Vuelve Perico Delgado y viene el ciclismo virtual, que reúne a 600.000 espectadores en Flandes

Ahora que el ciclismo del presente está confinado en casa y el virus ha suspendido todas la carreras, vuelven del pasado a las pantallas de televisión Miguel Induráin, Perico Delgado y aquellas viejas batallas, que en 'Teledeporte' reúnen por las tardes hasta a cien mil aficionados huérfanos de ciclismo en esta primavera aislada. Y del futuro vienen las clásicas virtuales. El Tour de Flandes logró el pasado domingo sumar 600.000 espectadores en la cadena belga 'Sporza'. «Es frustrante correr subido a un rodillo en tu casa sin el apoyo del público, pero fue divertido y creo que organizar este tipo de eventos digitales es una buena idea para los ciclistas y los patrocinadores en estos tiempos difíciles», declaró Greg van Avermaet, vencedor de este Tour de Flandes virtual. Con el presente congelado, el pasado y el futuro acuden al rescate de los seguidores del ciclismo.

Las horas que vienen tras la comida son para el ciclismo. Esta semana tendría que estar rodando la Vuelta al País Vasco. Roglic, Landa, Bernal... Las cimas de Arrate, Santa Lucía, Ibardin... Pero no. Tampoco el próximo domingo sonarán los tubulares sobre los adoquines de la París-Roubaix. El coronavirus le ha robado la primavera a los aficionados ciclistas, que tienen, eso sí, el consuelo de la memoria, del archivo de 'Teledeporte'. La cadena emite etapas imborrables del Tour y la Vuelta. Las de Induráin y las de Perico Delgado. Vuelven aquellas bicicletas de aluminio, los cambios de marcha en el cuadro, las ruedas sin perfil, los maillots que llenaron tantas infancias...

Se refrescan hasta los piques, como el que mantienen Pello Ruiz Cabestany y Perico Delgado desde la etapa que el segoviano ganó en Luz Ardiden en el Tour de 1985. Insiste Perico en que la táctica del equipo Seat-Orbea salió redonda. Replica Pello que a él, que iba en fuga, le mandaron parar en el Tourmalet para esperarle, que bajó llorando el puerto impotente ante la oportunidad que estaba perdiendo. No olvida que le obligaron a sacrificarse para que venciera el escalador castellano. Vieja herida.

Aquella fue la primera victoria de Delgado en el Tour y el lunes se pudo ver su último gran triunfo, el que logró en los Lagos de Covandonga en la Vuelta de 1992. Ahora, a punto de cumplir 60 años, el segoviano disfruta como un niño con las imágenes y las comenta por internet. «Empezamos a subir los Lagos a mil. El equipo CLAS puso a tirar a Fabio Rodríguez. ¡Cómo iba el colombiano! No se le acababa la gasolina. De repente, oigo cómo por detrás chilla Fede Etxabe. 'Fabito, para, para'. Etxabe era entonces más líder del CLAS que Rominger. No podía seguir el ritmo de su gregario. Yo pensé que era mi oportunidad. Fabio no le oyó y siguió tirando. Para qué necesitaba yo gregarios si ellos me hacían el trabajo». El CLAS se suicidó solo. «Ahora con los pinganillos no hubiera pasado», sonríe pícaro Perico. Ganó.

Los seguidores pudieron verlo de nuevo. Hacer memoria con la exhibición de Induráin en Lieja o con la máscara de oxígeno a la que recurrió Roche en La Plagne... Recordar aquellos coches, los rostros y voces de los periodistas, el caos diario de las motos que abrían la carrera... Así era el ciclismo de antes, que emociona más que el de hoy. Desempolvar el pasado es un buen consuelo al que se añade el mundo virtual que viene. El éxito mediático del Tour de Flandes disputado el domingo por trece corredores subidos al rodillo en sus casas demuestra las ganas que hay de ver deporte. Uno de cada diez habitantes de la región flamenca de Bélgica se sentó ante la pantalla para asistir a una carrera entre avatares. Y lo pasaron bien.