iñigo agiriano
Lunes, 10 de octubre 2022, 18:13
Frente al Everton, volvió a tocarle un sitio en el banquillo. Es probable que Cristiano Ronaldo lo esperara después de haber sido titular ante el Omonia en Europa League, pero seguro que ello no menguó su decepción Además, Erik Ten-Hag había dejado a Sancho ... fuera del once y colocado a Rashford en banda, lo que dejaba libre el puesto de delantero centro. El elegido, sin embargo, fue Anthony Martial y a Cristiano se vio de nuevo obligado rumiar su decepción, una más esta temporada.
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Al filo del descanso, Casemiro protagonizó una acción que resume todo lo que es el jugador brasileño. Primero perdió la pelota con un pase horrible, luego la recuperó con un 'tackle' académico y por último filtró un bello balón hacia la carrera de Cristiano. Si los fantasmas de su último encuentro, donde falló una ocasión clamorosa, se le aparecieron, no lo reflejó. Batió a Pickford con un disparo seco con la izquierda, poniendo a su equipo en ventaja y llegando a la asombrosa cifra de 700 goles en su carrera. En su celebración no tuvimos el habitual gesto del portugués, pero él y el brasileño Antony realizaron un festejo conjunto, con ambos con los ojos cerrados, y las manos entrelazadas en el pecho, como si meditasen. Se trata del primer tanto de Cristiano en la Premier esta temporada y su segundo en todas las competiciones. No marcaba en la competición doméstica desde el 2 de mayo ante el Brentford, una eternidad para un jugador de su talla.
No está siendo un año fácil para Cristiano, que ha tenido que resignarse al rol de delantero suplente. Cuando salía no lograba ser decisivo y el juego de este United, que en ocasiones opta por defender cerca de su portería y contragolpear, no beneficia en absoluto al luso, que, a pesar de su obsesión por mantenerse en forma, es un humano, al fin y al cabo, y los 37 años le pesan como a los demás. Sus tres últimos encuentros habían exacerbado las críticas hacia el portugués. Primero perdió contra España la posibilidad de acceder a la fase final de la Nations League, en un encuentro en el que falló ocasiones claras. Después llegó el ridículo en el derbi de Manchester, que no fue, desde luego, culpa suya, pero que a buen seguro hirió el orgullo de un jugador tan competitivo como él. Por último, entre semana fue titular en la Europa League, y aunque su equipo ganó, Cristiano no marcó, y fallo una clara ocasión, de esas que antaño jamás hubiera perdonado.
Es cierto que Cristiano no es el que era. Ha perdido su explosividad, lo que hacía de él un jugador tan decisivo, pero su olfato goleador sigue intacto. Pero la temporada pasada, en la que Messi marcó tan solo once goles, muchos aventuraron el principio del fin para la carrera del argentino, y sin embargo, esta campaña estamos viendo de nuevo a un Messi decisivo, al nivel de sus últimas años en el Barcelona. Todo lo contrario ha sucedido con Cristiano, que recibió muchos elogios la temporada pasada por sus goles y ha sido criticada con dureza en la presente campaña. Es evidente que ni uno ni otro volverán nunca a ser los jugadores que fueron. El tiempo avanza inexorable incluso para dos futbolistas como ellos, que han combatido el paso de los años de forma admirable.
Pero la inquina vertida en las críticas hacia ambos solo se explica por la enorme cantidad de rivales a los que amargaron cada año con sus goles. Posiblemente este tanto sirva para reactivar mentalmente a Cristiano y pueda volver a ser decisivo en este United, que desde luego no puede permitirse prescindir de la eficacia de un jugador así.
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Aunque muchos lo estén deseando todavía es pronto para jubilar a Cristiano Ronaldo.
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