Democracia deportiva

Ni son las primeras federaciones vascas que dan este paso ni seguramente serán las últimas. Hay que recordar que Euskal Selekzioak participan ya en campeonatos oficiales en deportes como el montañismo, sokatira, boxeo, kayak-surf y pádel, por motivo de formar parte de las respectivas asociaciones internacionales. Y también ha de reseñarse que en otras especialidades han sido ya formuladas solicitudes de integración internacional, como son los casos de pelota vasca, surf, halterofilia o fútbol, pendientes de consumarse o de relanzarse.

¿Pretender es poder? Dicho de otra manera: ¿hay hoy base jurídica para que se materialice esa voluntad de oficialidad internacional de las federaciones vascas que de modo tan claro se vienen pronunciando? Sin ninguna duda que la hay. En el plano internacional, y también en el interno estatal.

El acceso a la representación oficial a nivel internacional corresponde decidirla a las federaciones o asociaciones deportivas de ese nivel que capitalizan la competencia en cada deporte. No a los estados, ni a los gobiernos. Siendo lo anterior innegable, a la hora de aceptar miembros tales entes no pueden incumplir su propia regulación y, dada su condición monopolística, tampoco pueden incurrir en arbitrariedad o discriminación, pues existe una jurisprudencia al respecto por parte del TAS (Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo).

Esas reglas de juego externas las reconoció el propio Tribunal Constitucional, al tiempo de no poder encontrar sobre esta cuestión título competencial en el bloque de constitucionalidad, y tener que acudir al tenor de la ley sectorial vigente en la materia. Por ello precisamente adquiere especial relevancia la modificación legislativa que en favor de la participación internacional oficial de las selecciones autonómicas está a punto de producirse. Por primera vez la legislación española va a contemplar expresamente esa posibilidad cierta.

En tal sentido, reconocida esa última voluntad de los organismos internacionales, es sin duda determinante la posición que adopten las federaciones españolas en el seno de aquéllos. Buen número de las internacionales se acogen a la hora de admitir federaciones territoriales al plácet de la estatal correspondiente, bien por contemplarlo así sus estatutos, bien por ser criterio aplicado en la práctica. De ahí la importancia de lo establecido en la nueva ley española del deporte, que supone la consagración de un derecho para las federaciones autonómicas que cumplan con determinadas condiciones, y el correlativo mandato para las federaciones estatales concernidas, que habrán de facilitar su apoyo conjunto a la integración que se solicite, una vez producido el previo acuerdo con el CSD.

Más allá del procedimiento legal, procede poner en valor la propia manifestación de voluntad de nuestras federaciones, que es tanto como decir de las y los deportistas vascos. Porque su sentir se expresa formalmente dentro de los estamentos y los órganos competentes de las federaciones vascas de las que forman parte. Y a través de ellas los deportistas tienen derecho a optar libremente por participar en las selecciones del país deportivo que les represente. Negar esa posibilidad cercena su proyección profesional, y vulnera la pluralidad y libertad asociativa. Democracia cívica. Democracia deportiva.