Se esperaba una fiesta en el Reale Arena pero tras una agonía de 120 minutos y lanzamientos de penalti, la única celebración fue la de los 500 aficionados de un Mallorca valiente, atrevido y convencido de su idea que convirtió el sueño copero de la ... Real Sociedad en una pesadilla. La supuesta cenicienta de las semifinales salió respondona, tiró de orgullo en el partido de vuelta tras salvar los muebles en la ida gracias al desacierto de Sadiq y anoche, apoyado en un gran planteamiento de Javier Aguirre y en el acierto de su guardameta Greif al parar un penalti a Brais en el primer tiempo y otro decisivo en la tanda final a Oyarzabal, el Mallorca regresó a una final de Copa 21 años después.
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Por el camino, exhausta y muy tocada en su ánimo, queda una Real Sociedad que evidenció no atravesar un buen momento y a la que no salvó el empeño y la voluntad que puso en la segunda parte, cuando con el marcador en contra realizó un ejercicio de voluntarismo que le llevó a creer que era capaz de estar en la final del día 6 de abril en Sevilla. Pero tras fallar sus mejores ocasiones, en especial en la primera mitad de la prórroga, el billete para La Cartuja se repartió en el cara y cruz de los penaltis, donde el Mallorca encontró el premio a su apuesta en San Sebastián.
Real Sociedad
Remiro, Traoré, Zubeldia, Le Normand, Javi Galán (Tierney, min. 91), Brais Méndez (Turrientes, min. 79), Zubimendi, Merino (Olasagasti, min. 104), Kubo (Sadiq, min. 104), André Silva (Becker, min. 46) y Zakharyan (Oyarzabal. min. 63).
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Mallorca
Greif, Gio González, Valjent, Raíllo, Copete, Jaume Costa (Lato, min. 99), Antonio Sánchez (Morlanes, min. 72), Samu Costa (Mascarell, min. 106), Dani Rodríguez (Darder, min. 99), Abdón Prats (Muriqi, min. 62) y Larin (Radonjic, min. 106).
Goles: 0-1: min. 50, Gio González. 1-1: min. 71, Oyarzabal.
Penaltis: 0-0: Oyarzabal, para Greif. 0-1: Muriqi. 1-1: Turrientes. 1-2: Morlanes. 2-2: Olasagasti. 2-3: Mascarell. 3-3: Zubimendi. 3-4: Radonjic. 4-4: Becker. 4-5: Darder.
Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Copete, Jaume Costa, Muriqi y Le Normand.
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey disputado en Anoeta ante 35.781 espectadores.
El de anoche era el tercer encuentro entre ambos equipos en menos de un mes -los dos de Copa más el de la Liga- el conocimiento se suponía tan detallado que sorprendió el golpe de efecto de Javier Aguirre con su planteamiento. El Vasco ganó la partida a Imanol con una defensa de tres centrales, un centro del campo físico y pegajoso que iba a buscar siempre a los futbolistas más creativos de la Real como Merino, Zubimendi y Brais, y una presión adelantada que pronto reflejó una notable incomodidad en una Real que a día de hoy tampoco anda sobrada de ideas. Así las cosas, el Mallorca llevó el encuentro a su terreno, a una lucha física donde se peleaba el balón en cada parcela de terreno y donde la Real tenía varios problemas. Por un lado estaba muy lejos de la portería balear, por otro su principal recurso para superar la línea de presión eran los lanzamientos en largo de Remiro y para finalizar, el Mallorca le obligaba a un sinfín de errores en la salida de balón.
Brais falla un penalti
De hecho, el primer tiempo se saldó sin más ocasiones que un remate lejano de Abdon hasta que al filo del descanso Raíllo cometió un penalti absurdo al defender con el brazo extendido dentro del área. Pero la Real estaba en versión negativa, donde no le salía nada, y Brais Méndez desaprovechó una de esas ocasiones que cambian un partido tan complicado. El gallego lanzó al centro, mal, y el guardameta Greif despejó para mantener en pie al Mallorca de cara a la segunda parte.
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Si la Real había cerrado mal el primer tiempo, lo empezó mucho peor. Un desajuste defensivo a los cinco minutos de la reanudación permitió a Gio superar a Remiro de un cabezazo colocado. Anoeta quedó congelado y a la Real le rodearon los fantasmas de la eliminación, así que Imanol echó mano del alma de este equipo, un Mikel Oyarzabal todavía renqueante pero que es todo un estímulo para sus compañeros. Entre su presencia y la de Becker reactivaron el ataque donostiarra, mucho más dinámico y con varias marchas más que en la primera parte. En realidad, a falta de juego e ideas, a la Real no le quedaba otra que poner toda la pasión posible en cada acción, y así logró regresar al partido gracias, cómo no, a Oyarzabal.
La Real creyó en sus posibilidades y cargó con el peso del partido hasta el último segundo, al que llegó fundida. Y en los penaltis, el fallo del capitán fue decisivo para el premio del Mallorca.
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