Mikel Nieve trabaja cada día al sol del Tour, pero sigue con la piel tan blanca que parece transparente. Jinete pálido. Y más blanco aún se quedó cuando Geraint Thomas, la segunda baza del Sky, le pasó por encima con la meta de la ... Rosiere a la vista. «Le veía venir, pero no podía más», contó. Testigo de su cruel derrota. Arrastraba el ancla de toda una etapa en fuga. En la otra orilla de las vallas de la meta, Mikel Landa tenía la cara roja. El gesto de dolor le delineaba arrugas por el rostro. Se echaba la mano a la espalda. «Pensaba que ya estaba solucionado, pero no. Desde el primer puerto me ha dolido». Aún no sabía el tiempo perdido. Su equipo, el Movistar, salió a desguazar la etapa y acabó laminado por el Sky. «Thomas te ha sacado 1 minuto y 47 segundos», le informaron. «¿Y Froome?», preguntó. Veinte segundos menos. Torció la mueca. Es séptimo en la general, aunque a casi tres minutos de Thomas. Quedan etapas para demostrar que aún todo es posible, pero... Al erguirse notó otro pinchazo en la espalda. En la Rosiere, todos sintieron el tremendo puyazo del Sky, que se quedó con todo.
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Tras tantos días de tanteo, la segunda etapa alpina abrió el Tour en canal. El Movistar, con un ataque osado y lejano de Valverde, y el Sunweb, con una arrancada posterior del magnífico Dumoulin, trataron de evitar lo que parece inevitable. A un Sky sólo puede vencerle otro Sky. Si ahora mismo hay alguien capaz de batir a Chris Froome, ese es Geraint Thomas, que acaparó todos los premios en la cima de la Rosiere. Con las manos abajo en el manillar, en su postura de contrarrelojista, aplastó la fuga de Mikel Nieve en el kilómetro final como quien pisa una colilla y, doble premio, se vistió de líder del Tour. Sólido. Tiene 32 años, uno menos que Froome. Hace tiempo que en el Sky vaticinan que el galés ganará una gran vuelta. Este Tour ya se inclina a favor de imperio británico. El líder de la carrera, Thomas, manda con 1 minuto y 25 segundos sobre el teórico líder del Sky, Froome. Quizá el único rival del africano está en su casa. Algo así pasó en el Tour 2012 entre él y Wiggins. Desde entonces, el Tour les pertenece.
En apenas 108 kilómetros cargados de cuestas, la Grande Boucle se chocó con la realidad. El Sky, en formación regular, jugó con la etapa. Como si el equipo británico corriera a solas en medio de este bullicio de sonidos y colores. Que se va en la subida a Bisanne una fuga con Barguil, Nieve, Caruso, Valgren, Navarro, Herrada, Gorka Izagirre , Soler... No pasa nada. Tira Rowe del grupo y les suelta el sedal justo. Para que piquen el anzuelo los fugados. Que luego, ya en el tremendo col de Pré, se descorcha Valverde y sale en busca de Soler para que el catalán le remolque... Da igual. El Sky coloca al frente a Castroviejo. Martillo pilón. Que en el descenso del Roselend Dumoulin hace un pacto con el vértigo y a 93,5 km/h se larga jugando con el borde del asfalto... Tranquilidad. Castroviejo, que no se cansa, y Poels le mantienen a tiro.
Y si ya en la subida final a la Rosiere la carrera sigue alborotada, pues acelera Kwiatkowski para catapultar a Thomas, que, como un rodillo, se dedica a aplastar dorsales, incluidos el de Dumoulin y el de Nieve, clavado en ese kilómetro final. Thomas no tiene en la Rosiere quien le responda. La primera parte del plan del Sky se había cumplido. Quedaba la segunda. Por detrás, Froome le quitó las máscaras a los supuestos rivales del Sky. Ya no estaban a su rueda ni Yates, ni Majka, ni Urán. Pero aún se retorcían media docena de adversarios. Mientras Thomas se alejaba, Froome elevó el ritmo. Impuso el silencio. Jadeo. Landa, con la espalda acuchillada por la caída del domingo, bajó la cabeza. Al dolor de piernas se sumaba el de los huesos. Demasiado peso. Froome se quedó con Nibali, Quintana, Daniel Martin, Bardet y el dúo del Lotto, Roglic y Kruijswijk. Los asfixió.
El africano aligeró el paso. Salió a rebañar el plato. No hizo heridos. Nadie le siguió. Ni Quintana. Atrapó a Dumoulin y festejó la victoria y el liderato de Thomas. Comparten piel, la del Sky. El cronómetro de la Rosiere pasó a limpio la clasificación del Tour: Thomas ganó con 20 segundos sobre Dumoulin y Froome. A 27 entró Martin. A 59, Bardet, Nibali, Quintana y Roblic. Kruijswijk se dejó 1 minuto y 7 segundos. Landa, tieso, apareció a 1.47. La clasificación general corre ahora como el Tour, con el Sky al frente: Thomas le saca 1.25 a Froome y 1.44 a Dumoulin. El resto está ya a más de dos minutos: Nibali (2.14), Roglic (2.23), Kruiswijk (2.40), Landa (2.56) y Bardet (2.58). Quintana se aleja a 3.16 ,como Martin. Y Valverde, a 4.38.
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Del murciano es uno de los destellos de la jornada, el más atrevido. Su ataque en el ecuador del recorrido era material para un jornada histórica. Parecía adelantarse para llevar luego de la mano a Landa o Quintana. Y no. Este Tour se escribe en inglés, la lengua impuesta por el Sky. El alavés y el colombiano subieron la Rosiere cocidos en el horno del conjunto británico, que se quedó con todo el menú del día: la etapa y el liderato. Ya tiene los dos primeros platos, Thomas y Froome. Si la subida al Alpe d'Huez o los Pirineos no dicen lo contrario, el Sky elige nombre para el trono amarillo de París.
De palmarés tan breve como selecto, Mikel Nieve asume los triunfos y las derrotas con la misma cara. Tiene una etapa en la Vuelta a España y tres en el Giro. Le queda el Tour. Y este miércoles se quedó a 300 metros de redondear el triplete en las tres grandes. Thomas le quitó la victoria. «En las curvas anteriores, veía que venía. Sabía que me iba a coger. Iba ya muy justo de fuerzas. Ha sido una pena». Lo dijo con el mismo tono con el que celebra sus pocos pero escogidos éxitos. Un escalador como él está 'condenado' a pelear solo por las grandes etapas. Las más caras.
«No podía más. He dejado a los otros de la fuga, pero ya lo había dado todo. Cuando he visto que venía Thomas...», continuó. «Una ocasión así no se tiene todos los días», lamentó. Nieve era gregario del Sky. Sin libertad en carreras como el Tour. Por eso, esta temporada corre más libre en el Mitchelton. A Tour vino como escudero de Yates, que se vino abajo. Nieve es un dorsal resistente. «Habrá que seguir intentándolo». Le falta una etapa en el Tour para completar la colección. Pocos cromos pero buenos.
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