![Riis confiesa su truco](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/04/dep-riss-truco-kKF-U200471570484Cn-1200x840@El%20Correo.jpg)
![Riis confiesa su truco](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/04/dep-riss-truco-kKF-U200471570484Cn-1200x840@El%20Correo.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Bjarne Riis, también. El vencedor del Tour de 1996, el danés que acabó con el reinado de Miguel Induráin, confesó en mayo de 2007 haberse dopado con EPO entre 1993 y 1998. Ya eran seis los ciclistas del antiguo Telekom que habían reconocido su trampa. ... Sólo Jan Ullrich se resistía, quizá porque era en aquel momento el único envuelto en un proceso penal por fraude deportivo ('Operación Puerto'). La voz de Riis impactó contra los cimientos del modelo de ciclismo profesional. «He tomado sustancias prohibidas. He tomado EPO. Yo los compraba y me los administraba», aseguró en Copenhague. «Asumo totalmente la responsabilidad de mis acciones», añadió el entonces director del equipo CSC danés.
En 1998, cuando explotó el 'caso Festina', Riis fue el cabecilla del pelotón que evitó la paralización del Tour. Abortó la huelga de los ciclistas y se alió con la dirección de la ronda gala. Se vistió de fundador de un nuevo estilo, de otro ciclismo. Luego, ya como director del CSC, su líder Iván Basso apareció en la 'Operación Puerto', una acción de la Guardia Civil que desarticuló la red de dopaje tejida por el médico Eufemiano Fuentes. En ese contexto, cercado por el escándalo del viejo Telekom, Riis confesó. Seis años nadando en EPO. Adulterando el deporte y también la Grande Boucle. Otro campeón difunto.
«Al final son los ciclistas quienes tienen que asumir su responsabilidad», comentó el danés con una década de retraso. Le preguntaron si se sentía merecedor del Tour 1996. «No, no soy digno de esa victoria. Mi maillot amarillo está en el garaje. Pueden venir a recogerlo cuando quieran», asumió.
Un día antes, Erik Zabel y Rolf Aldag habían reconocido el uso de EPO. Y como ellos, otros cuatro integrantes del Telekom: Dietz, Henn, Bolts y Holm. Todos clientes de la EPO, de la hormona que estimula la producción de glóbulos rojos y, por tanto, la oxigenación de la sangre. La EPO significa aumentar la resistencia y acelerar la recuperación. Hasta 2000 no fue detectable. «Quiero dejar esta historia detrás de mí, para estar seguro de que los logros conseguidos con mi equipo no se vean empañados», declaró Riis, que confiaba en salvar de la hoguera al conjunto CSC.
«Cuando yo era corredor, esas eran las condiciones», se justificó. El ciclismo era así. Durante su confesión, Riis entonó el 'mea culpa' sin renegar de sus proezas deportivas: «No estoy contento con lo que hice, pero lo estoy con lo que hago hoy en día. Estoy orgulloso de mis resultados como corredor. Trabajé duro», afirmó en 2007. Ya no le podían quitar su victoria en el Tour de 1996. Según el código de la Agencia Mundial Antidopaje, cuando no se abre un expediente los casos de dopaje prescriben al cumplir ocho años. Además, las clasificaciones no pertenecen al Tour, sino a la Unión Ciclista Internacional. Ese Tour es suyo. Lo ganó él y lo perdió el ciclismo. Para colmo, el segundo clasificado entonces fue Ullrich, tumbado por la 'Operación Puerto'. Y tercero acabó Richard Virenque, tachado por el 'caso Festina'. Ciclismo increíble. Sin credibilidad.
Con la sangre espesa
Un año antes de su confesión, Riis había arremetido contra su líder, Iván Basso, excluido del Tour por su relación con Eufemiano Fuentes: «Iván me ha decepcionado». El infractor vestido de policía. La historia habla en contra de Riis. Durante su etapa como corredor, estuvo ligado al médico italiano Luigi Cecchini, mentor también de Bartoli, de Casagrande, de Ullrich... Amigo de Eufemiano Fuentes. El corredor danés se cruzó además con el otro gran gurú, Michele Ferrari, durante su etapa en el Gewiss, en aquel equipo arrasador de Ugrumov, Berzin, Argentin y Furlan.
Ferrari, que acabó condenado a once meses de inhabilitación y un año de cárcel por fraude deportivo, construyó un Gewiss imbatible. Luego se supo que sus corredores competían con tasas de hematocrito que a veces rondaban el 60%, diez puntos por encima de lo permitido. Con la sangre espesa. Cuentan que alguno incluso dormía con una alarma conectada al pulsómetro. Si los latidos bajaban en exceso había riesgo de trombosis. De muerte.
Algunos ciclistas de finales de los años ochenta y noventa pedaleaban sobre ese filo. El paso del tiempo les desenmascaró: tras la era de Induráin ganaron el Tour, además de Riis, Ullrich, Pantani, Armstrong y Landis. Ciclismo farmacológico. Enfermo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.