«El club controla todo lo que hacemos los jugadores»

Jon Ander Serantes agradece la cautela cuando mira para atrás. El Avispa Fukuoka, de la Segunda japonesa en la que milita este portero baracaldés, solo ha jugado un partido de Liga. Fue el pasado 23 de febrero. Era el derbi de la ciudad, de 1,5 millones de habitantes situada en Kyushu, la tercera isla más grande del país, ubicada al sur del archipiélago. «Éramos visitantes. Ganamos 0-1 en el campo del Giravanz Kitakyushu». Al vizcaíno se le quedó una imagen grabada. «En las gradas habría unas 25.000 personas. La gran mayoría de ellas portaban mascarillas». No solo en las tribunas. «El club nos hizo colocarnos mascarillas en el autobús que nos trasladó al estadio». Ese mismo día Mendizorroza se llenó para ver el triunfo del Alavés ante el Athletic. Nadie, ni en las gradas ni en los vestuarios, se protegió contra el virus.

El club nipón, que se marca como objetivo el ascenso, ya puso barrera al coronavirus desde la pretemporada. «Aquí se toman medidas desde que comenzamos a entrenar en enero». El Avispa Fukuoka fue muy estricto. «Nos prohibieron acercarnos a los aficionados, hacernos fotos con ellos, tocarles siquiera». Todo estaba bajo control. «Los entrenamientos fueron a puerta cerrada. Pasamos a comer en mesas de dos en la ciudad deportiva y a tener geles desinfectantes cada cinco metros», relata Serantes.

Japón tiene 47 prefecturas. Siete, entre ellas Fukuoka, se encuentran en estado de alerta, pero allí el confinamiento no es tan estricto como en España. «Aquí anda más gente por la calle. Han recomendado quedarse en casa, pero no pueden obligar como sucede allí. El japonés es respetuoso y obediente para todo. Nadie cruza un semáforo en rojo, nadie tira un papel al suelo, pero aquí la cultura del trabajo es obsesiva y no hay ayudas del Estado. Solo dos mascarillas de tela que se aportan por familia. El hecho de que mucha gente esté obligada a ir a trabajar explica que se vea más gente que allí por la calle», explica el portero.

El Avispa no quiere correr riesgos. «Han suspendido los entrenamientos 15 días. Es el club el que nos obliga a quedarnos en casa. Solo piso la calle cuando salgo a correr una hora a la mañana temprano».

El club ha establecido un protocolo muy estricto que sus jugadores deben seguir a rajatabla. La meta es que ninguno resulte contagiado. El Avispa ha entregado a sus futbolistas una aplicación a la que deben transmitir información detallada sobre muchos aspectos de su vida diaria. Tienen que indicar su temperatura por la mañana y por la noche, si sufren tos, si les duele la cabeza... Y lo mismo de las personas que viven con ellos, en este caso su pareja. Pero el control va más allá. «Tienes que decir lo que comes, los ejercicios que has hecho, dónde vas si sales a la calle. Es una cosa curiosa, pero que está bien para detectar casos».

Serantes comparte vestuario con otros dos españoles, Juanma Delgado, delantero que jugó en el Alavés en su último ascenso a Segunda A, y Carlos Gutiérrez, fichado de Numancia, pero gravemente lesionado y que está en España. «Nos han aplazado tres o cuatro veces el retorno. Se supone que será en junio». La situación no es tan crítica como en la Liga española. Allí la campaña se extiende de febrero a noviembre. Hay tiempo para recuperar los partidos perdidos. Sin embargo, la Japan League ya ha tomado medidas. En Segunda se suspenden los play-offs de ascenso, sólo se subirá de forma directa y no habrá descensos.