Alain Mateos
Domingo, 12 de mayo 2024, 15:11
Una de las anécdotas que deja la fiesta del Real Madrid en Cibeles es, sin duda, el momento en el que Camavinga pisa excrementos de caballo. El centrocampista francés bajó de la pasarela que rodeaba la fuente de la Cibeles y se dirigía al gentío ... con el puño en alto para alentarles cuando, de repente, piso unas cuantas heces que se acumulaban en la carretera.
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Se dio cuenta enseguida y rápidamente echó la vista a su zapato con la esperanza de que se hubiese manchado lo mínimo posible. Pero detrás suyo tenía a Antonio Rudiger muerto de la risa por lo que le había sucedido a su compañero. El alemán presenció toda la escena. Iba detrás de Camavinga cuando este se fue a alentar a los fans y pisó los excrementos que los caballos de la Policía Nacional dejaron a su paso.
A la mofa de Rudiger se unió Militao, que tampoco pudo evitar la risa floja. Para fortuna de Camavinga, la fiesta había concluido. Los jugadores volvieron a montarse en el autobús descapotable con el que recorrieron las principales arterias del centro de Madrid y se dirigieron a Valdebebas, donde tenían sus vehículos aparcados.
Dicen que cuando alguien pisa un excremento sin querer, le da suerte. En veinte días Camavinga podrá comprobar si la mala suerte que ha tenido hoy se traduce en su primera Copa de Europa.
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