Es tan joven Pogacar que hasta un danés de 24 años, Jonas Vingegaard, parece mayor. Y no. El rival más cercano del líder esloveno sale de este Tour como su futuro rival. Con 1,75 metros de altura y apenas 60 kilos, tiene silueta de ... escalador. Lo demostró en el Mont Ventoux. Ahí fue el único capaz de poner contra las cuerdas a Pogacar. Pero no es sólo eso: ha acabado tercero las dos etapas cronometradas de esta ronda gala. Y algo más: en 2019 no pudo con la presión y perdió el liderato en la Vuelta a Polonia. En este Tour ha aprendido a convivir con el estrés.
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El segundo puesto en París le aparta definitivamente de su labor como gregario. No es fácil imaginar a Vingegaard de nuevo al servicio de Primoz Roglic. El contrato del corredor danés con el equipo Jumbo concluye al final de la temporada 2022. Sale del Tour muy revalorizado.
Vingegaard ha tardado más que Pogacar en eclosionar. Como todos. En su etapa amateur tuvo una aparatosa lesión (fractura de fémur) que le frenó. Pasó el periodo de rehabilitación trabajando en una fábrica de pescado. Recuperado ya, siguió en el tajo y tras acabar cada jornada, salía a entrenarse con la bicicleta. «Eso fortalece el carácter», asegura.
El Jumbo le fichó para escoltar a Roglic. Lo hizo el año pasado en la Vuelta, su debut en una gran ronda. Tiró del esloveno en La Farrapona y el Angliru. En el inicio de esta campaña pudo con Pogacar en una de las llegadas en alto del Tour de los Emiratos y terminó segundo, tras Roglic y por delante de Pogacar, en la Itzulia. Para entonces ya sabía que iba a suplir la baja de Dumoulin, abatido por una depresión, en este Tour. Su misión, otra vez, era escoltar a Roglic.
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Y por eso, por esperar a su líder tras una caída, perdió en una de las primeras etapas casi minuto y medio. «Bueno, pero aunque no hubiera cedido ese tiempo, no habría podido hacer nada ante Pogacar en los Alpes. Estuvo fortísimo». Vingegaard se va de su primer Tour con la esperanza que da haber sido el único capaz de dejar atrás al mejor. La fotografía del Ventoux.
Su equipo, el Jumbo, ha ganado cuatro etapas (tres de Van Aert y una de Kuss) pese a llegar diezmado a París por las caídas y las lesiones. La escuadra holandesa tiene a Roglic al mando y aún confía en recuperar a Tom Dumoulin. Pero ha encontrado relevo en Vingegaard. Y cuenta con Wout Van Aert, que sigue negando que vaya a ir un día a por el Tour, pero que cada vez parece más capaz de hacerlo.
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