Jenni Hermoso se rompe ante el fiscal: «Me tuve que ir de Madrid por gente que solo quería hacerme daño»

'Código 10' filtró la declaración de la futbolista en la que descubre cómo trató de convencerle Rubiales: «Me dijo que tenía que hacerlo por sus hijas que estaban llorando en el avión»

Joseba Fiestras

Lunes, 9 de octubre 2023

«Mancharon mi imagen y yo sentí que nadie me protegía como jugadora de la Federación. A mí me pedían que les protegiese, que les ayudara. Creo que no me merezco haber vivido todo esto, para mí ha sido muy difícil. No podía salir de ... casa. Me tuve que ir de Madrid para no tener esa presión de gente que solo quería hacerme daño. ¿Por qué tenía que estar reprimida llorando en una habitación cuando yo no he hecho nada?», se pregunta Jenni Hermoso en su declaración ante la fiscal que ha sido filtrada en el programa 'Código 10'. La exclusiva confirma, en declaraciones en primera persona de la futbolista, que el famoso beso de Rubiales no fue consentido.

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«Estábamos en la ceremonia de entrega de medallas de la final del Mundial. Abrazo a la reina y a su hija, y ya el siguiente era Rubiales. Yo le abrazo. Lo primero que le digo es: La que hemos liado. Él pega un brinco sobre mí. Yo me mantengo firme para sostenernos, y a la que baja lo único que recuerdo que me dijo es: Este Mundial lo hemos ganado gracias a ti. Y lo siguiente fue poner sus manos en la cabeza y ya no escuché nada más y me vi con el beso en la boca», manifestaba la campeona. Y precisaba: «No escuché nada más. No tuve capacidad de reacción ni me lo esperaba. ¿Cómo me voy a esperar que, en ese escenario, que era la entrega de medallas de la final de un Mundial, iba a pasar eso? Mucha alegría y mucha emoción, pero no hice nada para que se llevara a cabo ese acto. Al bajar de la tarima se lo comenté a Alexia Putellas e Irene Paredes. En ese momento estaba en shock por esa celebración. No tuve tiempo de reaccionar. Fueron segundos».

«No fue consentido»

La delantera contradice claramente en su declaración la versión de Rubiales. «No fue consentido. Claramente me sentí no respetada ni como jugadora ni como persona. Pensé que un hecho así iba a acarrear consecuencias. Se me había sometido a algo que yo en ningún momento busqué, no había hecho nada para verme en esa situación», explicaba. Y pasaba a relatar cómo trataron de convencerle. En el vestuario ya comenzaron. «De repente, entra la directora deportiva de la selección y me dice que Rubiales quería hablar conmigo. Salgo y él estaba fuera, y me empieza a decir que se estaba hablando del beso. Yo le dije que sabía cómo había sido y que no había estado bien», contaba. La situación se complicaba. «Empecé a sentirme un poco incómoda viendo que algo más grave estaba pasando. Ahí fui más consciente», decía. El acoso continuaba en el traslado de las futbolistas al aeropuerto. «Para el autobús, se hace un silencio mortal y me dicen desde delante que baje. Pregunté por qué y me dijeron que bajara sin maletas ni la mochila. Me enseñaron un escrito y me dijeron que tenían que enseñarlo porque se estaba liando. Les dije que hicieran lo que quisieran. Yo no lo había escrito. Ni una palabra. Fue la jefa de prensa. Otra vez me estaba sintiendo como que estaba obligada a hacer algo», recordaba.

El viaje en avión a España también fue protagonista. «Ya éramos consciente del ambiente. Ellos estaban reunidos. Su grupo de trabajo. Vimos que algo no iba bien. Yo fui al baño y él (Rubiales) me dijo que fuera. Me dijo que le tenía que ayudar, que tenía que salir con él en un vídeo cuando bajáramos en Doha. Le dije que no y me puse muy nerviosa, me sentía muy incómoda. Me dijo que era muy buena persona y que le ayudara. Le dije que no tenía que salir en ese vídeo porque no había hecho nada. Me dijo que tenía que hacerlo por su dos hijas que estaban llorando en el avión», aseguraba la deportista que desvelaba que Jorge Vilda se desplazó hasta otra zona del aparato para hablar con su hermano. «Estaba dormido y esperó a que se despertara. Intentó que me convencieran para ayudarle», revelaba.

«Estaban usando a mi familia»

Como Jenni seguía convencida de no cambiar su versión de los hechos, la historia le persiguió hasta Ibiza. «Según llegué, el director de márketing me pasa por teléfono con el responsable de Integridad de la Federación. Me comenta que tengo que hacer un zoom inmediatamente y que solo tengo que decir la verdad de lo que había pasado y que el beso había sido una tontería. Le pregunto a ver si estaba obligada y me dice que sí, que era el protocolo. Le dije que tenía que consultarlo con mi agente», relataba. La joven evitó el encuentro y otro directivo se desplazó hasta la isla para presionar a su mejor amiga que le acompañaba en el periplo. «Viene el acoso a mi amiga», exponía. Según Jenni, Albert Luque se presentó en Ibiza. «Le dije que no iba a bajar. Llegó y mi amiga estuvo hablando con él. Llegaba a un punto en que me enfadaba con mi amiga. Estaban usando a mi familia delante de mí. Me dijo que él me había hecho muchos favores. Solo me había dado alguna invitación para una fiesta», testificaba.

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Tras una declaración ante la fiscal de 45 minutos, Hermoso se vino abajo cuando recordaba lo acontecido. «A mí nadie me protegía, me pedían que les protegiera a ellos. Quieren que dé la cara por algo, pero nadie daba la cara por mí. Lo que mi familia y yo hemos tenido que vivir durante estos días… No poder salir de casa porque me perseguían los fotógrafos. Creo que no me merezco esto. Me tuve que ir de Madrid para no tener esa presión», expresaba antes de romperse entre lágrimas.

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