Gernika (0)-Unionistas (2)

La Copa se evapora en tres minutos

Los charros llegaban en horas bajas tras tres jornadas sin marcar en liga, mientras que los blanquinegros estaban invictos, pero en un duelo a cara o cruz quedó claro que supieron manejarse mejor. Tuvieron la paciencia suficiente para madurar al equipo rival y recuperaron su instinto goleador en el momento precioso para desarmar el sólido entramado que había planteado el conjunto dirigido por el técnico local, Germán Beltrán, en la primera mitad.

El entrenador optó por una mezcla de jugadores habituales y suplentes para medirse a los salmantinos, que consiguieron maniatar a sus rivales de inicio. Los charros apostaron por acumular hombres en el centro del campo para anular la capacidad de creación gernikarra y se pudo presenciar una bonita lucha que no tuvo ganador.

El Gernika controló bien las acometidas por banda del Unionistas y tampoco tuvo excesivas dificultades en defensa. Pero le faltó verticalidad y mordiente en ataque. No encontraron la fórmula para combinar con éxito en los metros finales, y por ahí se fueron una gran parte de sus opciones.

Tras los minutos de tanteo obligatorios para ver por lo que apostaban los entrenados por Daniel Ponz, llevaron la iniciativa del juego. El árbitro anuló un gol en claro fuera de juego de Yvaylov poco antes de que se cumpliera el cuarto de hora, que supuso el primer aviso de los visitantes. Fue a partir de entonces cuando los salmantinos comenzaron a estirarse algo más y tuvieron otra par de ocasiones claras en disparos que se fueron fuera. El balance ofensivo de los de la villa foral se redujo a un tiro de Vieites ajustado al palo y un remate de cabeza de Arruabarreba a la salida de un córner que no encontró su objetivo.

Cambia el panorama

Tras la reanudación el panorama cambió completamente. El Gernika sabía que los salmantinos iban a incrementar su ritmo desde los primeros minutos, pero no pudieron contener su mejor juego. Un poco más tarde que el balón echara a rodar, un balón largo mal defendido provocó que Agirrezabala cometiera penalti sobre Planas.

Magunazelaia, que tuvo una buena actuación a pesar de encajar un par de tantos, sacó del apuro a los suyos al adivinar el disparo de Fernández. El primer aviso fue serio y marcó el camino de la segunda parte. El Unionista comenzó a elaborar con más criterio después de que su medular agobiara a los jugadores del Gernika y recuperara balones, y el portero local tuvo que emplearse a fondo para mantener su puerta a cero en otro par de ocasiones.

Pero los charros insistieron conscientes de que estaban en el buen camino y, mediado el segundo periodo, Losada remató solo en el segundo palo un balón peinado por un compañero. El gol fue un jarro de agua demasiado fría para los gernikarras que no tuvieron tiempo para recomponerse. El segundo tanto llegó tres minutos después en un contra perfecta de los visitantes que Planas ejecutó a la perfección.

El gol dejó en shock a los blanquinegros. Todo el buen trabajo realizado hasta entonces se fue por la borda en un abrir y cerrar de ojos.

Y con el Gernika bastante tocado, el Unionistas dispuso de otro par de buenas ocasiones para cerrar definitivamente el encuentro. Magunazelaia volvió a impedirlo y dejó abierta una mínima esperanza para los locales. Sin embargo, los visitantes supieron moverse bastante mejor en este panorama. Retrasaron sus líneas para templar el partido con una buena capacidad de contención y no tuvieron muchos problemas para evitarse problemas.

Los blanquinegros intentaron apurar sus opciones pero pecaron de precipitación. La ansiedad les pudo y no encontraron resquicios ante la buena presión de sus rivales. Un par de disparos sueltos desde fuera del área fueron la única solución, y resultó insuficiente. Los charros, conscientes de que tenían la victoria en su mano, dejaron que pasaran los minutos y lo celebraron con una afición fiel ruidosa que fue la que puso el ambiente en Urbieta.