peru olazabal
Miércoles, 19 de octubre 2022, 01:03
El humilde barrio de San Juan nunca hubiera pensado que iba a llegar este día. Porque si su equipo que milita en División de Honor gana esta noche al Autol riojano se enfrentará en Copa del Rey a un conjunto de ¡Primera División! Un sueño, ... una hazaña al alcance de un grupo de futbolistas que no cobran un euro, que se ganan la vida en sus respectivos trabajos y que hoy han tenido que pedir permiso a sus jefes para disputar el duelo que puede abrirles las puertas del encuentro de sus vidas. Lejos, muy lejos de lo que sucede en el fútbol profesional, la plantilla del Dínamo está formada por soldadores, mecánicos, maquinistas, profesores, ingenieros, montadores eléctricos, delineantes, funcionarios y también media docena de estudiantes...
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Todos sueñan con enfrentarse al Athletic o tratar de cortar los pases de Griezmann o las cabalgadas de Morata, y para lograrlo deben superar la eliminatoria que esta noche les enfrenta al Autol en el campo de La Manzaneda, que registrará un lleno absoluto, con cerca de 600 aficionados del Dínamo en las gradas.
La realidad de los futbolistas del club de San Juan es el vivo reflejo del carácter y los valores del club. Desde la humildad, el sacrificio es innegociable. Muchos de ellos llegan justos a entrenar durante la semana. Lo hacen con el uniforme del trabajo o cansados después de una jornada laboral en un trabajo «muy físico», pero el ambiente familiar que se respira por el campo y sus alrededores les compensa todo el esfuerzo. «Es de valorar que, sin ninguna recompensa económica, vengan todos a entrenar después de partirse el lomo a trabajar», agradece el presidente, Álex Díaz. Erik Tajada, Unai Hernández o Eder González son solo algunos ejemplos de cómo es el día a día de una plantilla que está ante la mayor oportunidad futbolística de sus carreras.
Erik Tajada es maquinista. Trabaja para una empresa de logística y transporte, encargándose de cargar distintos materiales en camiones. Ese es su desempeño desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, con una hora de descanso de por medio. A pesar del desgaste físico que ello conlleva, todos los lunes, miércoles y jueves sube a San Juan para entrenar. «Lo hago por el amor que tengo al fútbol, al club y a sus valores», reconoce.
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El delantero es de Mamariga y su madre de San Juan. Son muchos los lazos que le unen al club y él responde a base de goles en el terreno de juego. Ahora tratará de anotar el de la victoria frente al Autol para «cumplir el sueño de todos».
Otro de los jugadores, Unai Hernández, admite que se encuentra «tocado moralmente». No podrá jugar este encuentro por una luxación en la clavícula que sufrió en el partido del pasado sábado. «Un palo muy gordo», confiesa el defensor, que fue uno de los pilares del equipo la campaña pasada. También es natural del barrio santurtziarra de Mamariga y otro ejemplo del carácter luchador del Dinamo. Es mecánico en un taller de Bilbao. Durante el día se dedica a arreglar coches y luego va a entrenar. «Hay algunos días que llego reventado a entrenar, pero el Dinamo es eso; sacrificio», señala.
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Pero en momentos como los que está viviendo el club de San Juan es cuando ese esfuerzo diario da sus frutos. «Nosotros, que llegamos justos de trabajar a entrenar y nos levantamos a las siete de la mañana el siguiente día, ahora podemos enfrentarnos contra gente que se dedica al fútbol todo el día», fantasea.
Otro caso distinto es el de Eder González. Un soldador que cada semana tiene un turno distinto: mañana, tarde y noche. Por lo tanto, cuando le toca trabajar a la tarde, no puede entrenar con el resto de sus compañeros. Sin embargo, el club y el jugador han puesto solución a esta circunstancia. Cuando eso ocurre, ocasionalmente sube a entrenar a las mañanas al campo y un directivo le abre la puerta para que realice en solitario los ejercicios que le planifica el técnico. «A mí lo que me gusta es estar con el grupo, echarme unas risas y disfrutar el fútbol con ellos, pero es lo que toca», reconoce.
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Sus circunstancias laborales han hecho que en ocasiones le haya tocado trabajar la noche anterior a algún partido y dormir muy pocas horas antes de calzarse las botas. Pero todo esfuerzo es poco para la plantilla del Dínamo, que esta noche puede cumplir un sueño que hasta hace muy poco era inimaginable.
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