Las 10 broncas más sonadas entre entrenadores y jugadores de fútbol

Aunque el técnico y el jugador han tratado de rebajar la tensión, la Prensa británica ha estallado contra el portero. Tanto por sublevarse ante Sarri -el entrenador está en la cuerda floja por los malos resultados encadenados-, como por el 'feo' que hizo a su compañero Willy Caballero. El cancerbero argentino estaba ya preparado en la banda para salir al campo cuando Arrizabalaga se negó a abandonar el campo. Un gesto que se produjo cuando el cuarto árbitro ya había anunciado el cambio en la banda.

El episodio de Kepa es el último de una larga lista. Aquí van diez de las broncas más sonadas y que se vieron en público en entrenamientos o partidos. Nadie dijo que la relación entre jugadores y entrenadores fuera fácil.

Corría la temporada 2001/2002 y el Deportivo tenía un superequipo en el que compartían vestuario internacionales como el centrocampista brasileño Mauro Silva y el delantero holandés Roy Makaay. Aquel año el equipo gallego pelearía por la Liga con el Valencia. Quedó segundo por delante del Real Madrid. La tranquilidad de la plantilla se vio alterada en mayo, en la recta final de la competición. Durante un entrenamiento que presenciaba poco más de un centenar de aficionados en la ciudad deportiva de los blanquiazules, el brasileño Djalminha, un genio dentro del campo que fuera de él destacaba por su mal carácter, se enfrentó al técnico vizcaíno hasta el punto de lanzarle un leve cabezazo, que captaron las cámaras de televisión que seguían la sesión.

Todo comenzó durante un partidillo al final de la jornada matinal. El segundo entrenador, que hacía de árbitro, pitó un penalti sobre Makaay que encendió los ánimos de Djalminha. El brasileño protestó por una acción anterior no señalada y durante un buen rato impidió el lanzamiento de la pena máxima. Tras varios minutos de gritos entre unos y otros, terció Irureta. «¡Vale ya Djalma, vale ya!», soltó el exjugador rojiblanco que como técnico dio un título de Liga a los gallegos. Pero el jugador no le quiso escuchar y siguió con las protestas. «¡Vete a la caseta! ¡A la caseta!», ordenó finalmente Irureta.

Djalmiha se acercó al técnico, se le encaró y ambos juntaron sus cabezas. Fue entonces cuando el jugador hizo el ademán de lanzar un cabezazo que simplemente rozó a Irureta.

Tres de diciembre de 2000. Luis Aragonés dirige al Mallorca. Como delantero tiene a Samuel Eto'o, un prometedor jugador de 19 años que el Real Madrid ha cedido al club balear para que coja minutos y experiencia. En La Romareda, corría el minuto 69 cuando el técnico ordena sustituir al camerunés, que no se lo toma nada bien. El jugador llega al banquillo, lanza al suelo la chaqueta, tira una botella de agua y suelta un «siempre cambias a los mismos». Un frase que dispara la reacción de Aragonés, que entre gritos se lanza a por el jugador, le agarra de la pechera y está apunto de darle un cabezazo. «Conmigo no, ¿se entera? Míreme a la cara», le suelta el técnico. Ambos se harían después grandes amigos tras protagonizar una de las mejores temporadas del Mallorca. Eto'o reconoció que le consideraba «un padre».

El entrenador de Hortaleza, ya fallecido, también las tuvo con un campeón del mundo como Romario. Liga 96/97, ambos coinciden en el Valencia. A Aragonés nunca le había gustado el delantero brasileño, pero desde el inicio de la temporada los roces se acrecentaron. El técnico no estaba contento con su rendimiento. Veía desmotivado a un delantero que acababa de ganar el Mundial de Estados Unidos. En un entrenamiento, Aragonés llamó a Romario para tener una charla aparte. Eso sí, cerca de las cámaras de televisión que escucharon la conversación. «Míreme a los ojitos», le soltó el entrenador, que le afeaba su falta de intensidad en los entrenamientos. Aquello acabó en divorcio después de que el delantero, semanas más tarde y en privado, soltara la frase «o él o yo». Romario acabó marchándose cedido al Flamengo.

River Plate se jugaba el Torneo Apertura de 1996. Partido contra el Racing de Avellaneda en el Monumental. El portero Roberto Bonano, que jugaría en Barça y Alavés, es expulsado y el entrenador Ramón Díaz ordena un cambio. Decide sacar del campo al 'Burrito' Ortega, quien jugaría en el Valencia, para meter al segundo guardameta, que no era otro que el 'Mono' Burgos. El jugador, con unos aspavientos muy similares a los de Kepa, se niega a abandonar el campo. Tras unos minutos de incertidumbre un compañero, que llevaba buena parte del encuentro con molestias se acercó a la banda y fue sustituido. El 'Burrito' Ortega marcaría un gol en aquel partido y River se llevó la victoria.

Mario Balotelli pasa por ser unos de los jugadores con mejores cualidades y peor cabeza. Iba para estrella mundial y se quedó por el camino. Una forma de ser que acabó por sacar de quicio a Roberto Mancini cuando le dirigió en el Manchester City en la temporada 2012/13. «Si hubiera sido su compañero le hubiera pegado en la cabeza todos los días», llegó a confesar el técnico. Las imágenes más brutales entre ambos se vieron durante un entrenamiento cuando Mancini agarró al delantero del peto y, entre empujones, le mandó a la caseta. Todo por una fea entrada a un compañero. El club le multó con 400.000 euros, lo que venía a ser dos semanas de su sueldo.

Era la primera temporada de Guardiola en el Barcelona y el técnico de Santpedor llegaba con una lista negra. No quería en el vestuario ni a Ronaldinho, ni al portugués Deco, ni al camerunés. Porque consideraba que su vida disoluta y su falta de implicación afectaban al resto del grupo, en el que ya asomaba Messi, al que el entrenador quería dar todos los galones. Los dos primeros abandonarían la entidad. Eto'o se quedaría y rindió a buen nivel. Aunque las broncas entre ambos se sucedieron. Se les vio gritarse en entrenamientos y partidos. Uno de los choques más sonados se produjo en un partido de Liga ante el Betis. El entrenador ordenaba desde la banda al camerunés que se dejara caer por la banda derecha. Los azulgrana perdían por 2 a 1. Eto'o desobedeció las órdenes de su técnico. Logró el gol del empate y se lanzó a la carrera hacia el banquillo. «¡Te lo he dicho! ¡Te lo he dicho!», le espetó el delantero.

Uno de los episodios más bochornosos que se recuerdan en la Serie A italiana. Temporada 2011/12. El técnico de la Fiorentina, Delio Rossi ordena la sustitución del serbio Adem Ljajic. El equipo estaba al borde del descenso en el tramo final de la competición. Tensión máxima, nervios desatados. El jugador no se tomó a buenas el cambio y al pasar junto al entrenador le soltó: «Eres más retrasado que tu hijo». Rossi, que tiene un hijo con discapacidad, se lanzó a por el jugador y le agarró por el cuello. Les separaron los compañeros, mientras el juego seguía. Lo peor de todo fue la reacción del club. Primero aseguró que el serbio le había dicho «ojalá nos vayamos a la Serie B y te acaben echando». Después le despidió. Para más inri un juez le inhabilitó durante tres meses y no pudo trabajar hasta la siguiente campaña.

Eduardo 'Toto' Berizzo protagonizó uno de los altercados recientes más sonoros. Era entrenador del Celta en la 2016/17 y su enfrentamiento con el chileno Orellana, quien debía ser una de las estrellas del equipo. La relación entre ambos no comenzó bien, pero empeoró tras el parón de navidades. El extremo se quejó de pocas vacaciones -tuvieron libre del 23 al 30 de diciembre- y a su vuelta alegó estar lesionado. Cuando los médicos le dieron el alta, argumentó que no estaba «en condiciones psicológicas» para jugar. La respuesta del argentino no se hizo esperar. Berizzo aseguró en rueda de prensa que no iba a volver a alinearle hasta que ambos mantuvieran una reunión privada. Lo intentó tras un entrenamiento cuando pidió a uno de sus colaboradores, Roberto Bonano, que le pidiera a Orellana que fuera a su despacho. «¡Que se vaya a cagar. Yo no voy», contestó el jugador, que nunca más volvió a saltar al césped con el Celta.

Era una relación de amor-odio entre Paco Jémez, entrenador del Rayo Vallecano, y Lass Bangoura, delantero guineano. El jugador alcanzó con el técnico su mejor momento de forma. Se conocieron en 2012 y todo les sonreía. Todo empezó a torcerse en la temporada 2013/14 y acabó por romperse en octubre de 2015. Primero le expulsó de un entrenamiento. Luego, en un partido un 2 de diciembre, le sustituyó en el minuto 69. Jugaban ante el Getafe. No se sabe lo que el jugador le dijo, pero en las imágenes de televisión se pudo ver cómo ambos se encaraban y solo la mediación de jugadores y cuerpo técnico evitó que ambos llegaran a las manos.

La trayectoria de Paolo Di Canio ha sido polémica tanto de jugador como de entrenador. Sus simpatías por el fascismo y por Mussolini -llegó a hacer el saludo con el brazo en alto- fueron bien conocidas. Luego como técnico del Swindon Town llegaría a darse de puñetazos con un jugador en los vestuarios. La pelea fue con Leon Clarke al que había sustituido en la derrota de su equipo ante el Southampton.