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Tom Dumoulin, en pleno esfuerzo con la prenda recién estrenada. AFP

Un maillot de urgencia para que Dumoulin ganara la crono

El holandés se dio cuenta a las diez de que había perdido la ropa de la contrarreloj y la firma Etxeondo le confeccionó una prenda nueva justo a tiempo para poder correr

IÑAKI IZQUIERDO

Domingo, 29 de julio 2018, 01:13

«A las diez y pico de la mañana estaba desayunando en casa y me llamó mi hijo. 'No te puedes creer lo que pasa. Tenemos un urgencia'». Paco Rodrigo, patrón de la firma Etxeondo, escuchó de boca de su hijo Patxi que Tom Dumoulin ... había perdido su buzo de contrarreloj y no tenía con qué hacer la etapa de la tarde. «No me lo creí, pensaba que era una broma». Pero no. El equipo no encontraba los buzos (tenía uno de manga larga y otro de manga corta) del campeón del mundo, que en cinco horas salía a correr.

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«Está todo el mundo de vacaciones y las máquinas tapadas con telas. Me doy cuenta de que no sé si vamos a llegar a tiempo», reconoce Rodrigo. «Empecé a llamar a todo el mundo, a uno le saqué de la cama, a otro de la peluquería... No sé cómo, pero a las 14.15 horas Dumoulin tenía el buzo en sus manos en Senpere. Contando que se tarda una hora en llegar de Irura a Senpere, se ve lo complicado que fue. Tardamos unas dos horas en confeccionar la prenda, que además tiene de por sí bastante complicación».

El responsable de Etxeondo explica que «no había tiempo y no estaba seguro de poder terminar, pero pusimos a todo el mundo en marcha. Hubo que hacerlo todo desde el principio, el diseño en el ordenador, el color, cortar tejidos, coser... Al ser Tom el campeón del mundo lleva una prenda única y ni siquiera valía el modelo habitual del resto de temporada, ya que en el Tour llevan un patrocinador, Samsung, solo para esta carrera. Les surtimos antes del Tour de uno de manga larga y otro de corta -aunque solo había esta crono individual- y la verdad es que no sé que habrán hecho con ellos, pero el caso es que no estaban. Tom pasó el día muy nervioso».

«Muchas, muchas gracias»

A las dos y cuarto, cuando Patxi Rodrigo entregó el buzo nuevo a Dumoulin, el holandés llamó por teléfono al máximo responsable de la firma guipuzcoana. «Me dijo, gracias, gracias, gracias no sé cuántas veces», recuerda.

Así quedo el maillot.

El campeón del mundo tuvo suerte de que la crono fuera en Ezpeleta y la casa que le viste, en Irura. En otras circunstancias no habría sido posible una maniobra así. Dumoulin agradeció el trabajo de Extxeondo en la meta y se felicitó de que «la etapa haya sido en su casa vasca, porque si no habríamos tenido un problema importante. Estoy feliz por poder dedicarles esta victoria».

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Si un guionista hubiera diseñado una campaña publicitaria no habría conseguido una historia así, rematada con una victoria in extremis del campeón mundial de crono.

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