A Mikel Landa y al resto del equipo Bahrain les pesa la ausencia de Gino Mader, fallecido tras una caída en la reciente Vuelta a Suiza. Esa pena convive con la ilusión creciente que genera la salida del Tour desde Euskadi. El ciclista alavés, que ... ha sido cuarto en dos ocasiones, aspira a estar lo más cerca posible de los inalcanzables Vingegaard y Pogacar. Para batirles, dice, habría que hacer alguna «locura».
– ¿Estaba viendo la Vuelta a Suiza cuando se produjo el accidente mortal de Gino Mader?
– Sí, pero en ese momento no me enteré de que se había caído. Luego supe que era grave. Todo fue incertidumbre hasta que nos dieron la peor noticia.
– Eran amigos. Habían compartido concentraciones en Canarias.
– Sí, habíamos coincidido en la Vuelta y el Giro. Pasamos mucho tiempo juntos. Ha sido una tragedia. Gino era muy especial, se preocupaba por la ecología, era vegetariano. Trato de recordar los momentos buenos.
– Ha sido padre hace poco. Tiene 33 años y una carrera profesional consolidada... ¿Este tipo de accidentes le hace pensar más en los riesgos? ¿Frena más?
– Todavía no he vuelto a competir, pero no creo. Ha pasado más veces. En carrera te evades, te centras en la competición, pero sí es verdad que entrenando pasas muchas horas solo en la carretera y te vienen a la cabeza todos esos peligros que tiene el ciclismo.
– Un día después de la grave caída que usted sufrió en el Giro 2021, Gino Mader le dedicó la victoria de etapa. ¿Buscará lo mismo en el Tour?
– Ojalá pueda dedicarle una victoria a Gino. Es una motivación extra para dar el cien por cien cada día. Aunque me levante cansado de piernas o de cabeza... Gino se lo merece.
– El Tour 2023, que arrancará el sábado en Bilbao, supone también una motivación extra para los corredores vascos.
– Es presión de la buena. Ya se nota. Con los amigos, con la gente con la que te encuentras en el bar cuando paras a tomar un café... Te dicen que te van a ver pasar con el Tour. Te desean que todo te vaya bien.
– La segunda etapa partirá desde Vitoria, su casa.
– Será muy especial. Ya he disfrutado de salidas en la Itzulia y la Vuelta a España. Y ahora, de repente, el Tour en casa. Ufff. Va a ser algo muy potente.
– Los ciclistas vascos de otras épocas sienten envidia sana de los corredores que van a poder disfrutar del Tour en Euskadi.
– Claro. Cuántas veces me han contado la victoria de Nazabal en Vitoria y la de Induráin en San Sebastián. Ahora nosotros tenemos esa oportunidad. Salir de casa va a ser la leche.
– Las dos primeras etapas, con finales en Bilbao y San Sebastián, son difíciles. Hay que llegar en plena forma.
– Hay que estar preparado para sufrir física y mentalmente desde el primer día. Nosotros tenemos la ventaja de conocer el terreno y estamos extramotivados por correr en casa. Ojalá todo eso se alíe en nuestro favor.
– ¿Cómo prevé que será la etapa de Bilbao?
– Tiene un perfil que no deja claro si es mejor para gente rápida o para otro tipo de corredor. Supongo que Alaphilippe querrá alejar antes del final a rivales más pesados que él como Van Aert y Van der Poel. El vencedor en Bilbao será el líder del Tour y puede mantener ese maillot amarillo hasta los Pirineos. Eso es un premio extra. Habrá un gran ambiente. Para mí será difícil contenerme en Pike con tanta gente de casa animando.
– ¿Ve a su compañero Pello Bilbao con opciones de ganar en el Parque Etxebarria?
– Por qué no. Es explosivo. La etapa es dura y se corre en su casa. Puede tener opciones.
– ¿Cree que Vingegaard y Pogacar se moverán ese día?
– Puede ser. Nadie sabe cómo está Pogacar después de su lesión. En la alta montaña quizá Vingegaard es superior, así que Pogacar igual trata de aprovechar días así.
En busca de una «locura»
– ¿Son inalcanzables?
– Están un punto por encima de los demás. Tienen el don. Para discutirles la plaza tendríamos que hacer una carrera loca y provocar que cometieran algún error. Pero será difícil encontrar aliados para montar esa locura.
– Los Pirineos aguardan ya en la quinta etapa. Un Tour sin pausa.
– Como escalador, es ideal. Que haya montaña desde el inicio le quitará tensión al pelotón.
– Sólo hay una contrarreloj, de 22 kilómetros y al final. No se puede quejar del recorrido.
– Pues no. De los últimos años es el que más desnivel tiene. Perfecto. Tiene menos 'crono' que las dos veces que acabé cuarto.
– Ha rozado dos veces el podio. ¿Es su objetivo o irá a por una etapa?
– Mi ambición es acabar en el podio aunque eso pueda suponer renunciar a una etapa. Luego, ya veremos. El Tour es caprichoso y te pone enseguida en tu sitio. Mi meta es hacer una buena clasificación general, un 'top 5' o el podio, que sería la leche. Aunque también llevo tiempo buscando una etapa. Se me resiste.
– Ha completado un buen inicio de temporada (segundo en la Itzulia y Andalucía, y tercero en la Flecha Valona), pero no se le vio con los mejores en el reciente Dauphiné. ¿Salió con dudas en esa carrera?
– No. He salido bien. Me exprimí mucho en el inicio del año. Terminé cansado y enfermo. Tuve que descansar bastante y llegué corto de preparación al Dauphiné. Ahí sufrí. Pero era la carrera que me hacía falta para ponerme las pilas y ahora estoy muy bien. He asimilado los esfuerzos.
– Más allá del duelo Vingegaard-Pogacar, ¿cree que puede haber una sorpresa?
– No parece. Son los dos favoritos. Para la tercera plaza estamos los de siempre, Carapaz, O'Connor, Hindley, Mas, yo...
– Esta semana se publica un libro titulado 'Landismo'. ¿Lo ha leído?
– No, no sé nada de él. Espero que sea una sorpresa agradable.
– Siempre hay algún corredor, por ejemplo Marino Lejarreta, con menos palmarés que otros pero con más tirón y cariño popular. ¿Nota que eso también le sucede a usted?
– Lo noto. La gente me quiere mucho y eso que no gano muchas carreras. Me he hecho un hueco en el cariño de muchos aficionados. Sólo puedo estarles agradecido.
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