![El pelotón se ha adentrado en plena Rioja Alavesa.](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/09/05/ala-paisajes-vuelta-kGC-U2201156693848YDD-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Nunca deja de sorprender Álava para el ciclismo. Por los aficionados y curiosos que esperan el paso del pelotón atornillados a las aceras y recodos de la ruta asfaltada o descarnada. Por los cicloturistas que emulan a los profesionales del pedal y cabalgan sobre fibra ... de carbono por las rampas empinadas de Rivas de Tereso y Herrera, ese puerto de primera categoría, esa cuesta interminable que tira para arriba aunque en realidad lo hace hacia el infierno del esfuerzo, balcón con vistas a La Rioja donde en otro tiempo se escribieron hazañas memorables sobre una bicicleta. Bicis de las de antes, sin merecer a las de ahora, mecanismos básicos que había que mover a golpe de riñón, sin chichonera en la cabeza y con botellín como escaso avituallamiento. Y por esos ciclistas del territorio del cereal, la patata y la uva reconocidos también por su osadía, por sus exhibiciones en grupo o en solitario, bajo sol de justicia o lluvia impertinente, ilustres ganadores de etapa, campeones de maillots distinguidos. Paco Galdos, Eusebio Vélez, Juan Fernández, Javier Murguialday, Javier Mauleón, los González Salvador, otros González, los Galdeano; Joseba Beloki… Y tantos otros, hasta nuestros días con Mikel Landa y Oier Lazkano como los más admirados.
La Vuelta a España se ha dado una vuelta, literal, por Álava, 179,3 kilómetros desde la capital, la vieja Gasteiz, hasta Maeztu pasando por Añana con su sal inmaculada, por la Montaña Alavesa tan silvestre y salvaje y por Rioja Alavesa con sus vides a punto de vendimia, y le ha gustado lo que ha visto. Seguro que la ronda volverá más pronto que tarde porque sabe que este es un territorio acogedor para ella. Por el público, por los 'globeros' -que no se molesten- y por los ciclistas de ayer y hoy. Cómo no va a regresar a unas tierras de las que ha partido veintiocho veces y a la que ha llegado en veinticinco desde 1956, cuando EL CORREO la organizaba y preparaba las mejores tardes de ciclismo por las idílicas carreteras del País Vasco. En el Parque Natural de Izki, un espacio hasta ahora virgen, ha montado la séptima meta distinta en Álava. De Vitoria, la serpiente multicolor ha salido en veintiún ocasiones en casi ocho décadas de aventura y desventuras.
Del centro hacia el oeste, después al sur para acabar en el este. Es el recorrido que por Álava ha cubierto la decimoctava etapa de La Vuelta en sus casi ochenta años de pedaleo intermitente y cansino. Un trayecto de contrastes, como el territorio en sí, que ha arrancado desde el aparcamiento de Mendizabala con el tradicional corte de la cinta por parte de las autoridades ante cientos de aficionados. Los mismos que en número han aguardado al paso de sus ídolos por el centro de la ciudad, con esas tomas a vista de pájaro desde el helicóptero de televisión que tan pronto se centra en la torre de san Miguel como desvía su atención hacia la calle La Paz, esta vez tomada por la caravana en sentido contrario a la circulación rodada.
🚴♂️ Vitoria/Gasteiz, one of the cities that supports cycling with its large bike lanes. 😌 Let's go for a ride!
— La Vuelta (@lavuelta) September 5, 2024
🚴♂️ Vitoria/Gazteiz, una de las ciudades que más apuesta por la bicicleta con sus grandes carriles bicis. 😌 ¡Vamos a recorrerlos!#LaVuelta24 pic.twitter.com/ZOzxMwhJRs
La carrera se ha encaminado hacia el sur de Vitoria al encuentro temprano con la cuadrilla de Añana, el primer tramo de la Álava rural, dormitorio también de las gentes de la ciudad. En Nanclares de la Oca la han recibido los primeros entusiastas con el pelotón ya a ritmo de competición. Y cómo no, pronto se han dejado ver las salinas, esa riqueza única que brota de las aguas milenarias, maravilla del valle que ensimisma al mundo. El que ha recibido la señal de televisión, enviada a más de 180 países de los cinco continentes. ¡Qué mejor campaña publicitaria para la provincia que el constante rodar de los ciclistas entre naturaleza y monumentos!
Ha habido un momento, dos horas después de la salida, a eso de las tres, que ha parecido que La Vuelta discurría por tierras selváticas, amazónicas, con un estrecho asfalto entre un verde abrumador. En realidad, el pelotón se dirigía a la amurallada Peñacerrada. Por ahí se entrenó en su tiempo el amarillo del KAS, equipo legendario con sede en Vitoria, en Gamarra, y triunfos en distintos terrenos. Eran otros tiempos, añorados. Perico Delgado, campeón ahora metido a comentarista, lo ha recordado como si ahí hubiera estado con Dalmacio Langarica y Eusebio Vélez al volante del coche del equipo. Entonces han salido a relucir en los comentarios de televisión los viñedos, que ya no han dejado de observar a los corredores hasta la ascensión de Herrera, terreno granítico. «DOCa Rioja», se ha podido leer a pie de televisor. «66.000 hectáreas de vides a ambos lados del río Ebro, muchas a 900 metros de altitud. En total, 571 bodegas», ha ilustrado Carlos de Andrés, didáctico en sus apreciaciones. «Una zona preciosa la de viñedos de Álava», ha distinguido el conductor. Cada vez que ha aparecido una pueblo, una construcción, una iglesia, el narrador se ha apresurado a repartir breves pero interesantes clases de historia. Ajenos a la pequeña pantalla, muchos espectadores se han decantado por vivir la experiencia en directo, se han echado a las cunetas junto a las uvas sin recoger para alentar a los esforzados de la ruta. Ikurriñas, maillots naranjas del Euskatel y pancartas con ánimos sinceros: «Aúpa, Mikel». Landa, el landismo en Rioja Alavesa también, no solo en Zuia.
Por un momento, un galgo extraviado ha tomado la delantera y corrido por la carretera unos metros por delante del grupo de escapados. Afortunadamente, el perro se ha echado a un lado y evitado que la situación pusiera en riesgo a los deportistas. Elciego y, por supuesto, Marqués de Riscal ha merecido una detallada explicación por el presentador de la ronda. «Una bodega-hotel espectacular», ha dicho, «de geografía complicada» con sus formas «de piedra, cristal y elementos metálicos, como el titanio», obra de Frank Gehry. «La bodega más antigua de toda Rioja, de 1860», ha completado en su relato.
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— La Vuelta (@lavuelta) September 5, 2024
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De cara a la Laguardia y a la «Sierra de Toloño», ha descrito de Andrés, quien no ha dado pie a la polémica de si también se llama Sierra de Cantabria la cadena montaña que protege la riqueza natural de la que nace el vino, el pelotón de la ronda española miraba atemorizado a lo que le esperaba. El puerto de Herrera, el coloso de la etapa. En sus rampas han aguardado los 'txirrindularis' más atrevidos, los sabedores que en las alturas, más cerca del cielo y de la gloria, se desatarían las hostilidades que hacen al ciclismo un deporte especial y a sus protagonistas, tipos de otra pasta. «Vaya destrozo que se ha organizado aquí, en el grupo», se ha regocijado de Andrés mientras iba contando los corredores. «Menuda escabechina», ha asentido Delgado. «Ahí va Mikel», le observa justo cuando ataca el ecuatoriano Richard Carapaz, que estira a los favoritos y acaba distanciando al de Murgia, que en su territorio, en casa, ha perdido toda opción de victoria, doliente sin duda para el bravo ciclista alavés. Pero aún quedaban 35 kilómetros desde la cima a 1.000 metros de altitud hasta la meta en Izki. Lo mejor, el desenlace. Y, ojo, con Oier Lazkano, el de Adurtza, entre los doce aspirantes a levantar los brazos.
Más belleza y más pasión. La Álava del pueblo, la gran desconocida, con sus pequeñas localidades dispersas a lo largo de la ruta en la cuadrilla más despoblada del territorio, y la incertidumbre por conocer el vencedor de la jornada. La imponente Peña del Castillo, con sus 1.451 metros, ha ocupado la pantalla antes de que la docena de fugados llegara a Lagrán. Y ahí sí, Carlos de Andrés ha precisado que a la Sierra de Toloño también se la conoce por la de Cantabria. En Korres, entre curvas y terreno estrecho y serpenteante, el navarro Urko Berrade ha recordado el lugar por donde rodaba para apostar por la victoria con un ataque que ha sorprendido al resto de escapados. Triunfo inesperado en la Álava profunda, la montañosa, ideal para los ciclistas osados.
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