Los incidentes ocurridos en el partido entre el Lakua y el Indautxu de Liga Vasca Juvenil no fueron los únicos acaecidos en el fútbol alavés durante el fin de semana. En Araia, el árbitro se vio obligado a parar en el minuto 80 el encuentro Alipendi-Urgatzi de División de Honor por la alta tensión que rodeaba el duelo y, ya encerrado en el vestuario, tuvo que requerir la presencia policial para evitar que los sucesos pasaran a mayores.
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El colegiado frenó el juego a diez minutos de que se cumpliera el tiempo reglamentario; de acuerdo al protocolo arbitral que contempla la Federación Alavesa de Fútbol en estos casos, que trata de impedir un escenario más problemático. Una medida preventiva. La decisión no terminó de rebajar unos ánimos caldeados, por lo que, encerrados en los vestuarios del campo de Araia, los árbitros llamaron a la Ertzaintza, que se presentó en la localidad alavesa.
En el barrio vitoriano de Lakua los incidentes fueron más graves, ya que la situación requirió de la presencia de un nutrido grupo de efectivos policiales. De hecho, acudieron seis dotaciones de la Ertzaintza y dos de la Policía Local de Vitoria. En Araia no se produjeron altercados.
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