Un póquer de ases para llegar a Niza
Dos invitados ·
Evenepoel y Roglic se quieren sumar a la fiesta de un Tour en el que, en principio, parece que sólo está la duda del tercero en el podioSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Dos invitados ·
Evenepoel y Roglic se quieren sumar a la fiesta de un Tour en el que, en principio, parece que sólo está la duda del tercero en el podio
La cuestión está clara. Jonas Vingegaard (Hillerslev, Dinamarca, 1996) va a estar en el Tour. Lo que no está tan claro es qué Vingegaard va a correr el Tour. ¿El de antes de la Itzulia o una versión diferente, tal vez algo disminuida porque no ... está al cien por cien? Hasta que camino de Legutio, el vigente ganador del Tour sufrió el grave accidente, su preparación para intentar el asalto a su tercer maillot amarillo estaba siendo casi idónea. Comenzó en Galicia, en O Gran Camiño, y ganó las cuatro etapas de la carrera, una crono entre ellas. Siguió con la Tirreno-Adriático y también impuso su ley con dos victorias parciales y la clasificación final. Todo iba sobre ruedas, y el siguiente paso era la Itzulia. Allí se interrumpió esa progresión que buscan los campeones en pos de sus objetivos. Después de semanas de incertidumbre, el campeón danés anunció que estará en la salida de Florencia, y además con un equipo potente a su servicio en el que destacan Sepp Kuss, el último ganador de la Vuelta, y Wout Van Aert. Le faltan días de competición, pero ya ha demostrado su clase y su capacidad de sufrimiento en las adversidades, pero queda la incógnita de saber, verdaderamente, a qué nivel está. De momento ya hay voces, como la de Nibali, que le recomiendan a Pogacar no esperar demasiado. «Si yo fuera él, atacaría casi de salida a Vingegaard». Si eso sucede, habrá que ver la respuesta que puede dar el ciclista danés, que después del hospital de Vitoria, de la rehabilitación posterior y las últimas semanas de preparación intensiva que culminaron con el anuncio de que estará en la salida de Florencia, trata de encontrarse a sí mismo.
Tadej Pogacar (Komenda, Eslovenia, 1998) sale a por todas en el Tour. Quiere reconquistar un título que le arrebató Jonas Vingegaard en las dos últimas ediciones, y conseguir su tercer maillot amarillo como vencedor final. Subido a su Colnago C68 Fleur-de-Lys, que cuesta 23.000 euros, y de la que solo se han fabricado 111 piezas, tantas como ediciones del Tour, quiere volver a lo más alto del podio después de una temporada no muy extensa en carreras, pero sumamente exitosa, con su triunfo final en el Giro de Italia, que ganó sin esforzarse más de la cuenta, a veces con el freno echado, y a pesar de ello, consiguiendo seis triunfos de etapa. 14 victorias en solo 31 días de competición, un dominio apabullante en todas las carreras que ha disputado. 77 victorias en total con 25 años. El año pasado llegó mermado por su fractura de muñeca, pero su preparación esta vez ha sido la ideal. Jugará en el Tour con un equipo poderoso. Le escoltarán Juan Ayuso, Marc Soler, Adam Yates, Nils Politt, Pavel Sivakov, Tim Wellens y Joao Almeida, una guardia pretoriana que intentará impulsarle a ganar por tercera vez, y a hacer el doblete Giro-Tour, aunque, «un ciclista de 25 años no piensa en el legado que va a dejar, piensa en ganar hoy. Y si no, mañana», comentaba Josean Fernández Matxin, su director en una entrevista a ABC. «Hemos disputado el Giro pensando también en el Tour, y también algo en el año que viene, pero no en el legado que puede dejar. En el Giro no ha atacado de lejos como en otras carreras porque no lo ha necesitado y porque tenía que ahorrar». Para el Tour, claro.
Remco Evenepoel (Aaist, Bélgica, 2000) es otro de los miembros de la cofradía de la caída dolorosa en la Itzulia que reapareció en el Dauphiné, en la que ganó la contrarreloj, pero que acabó regular, según desveló su patron, Lefevere, por problemas de salud. «Remco es alérgico al polen y a los ácaros del polvo doméstico. Los hoteles en Francia a menudo no ayudan; si dejas caer tu maleta, se levantará el polvo», decía. Tampoco tomará parte en el campeonato de Bélgica porque está enfermo. «No mucho, pero no podría correr al 100%», apunta él mismo, así que su primera participación en el Tour, que parece asegurada, será una incógnita en relación a su rendimiento. El doble campeón del Mundo en línea y contrarreloj, y vencedor de la Vuelta en 2022, tiene, a los 24 años, su primera toma de contacto con una carrera que puede llegar a apabullar a un ciclista, o a enamorarlo. Llega, con esa interrupción tras la Itzulia, pero después de haber ganado el Figueira Classic, la Vuelta al Algarve, y fue segundo en la París-Niza, un importante bagaje a su edad. Y a pesar de que el final del Dauphiné no fue satisfactorio, él lo ve desde un punto de vista optimista. «Todavía tengo mucho trabajo por hacer, no he entrenado mucho y me parece increíble estar ya en este nivel. Tenemos que estar contentos y seguir trabajando». Entre otras cosas, en su físico, porque como confiesa su patrón, «el peso se ha vuelto crucial. En abril, después de la primavera, tuvimos una reunión de evaluación y se mencionó que algunos ciclistas estaban demasiado pesados. Remco tiene la desventaja de que cualquier aumento de peso se nota en su cara, afectando su rendimiento en las subidas».
En un ciclismo en el que destacan los jóvenes de menos de 25 años, Primoz Roglic (Trbovije, Eslovenia, 1989) es la excepción a la regla porque con 34 años todavía tiene muchas cosas que decir. Puede que sea porque comenzó más tarde, después de años en la élite de los saltos de esquí, que todavía se maneje con solvencia entre corredores imberbes, pero suficientemente preparados. Sin embargo, el auge de los jóvenes le deja ya poco margen para ganar el Tour, después de sumar tres Vueltas y un Giro. En 2020 tuvo su gran oportunidad, perdida a última hora en la crono final, frente a su compatriota Tadej Pogacar. Está en la nómina de los favoritos por su indudable clase, y parece haberse adaptado ya al Bora, su nuevo equipo, pero sembró alguna duda en su última victoria en el Dauphiné, que parecía dominar con solvencia después de las dos primeras etapas de los Alpes, y que estuvo a punto de estropear en la última jornada, en la que salvó el jersey amarillo por unos segundos. Claro que era su primera carrera después de la retirada en la Itzulia, el mismo día que Vingegaard, con el que compartió equipo el año anterior. «No fue un fracaso, sólo cansancio después de los últimos tres días en los que trabajé mucho». Su inicio de temporada no había sido bueno en la París-Niza, pero en el País Vasco se vistió de líder el primer día en la contrarreloj y el contratiempo de la caída en la cuarta etapa le trastocó los planes, aunque nunca hay que olvidar que Roglic ha ganado 15 carreras por etapas desde 2019, las mismas que Pogacar y ha sido líder en 21. Casi un tercio de sus días de carrera ha vestido el jersey del primer clasificado (94).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.