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Si el Real Madrid buscaba un bálsamo en el Mundial de Clubes por ahora no lo ha terminado de encontrar, al menos en cuanto a sensaciones. Lo abultado del resultado ante un buen Al-Ahly resultó engañoso, pues el campeón de Europa golpeó al final ... pero sufrió durante la práctica totalidad del partido para cumplir con el guion previsto. Evitó un revolcón de enormes dimensiones que por momentos pareció posible y logró la clasificación para la final del torneo.
Las mejores noticias de su triunfo fueron el retorno goleador de Vinicius y Valverde, dos piezas básicas de capa caída en los últimos partidos por diferentes motivos, el buen nivel de Rodrygo y el estreno realizador del canterano Arribas. La mala, más allá de lo ajustado del duelo hasta el descuento, la personificó Camavinga, hasta ahora una aseada solución de emergencia para el lateral izquierdo que en Rabat hizo aguas, provocando un penalti y permitiendo que el subcampeón africano encontrase por su zona un motivo para soñar con la sorpresa.
Y es que el club más grande de África se hizo respetar pese a las suspicacias que provoca el torneo, plagado de equipos desconocidos para el aficionado europeo. El conjunto egipcio cedió el control de la pelota a su rival. Nada que no se esperase. La cuestión era la capacidad de un mermado Madrid para abrir el cerrojo de su rival y su entereza para protegerse de las contras adversarias.
Al-Ahly
El Shenawy, Hany, Abdelmoneim, Metwalli, Maaloul, Dieng (Fathy. min. 61), Afsha (Kahraba, min. 88), Elsoulia, Elshahat (Taher, min. 75), Sherif (Percy Tau, min. 61) y Abdelkader.
1
-
4
Real Madrid
Lunin, Nacho, Rüdiger, Alaba, Camavinga, Tchouaméni, Modric (Odriozola, min. 95), Kroos (Ceballos, min. 77), Valverde, Rodrygo (Mariano, min. 95) y Vinicius (Arribas, min. 98).
Goles: 0-1: min. 42, Vinicius. 0-2: min. 47, Valverde. 1-2: min. 65, Maaloul, de penalti. 1-3: min. 93, Rodrygo. 1-4: min. 98, Arribas.
Árbitro: Andrés Matías Matonte (Uruguay). Amonestó a Abdelmoneim y Tchouaméni.
Incidencias: Segunda semifinal del Mundial de Clubes disputada en el Estadio Príncipe Moulay Abdellah de Rabat.
Con dos líneas defensivas muy juntas y un ingente esfuerzo defensivo, el equipo cairota obligó al Madrid a combinar sin espacios, con Rodrygo en posiciones demasiado alejadas del área. Prometía atasco el partido, sin más opción que un cabezazo muy centrado de Rüdiger. Tampoco es que se estirase mucho el equipo africano, pero un error de Camavinga a la hora de tirar el fuera de juego -cosas de defensa improvisado- dio a Sherif la opción de avisar con un disparo alto.
No encontraba el Madrid la vía de acceso al área rival, con Vinicius atado en corto y sin los espacios que necesita para desplegar su electricidad. Además, el segundo aviso egipcio, a través del testarazo de Abdelmonem, no ayudó a mejorar las espesas sensaciones madridistas.
Respiró el representante del Viejo Continente en un par de chispazos de Vinicius, que sin ángulo remató desviado, y de Rodrygo, que robó con inteligencia, regateó en una baldosa y la picó hábilmente sobre El Shenawy para toparse con la madera. Sin embargo, el costado izquierdo defensivo era un vía de agua importante, lastrado por las dudas de Camavinga lejos de sus dominios habituales.
Ya había recuperado el control mediante la posesión el Madrid, pero sin profundidad, cuando un error de la zaga egipcia abrió al final la puerta del gol para el campeón de Europa. Vinicius estuvo atento al robo en una zona crítica, se plantó ante el portero rival y la picó sin concesión a la duda para adelantar al Madrid. Buscaba el brasileño un oasis de paz ante el ruido que ha rodeado su figura en los últimos días y lo encontró en Marruecos.
La ventaja no solo supuso la tranquilidad al descanso, también desmoronó la loable resistencia egipcia, golpeada seriamente tras la pausa con el segundo tanto blanco, obra de Valverde. El uruguayo culminó con tino una buena acción previa, aderezada por el magnífico pase de Modric y un gran control a la media vuelta de Rodrygo que el paulista emborronó errando ante El Shenawy.
El Madrid se vio en la final y pudo sentenciar el envite en un hipotético penalti sobre Vinicius que el VAR revisó pero ante el que el uruguayo Matonte hizo valer su criterio como árbitro de campo. El caso es que cuando todo parecía bajo control Camavinga evidenció aún más que su aparente adaptación al lateral izquierdo está lejos de ser una solución convincente. Arrolló el francés a Elshahat en el área madridista y Maaloul inyectó emoción a la disputa desde los once metros.
El Madrid vivió al filo de la navaja en el tramo decisivo del partido, ya con el subcampeón de África liberado de cualquier complejo. En un duelo de ida y vuelta, muy abierto, la mínima ventaja hizo contener el aliento al teórico favorito. Ni siquiera el fiable Modric evitó la emoción hasta el descuento, pues erró desde el punto fatídico tras un penalti a Vinicius cobrado por el VAR.
Fue otro ramalazo de calidad entre Ceballos, acertado en el tramo final tras salir desde el banquillo, y Rodrygo, de lo mejor del Madrid, lo que permitió respirar al Madrid ya en el tiempo de añadido. El canterano Arribas rubricó con su estreno goleador un epílogo mucho mejor que el grueso del partido.
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