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María Expósito realiza primero e interpreta después el resultado de las radiografías. E. C.

Radiografías sobre ruedas

Una ayuda ·

La empresa Comitas desplaza una furgoneta que realiza pruebas diagnósticas de rayos X a ciclistas y seguidores de la Vuelta

Viernes, 6 de septiembre 2024, 00:20

Para la gente que trabaja en la furgoneta medicalizada de la Vuelta está siendo una carrera tranquila. «El año pasado atendimos a 55 personas, con 80 radiografías y en esta edición han pasado por aquí veinte», pero siempre están alerta. Una caída puede convertir una ... tarde tranquila en un trasiego constante para los empleados de Comitas, que en un momento, en cuanto reciben el aviso, se ponen a preparar el equipo de radiodiagnóstico que establece, pocos minutos después de que llegue el corredor, si puede seguir en carrera o no, si tiene algún hueso roto, «casi siempre de cadera, clavícula y también de muñeca, porque las manos es lo primero que se apoya en una caída».

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La unidad móvil de radiodiagnóstico está forrada de plomo, por lo que pesa diez toneladas, «pero siempre llega a la meta, o a la zona donde se sitúan los autocares de los equipos y allí esperamos», comenta Pablo Antuña, que explica en las salidas el manejo del maletín que utilizan lejos de la unidad móvil, «y que es igual salvo en que no se pueden sacar radiografías».

Las placas a los corredores suelen tener, a veces, un efecto psicológico, «porque se acercan al camión pensando que se han roto algo. Se han pegado un buen golpe, y cuando después de la radiografía les dices que no tienen nada roto, les cambia la cara».

María Expósito es la persona encargada de realizar las radiografías, que se pueden complementar con la consulta en directo con un médico a través de teleconferencia. Ella interpreta las placas que están listas minutos después. «Los equipos se ahorran tener que desplazarse a los hospitales más cercanos, que a veces no están tan cerca, sobre todo en una etapa de montaña. Al menos tienen rápido el primer diagnóstico», apunta Antuña, que también expone las ventajas de que «las fisuras y las lesiones menores pueden tener un seguimiento».

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La gran furgoneta de Comitas tiene comunicación por satélite, «y en caso de que no haya en la meta un lugar en el que conectarse a la red eléctrica, llevamos baterías de carga», y además, en el apartado médico «una cámara de exploración para la laringe, monitor para analizar los signos vitales como la saturación de oxígeno en la sangre», como, por supuesto, «electrocardiograma o toma de tensión. En el interior se puede analizar, mediante un dermatoscopio, la profundidad de una herida para saber si es necesario dar puntos de sutura».

El equipamiento no solo da servicio a los ciclistas, sino también a todos las personas que siguen la carrera cada día, «porque también hay accidentes de moto, o accidentes, como el de uno de los trabajadores de salida y meta, que sufrió un aplastamiento en la mano por una grúa, o un chico que tuvo otro percance en el set de televisión».

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Apoyo al Ejército

El servicio nació como apoyo a las Fuerzas Armadas en 1996, para ayudar a los soldados que no podían acceder a un hospital cercano, como en su primera actuación de respaldo al Ejército de Tierra desplazado en Mostar (Bosnia-Herzegovina). Como ocurre en la actualidad, se comunicaban directamente con los médicos, en aquel entonces, los del hospital militar Gómez Ulla de Madrid. Después se amplió el servicio a barcos, universidades o penitenciarías. Desde el año pasado está en el ciclismo.

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