Vingegaard regresa a un terreno conocido

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Vingegaard, flamante ganador de la Itzulia, se convirtió en un habitual de las salas de prensa desde que en la tercera etapa logró la primera de sus tres victorias parciales en una carrera donde arrasó. Al final de cada jornada, pasaba ante los periodistas y explicaba que su preparación para el Tour iba por el buen camino y que disfrutaba de las carreteras vascas. «No me agobia la presión de ser favorito para el Tour», aseguró entonces el danés, que ya auguraba el duelo que a priori le espera frente a Pogacar. «Es normal que la gente hable de ello, somos los que nos hemos medido en los últimos tiempos. Tadej está muy fuerte pero también hay que mirar a los otros corredores».

Han pasado dos meses y medio y ese duelo está a punto de arrancar. Vingegaard aprovechará hoy para estirar músculos antes del acto de presentación de equipos de esta tarde junto al Guggenheim. El trabajo está hecho, tal y como demostró en una Dauphiné donde fue el gran dominador de la carrera. No tuvo rival, algo que ya le sucedió cuando el danés se presentó en la salida de la pasada Itzulia como gran dominador. Vingegaard venía de conquistar O Camiño en tierras gallegas, pero en París-Niza sucumbió en el único duelo con Pogacar que hemos tenido esta temporada.

No era su primera vez en la Vuelta al País Vasco, porque ya había estado escoltando a Primoz Roglic, tal y como recordó. «Fue mi primera carrera en el World Tour como ciclista profesional, en 2019. Y también fue el lugar donde pude mostrarme fuerte por primera vez, dos años más tarde», explicó durante la Vuelta al País Vasco para dar a conocer su cariño por la carrera vasca. Pero el pasado mes de abril sí fue su primera presencia en Euskadi en su actual versión dominadora y la exprimió al máximo. Ganó en todos los terrenos, en el muro de Villabona, al sprint frente al Landa en Santurtzi y con una exhibición en la etapa final camino de Eibar. Una superioridad que admitió «no es habitual a este nivel, pero todo ha ido rodado. El equipo ha estado fantástico pese a la baja de Rohan (Dennis), y eso anima a conseguir estos resultados».

En sus confesiones tras ganar aquella Vuelta al País Vasco, Vingegaard también hablaba de esa forma de correr que le ha llevado a ganar en casi todas las citas en las que ha estado presente esta temporada y que le convierte en el rival a batir, con permiso de Pogacar. « Me lo paso genial atacando. Pero no puedo decir que esté por encima de los demás. Eso sería sería faltar el respeto a rivales».

Pese a ser una de las sensaciones del ciclismo actual, Vingegaard no quiere despegar los pies del suelo y olvidar aquellos comienzos difíciles que estuvieron a punto de hacerle dejar el ciclismo. Su madre desveló en la televisión danesa TV2 que «cuando competía en niños nunca ganó nada». Explicó que fue ella quien le lanzó un ultimátum a su hijo para que siguiera andando en bici en 2012 cuando se consideraba «un paquete sin futuro». «Le dije: debes hacerlo, a menos que quieras quedarte en casa y estudiar el décimo grado en la escuela primaria». Empezó a subirse de nuevo a la bici y mejoró. Y ya no se detuvo».

convirtió en un habitual de las salas de prensa desde que en la tercera etapa logró la primera de sus tres victorias parciales en una Itzulia donde arrasó. Al final de cada jornada, Jonas Vingegaard pasaba ante los periodistas y explicaba que su preparación para el Tour iba por el buen camino y que disfrutaba de las carreteras vascas. «No me agobia la presión de ser favorito para el Tour», aseguró entonces el danés, que ya auguraba el duelo que a priori le espera frente a Pogacar. «Es normal que la gente hable de ello, somos los que nos hemos medido en los últimos tiempos. Tadej está muy fuerte pero también hay que mirar a los otros corredores. No me olvido de ellos. También van a luchar y hay que tenerlos en cuenta. En principio somos los favoritos, pero va a haber más que nos pueden hacer las cosas difíciles».

Han pasado dos meses y medio y ese duelo está a punto de arrancar. Jonas Vingegaard llegó anoche a Bizkaia a la concentración del Jumbo-Visma y hoy aprovechará para estirar músculos antes del acto de presentación de equipos de esta tarde junto al Guggenheim. El trabajo está hecho, tal y como demostró en una Dauphiné donde fue el gran dominador de la carrera. No tuvo rival, algo que ya le sucedió cuando el danés se presentó en la salida de la pasada Itzulia como gran dominador. Vingegaard venía de conquistar O Camiño en tierras gallegas, pero en París-Niza sucumbió en el único duelo con Pogacar que hemos tenido esta temporada.

No era su primera vez en la Vuelta al País Vasco, porque ya había estado escoltando a Primoz Roglic, tal y como recordó. «Fue mi primera carrera en el World Tour como ciclista profesional, en 2019. Y también fue el lugar donde pude mostrarme fuerte por primera vez, dos años más tarde», explicó durante la Vuelta al País Vasco para dar a conocer su cariño por la carrera vasca. Pero el pasado mes de abril sí fue su primera presencia en Euskadi en su actual versión dominadora y la exprimió al máximo. Ganó en todos los terrenos, en el muro de Villabona, al sprint frente al Landa en Santurtzi y con una exhibición en la etapa final camino de Eibar. Una superioridad que admitió «no es habitual a este nivel, pero todo ha ido rodado. El equipo ha estado fantástico pese a la baja de Rohan (Dennis), y eso anima a conseguir estos resultados».

En sus confesiones tras ganar aquella Vuelta al País Vasco, Vingegaard también hablaba de esa forma de correr que le ha llevado a ganar en casi todas las citas en las que ha estado presente esta temporada y que le convierte en el rival a batir, con permiso de Pogacar. « Me lo paso genial atacando. Pero no puedo decir que esté por encima de los demás. Doy el máximo, trabajo mucho para ello y da resultado. Pero decir lo contrario sería faltar el respeto a rivales que también pueden ganar».

Pese a ser una de las sensaciones del ciclismo actual, Vingegaard no quiere despegar los pies del suelo y olvidar aquellos comienzos difíciles que estuvieron a punto de hacerle dejar el ciclismo. Su madre desveló en la televisión danesa TV2 que «cuando competía en niños nunca ganó nada». Explicó que fue ella quien le lanzó un ultimátum a su hijo para que siguiera andando en bici en 2012 cuando se consideraba «un paquete sin futuro». «Le dije: debes hacerlo, a menos que quieras quedarte en casa y estudiar el décimo grado en la escuela primaria». Empezó a subirse de nuevo a la bici y mejoró, y ya no se detuvo». Descubrió en las visitas en caravana al Tour que aquellos puertos largos eran lo suyo, que su cuerpo aceptaba aquellos esfuerzos, y se transformó para primero convertirse en escudero de lujo de Roglic y después volar en solitario hacia la gloria del Tour. Ahora, quiere repetir. El duelo con Pogacar está en marcha.