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Tanto por redes como por la calle, algunos me habéis preguntado cómo veo las opciones de nuestros ciclistas en esta edición de la Vuelta. No os voy a engañar, para ganar no estamos. Pero esto no quiere decir que por no tener opciones al rojo ... ninguno de ellos no vaya a conseguir triunfar en su labor dentro de la carrera. Sabemos que en la estructura del equipo está el referente, el líder, en algunas ocasiones este coincide con el referente, y el trabajador, el domestique. Me encanta la palabra 'domestique'. No hay victoria sin labor de equipo. Si analizamos el rol de cada uno de nuestros representantes en el pelotón, nos encontramos con una gama extensa de quehaceres dentro de un mismo gremio.
Barrenetxea y Okamika ya han sido protagonistas en fuga. El del Caja Rural RGA lo intentó camino de Arinsal filtrándose en aquella fuga de once, gente importante, intentando lograr lo imposible. Más de 50 km costó hacer la fuga. Se dice fácil, pero hay que estar muy bien físicamente para aguantar tanto tiempo en la batalla y conseguir coger la buena. Estoy seguro que no va a ser el único día que le veamos en cabeza.
Okamika (Burgos BH), junto a Sepúlveda y González, lo intentó camino de Tarragona. Tres en fuga, empresa difícil cuando los sprinters huelen victoria. Apenas dos minutos de margen el que les permitieron. Sin intentarlo no hay éxito y el vizcaíno tiene claro cuál es su rol de ejecución. No nos olvidemos que para este tipo de equipos el protagonismo también es parte del éxito. Ser protagonista, visibilidad en televisión, que nosotros hablemos de ello, es un punto a favor en el cumplimiento del guion de los equipos más modestos.
Omar Fraile y Jonathan Castroviejo, seguimos con pleno vizcaíno. La experiencia sobre ruedas. El de Santurtzi, ausente en 2022 de las grandes rondas, llega a la Vuelta tras la disputa del Tour. Si recuerdan lo que les escribí ayer, este es otro ejemplo, desde el punto de vista del domestique, de cómo hay que hilar muy fino para afrontar las dos grandes en plenitud. Un hombre de equipo, de final explosivo, que en función de cómo vayan sus jefes de filas es posible que aproveche algún día en la segunda parte de la carrera, para intentar conseguir alguna victoria de etapa. Sabemos que donde pone el ojo pone la bala. Tengamos confianza.
Para hablar del getxoztarra déjenme que me ponga de pie. Para mí uno de los mejores ciclistas de equipo de la historia. Aún recuerdo aquellas conversaciones en directo durante las retransmisiones en Radio Euskadi donde siempre reivindiqué una oportunidad para 'Castro' en una vuelta de cinco días. Un ciclista completo que ha labrado su identidad a base de dar victorias y salvar los muebles a los demás. Un ejemplo en todos los sentidos. Normal que todos los líderes de Ineos le quieran. Un ciclista que no da puntada sin hilo, que no se achica ante la adversidad, siempre con un mensaje pausado y correcto. Un grande, sin duda. En esta Vuelta será protagonista . Mucha labor por hacer, Ineos le necesita. Cómo le vamos a echar de menos el día que cuelgue la bici.
De Getxo a Iruña sin cambiar de pedigrí. Imanol Erviti se ha sumado a última hora a la fiesta. Sustituto de Verona, llega a la escuadra telefónica dispuesto a ejercer de hombre batuta. Enric puede estar muy tranquilo. Una dilatada carrera donde ha acumulado los suficientes galones como para portar una vez el bastón de mando. Si les soy sincero, me extrañó que no fuese de la partida en la primera lista.
Y Oier Lazkano. La mañana que partía para la Vuelta tuve la fortuna de rodar con él algunos kilómetros. Disfruta Oier, disfruta. No le dije nada más. El sabe lo que es una Vuelta, pero su rol y status han cambiado, ahora se debe al equipo y a sí mismo. El paso adelante dado este año le tiene que llenar de confianza. En Burgos ya le vimos rematar, seguro que disfrutará.
Cyril Barthe. El de Iparralde, del Burgos BH, a sacarle provecho a su rapidez en grupos pequeños. La fuga será su camino. Como su compañero Okamika, necesita la llave de la fuga para poder rematar la jugada.
Y para acabar, Mikel. Desde que su equipo anunció su presencia en la Vuelta, él nos dejó bien claro que el rojo no era su color preferido para agosto. Como con Vingegaard, la presencia de Mikel Landa en la salida de Barcelona me sorprendió. Cuando le preguntaban por el Tourmalet y Belagua como posibles etapas a disputar, él respondía que le valía cualquiera. Oficio tiene y a poco que le pongan la oportunidad a tiro, no va a dejar de intentarlo. Me temo que muchas oportunidades no va a tener ya que cada una de las etapas de montaña de esta edición se van a vender muy caras; los de la general las van a necesitar.
Dicho lo dicho, ganadores del rojo no tenemos pero buena representación sí. Ojalá en años venideros el número sea mayor. Crucemos los dedos.
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