente, su segundo título como futbolista blaugrana. Ahí acabó su periplo.
Su regreso como entrenador fue más impactante. Creó el Dream Team de las cuatro Ligas y la primera Copa de Europa. La final en la que el Barcelona cayó goleado, 4-0 por el Milan en Atenas marcó el principio del fin como entrenador. Núñez le aguantó dos años más, pero en 1996 y sin opción a ganar ningún título, envió a su vicepresidente Gaspart a comunicarle su salida al término de la temporada. Su respuesta fue tan airada que Gaspart zanjó la bronca cesándole ipso facto.
Tres años después recibió los homenajes del Ajax y del Barcelona. Laporta le nombró presidente de honor, pero Sandro Rosell puso en duda la validez del nombramiento y Cruyff, genio y figura, se presentó en las oficinas del club para devolver la insignia que simbolizaba el cargo.
Maradona y Cristiano
Diego Armando Maradona también sufrió la experiencia de abandonar no uno sino dos clubes por la puerta de atrás. Su último partido con la camiseta del Barcelona fue la final de Copa de 1984 ante el Athletic, un partido bronco que culminó con una tangana que desencadenó el jugador argentino frustrado. Su paso por el Nápoles fue más fructífero en títulos. Lideró la gesta de equipo del Sur doblegando a las poderosas escuadras del Norte, pero su vida personal y unas relaciones muy poco recomendables precipitaron su salida, aunque permaneció para siempre en el corazón de los aficionados napolitanos.
La de Cristiano Ronaldo es la historia del crack inmerso en el fútbol mercantilizado de hoy. Fue pieza clave para que el Madrid recuperara la hegemonía después del dominio del Barcelona de Guardiola. Cristiano ganó todos los títulos individuales y colectivos con la camiseta blanca, incluidas cuatro Champions, pero a sus 33 años, Florentino Pérez lo consideró amortizado y antepuso el rendimiento económico al deportivo.
Iribar, Rojo, Uriarte, Guerrero...
En el Athletic también hay luces y sombras. En la memoria de todos perduran el partido homenaje a Iribar contra la Real Sociedad o la visita a San Mamés de la selección de Inglaterra para homenajear a Txetxu Rojo en vísperas del Mundial de España. Más frías fueron las despedidas de dos referentes de la década de los 60 y principios de los 70: Fidel Uriarte y Antón Arieta. En 1974 año de su despedida, tenían 28 y 29 años respectivamente, pero fueron víctimas de una precipitada operación de rejuvenecimiento de la plantilla. Salieron con destino al Málaga y al Hércules, donde terminaron sus carreras. Medio siglo después de su debut Antón Arieta recibió el homenaje de los veteranos. El año siguiente de su salida, en su regreso a San Mamés con el Hércules, recibió una gran ovación cuando marcó el primer gol de la tarde. Uriarte perteneció al cuerpo técnico durante la presidencia de José Julián Lertxundi.
Fría fue también la despedida de Julen Guerrero, el último gran símbolo rojiblanco. Aunque solo fuera por la ilusión que despertó en la afición cuando apenas tenía la mayoría de edad, hubiera merecido algo más de calidez y un reconocimiento más explícito del club en el adiós.
Leo Messi comparecerá hoy ante los periodistas (12.00 horas) en una rueda de prensa organizada por el Barcelona en la que dará a conocer los motivos de su marcha del club en el que ha desarrollado toda su carrera. La entidad blaugrana no ha dado más detalles de cómo se realizará el acto ni si habrá algún homenaje de despedida al argentino. Además, se espera que dé pistas sobre su futuro, que apunta al PSG francés.
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