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Conviene a veces mirarse en un espejo público. ¿Cómo han visto desde fuera la Gran Salida en Bilbao del Tour y este arranque de la mediática prueba francesa en Euskadi? La pasión vasca por el ciclismo viene de lejos y asombró al mundo con la ... marea naranja al inicio de este siglo, cuando miles de seguidores llegados desde Euskadi tiñeron con el color del equipo Euskaltel las cunetas de los Pirineos al paso de la Grande Boucle. Desde 1992 -la ronda gala comenzó a rodar ese año en San Sebastián-, las instituciones vascas insistieron cada año con cartas enviadas a la dirección del Tour para volver a ser la sede del Grand Départ.
Y al fin, Bilbao lo ha sido. Vitoria y San Sebastián, salida y meta ayer, se han encargado de la segunda etapa y hoy le toca dar el banderazo a Amorebieta. Durante casi una semana, Bilbao ha acogido la gigantesca infraestructura del Tour, una ciudad ambulante de cinco mil vecinos, incluidos casi dos mil periodistas. Ellos son el espejo internacional en el que Bilbao, Bizkaia y Euskadi se miran estos días. Cuatro enviados especiales al Tour cuentan su visión sobre esta Gran Salida. Hablan de cuestiones deportivas, y, sobre todo, del ambiente.
Manolo Martínez ya suma 27 ediciones del Tour como firma del periódico oficial de la carrera, 'L'Equipe'. Con tantos artículos redactados en tantos países puede comparar. «Pensaba que iba a haber aún más ambiente. Lo ha habido en subidas como Pike, en el paso de los pueblos y en la meta, pero yo esperaba todavía más gente. Tengo la impresión de que en 1992, en la Gran Salida desde San Sebastián, se registró más afluencia, más espectadores que se acercaron con curiosidad a ver la carrera. Por eso, me pareció que quizá esta vez ha habido menos de lo esperado. Hubo muchos aficionados en algunos puntos, pero no tantos en otros», apunta. Y aporta su visión de la ciudad: «En las jornadas previas, Bilbao estaba bastante desierta, como si la gente se hubiera ido para evitar los problemas de tráfico del Tour. Había ambiente, pero se notaba que faltaban muchos vecinos».
Su calificación en el aspecto deportivo alcanza el sobresaliente: «La etapa de Bilbao fue magnífica. Lo que se preveía. Hubo pelea entre los mejores. Salió redonda. Con público y emoción».
A Jean-Julian Ezvan le ha entusiasmado esta Gran Salida. Ha cubierto 17 ediciones del Tour para el periódico galo 'Le Figaro'. «La etapa de Bilbao fue un regalo para el Tour. Encontró todo lo que esperaba. Era un recorrido difícil y hubo pelea entre los que aspiran a la clasificación general. Los aficionados pudieron ver a Vingegaard y Pogacar cara a cara. Y todo rodeado por la pasión de los vascos. Ya se vio en la presentación de equipos del jueves. Ni la lluvia apagó esa pasión. En Euskadi hay un fervor increíble por el ciclismo. Se notó en los días previos, con la ciudad engalanada de amarillo, con los escaparates llenos de motivos del Tour... Creo que se hablará mucho tiempo de esta Gran Salida. Hasta ahora se recordaba lo que sucedió en Londres, en Leeds, en Copenhague... Ahora se citará también a Bilbao».
Entre todas la imágenes que han dejado estos días se queda con un fogonazo: «La subida a Pike fue impresionante. Son momentos que perdurarán, inolvidables. Sabíamos que era un punto clave de la carrera, pero todo quedó superado por la emoción de ver la lucha entre los favoritos al lado de un público masivo que no dejaba de animar».
«Alquilamos un apartamento en Algorta y el propietario, en cuando supo que veníamos por el Tour, no dejó de hablarnos de la carrera. Cada día que bajábamos al bar, la dueña nos comentaba cosas sobre la prueba. En Algorta no había tanto ambiente por el Tour, lo que había es ambiente de fiesta. Todos mis colegas han flipado. Me preguntaron si era así todos los días y le dije que sí, ja, ja. Han sido unos días especiales», relata Andrew Hood, periodista de una de las webs mundiales con más eco, 'Velonews'. Ya lleva 26 Tours. «Demasiados, ja, ja». Conocía Bilbao. «Lo que me ha sorprendido es que no he visto tantos extranjeros. Pero, bueno, ya había vascos de sobra para pasarlo bien». Lo está disfrutando. «En la carrera sentí que había vuelto la marea naranja. He hablado con varios ciclistas y coinciden en que fue increíble. Notar ese aliento. A todos les encanta competir en Euskadi. Tenían ganar de correr aquí el Tour. Aunque es verdad que Bilbao estaba como si muchos vecinos se hubiera ido por el miedo a una invasión de visitantes», insiste.
Juan Charry, del portal colombiano 'Just Cycling Channel', se quedaría a vivir en Bilbao. «La etapa fue una auténtica locura. Una de las mejores primeras etapas que recuerdo. De eso no hay duda. El País Vasco, por su afición, era el mejor lugar para empezar este Tour. Ha sido un acierto venir aquí. Son los que más conocen y respetan al ciclista. Lo que vivimos el sábado quedará en la memoria. Lo que sucede aquí con el ciclismo hay que vivirlo en directo», subraya en su quinto viaje a la ronda gala.
Va más allá del deporte. «Bilbao me encanta, su mezcla de arquitecturas, el casco viejo y el contraste con el Guggenheim. Y, claro, la comida vasca. No he dejado de comer pinchos. Más feliz no puedo estar», asegura.
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