El show de Ancelotti en la celebración de la Liga: se fuma un puro, baila una conga y canta el himno a capela

La fiesta de los jugadores blancos con la Liga número 36, entregada esa misma mañana a puerta cerrada en Valdebebas por el presidente de la FEF Pedro Rocha, comenzó con la visita institucional a la sede de la Comunidad de Madrid. La presidenta Díaz Ayuso, madridista confesa, lució orgullosa una camiseta del equipo con el uno a la espalda e hizo hincapié en que «el Madrid es un símbolo del triunfo sin complejos».

Después del protocolario acto con la presidenta Isabel Díaz Ayuso, los jugadores y el técnico salieron al balcón de la Real Casa de Correos para mostrar el trofeo de campeones a sus fans congregados en la Puerta del Sol y celebrar el título de Liga. Allí esperaban decenas de miles de personas que abarrotaban la mítica plaza madrileña. Se produjeron unos cuantos discursos y Modric fue el más ovacionado, en un caluroso aplauso que sonó a agradecimiento por los servicios prestados durante más de una década.

La rúa de los campeones continuaba su camino. Y la siguiente y última parada protocolaria era el Ayuntamiento. Almeida, a diferencia de Ayuso, no se puso la camiseta. Él es colchonero. Pero sí supo agradecer al Real Madrid ser «el mejor embajador» de la ciudad, y les citó para el día 2 de junio con la Decimoquinta. Después salieron al balcón y Ancelotti cantó a capela el himno del Real Madrid. Otra tradición que no se pierde en el club blanco.

Los jugadores querían fiesta y pasada la una de la tarde llegaron a Cibeles en un autobús descapotable que lucía la inscripción de campeones y 36. Esperaban, según previsión de la delegación del Gobierno, más de 200.000 personas. Camino a la mítica fuente se produjo la foto del puro de Ancelotti y ya en la plaza se vivieron emotivos momentos para el madridismo cuando los jugadores se arrancaron a cantar con los aficionados. Tchouameni, Camavinga, Nacho... Y, por supuesto, Ancelotti.

El preparador italiano fue uno de los que más feliz estuvo en Cibeles. Agarró el micrófono y pidió cumplir un deseo: «Quiero bailar con Camavinga». Los jugadores se echaron a reír y cuando los dos protagonistas se marcaron un divertido baile, el resto se unió en una conga dando la vuelta a Cibeles. La fiesta del madridistamo era total.

La celebración de la Liga 36 concluyó con una foto histórica y, a la vez, de despedida. Nacho vistió a la diosa con una bufanda y bandera del Real Madrid y ofreció la copa a la afición acompañado de Carvajal, Luka Modric y Toni Kroos. Especialmente emotiva fue la presencia de estos dos últimos. El croata apunta a que se marcha a final de temporada junto al capitán Nacho y sobre el alemán crece el pesimismo en el club blanco sobre una posible retirada tras la Eurocopa. Junto a la diosa solo acostumbra a subir el capitán blanco, pero esta vez, Nacho quiso regalarle el momento a tres de sus compañeros en una imagen que sonó a despedida.