Igor Barcia
Sábado, 1 de julio 2023
A los hermanos Yates (7-8-1992) les costó ser reconocidos en su tierra. Crecieron en Bury, ciudad británica del Gran Manchester donde el fútbol siempre ha eclipsado a otros deportes. También a los gemelos, más pendientes del United que de otra cosa hasta que ... su padre John les llevó un día a un velódromo. Fue aquella decisión la que hizo surgir la chispa dentro de los futuros ciclistas. Allí comenzaron a forjarse, a brillar, como tantos otros corredores que han surgido del ciclismo británico en pista. Pero el reconocimiento no era para los jóvenes que practicaban ciclismo. Peter Roscoe era miembro del Bury Clarion, un selecto club deportivo de la localidad fundado en 1901, y se le ocurrió que los éxitos de los jóvenes Yates podían tener el reconocimiento de los socios.
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Igor Barcia
«Les propuse a los dos deportista junior del año y vinieron a la presentación del club, pero después me llegó el mensaje: 'No vuelvas a hacer eso, Peter'». Desde hace tiempo, los socios vibran con los éxitos de los gemelos, acuden a las carreras para apoyarles y a buen seguro que vibrarían ayer también en el club con el enorme éxito logrado en el Grand Départ de Bilbao por dos de sus lugareños más ilustres.
Tampoco tuvieron el inmediato reconocimiento del ciclismo británico cuando comenzaron a crecer en la categoría de aficionados. De hecho, Adam decidió emigrar primero a Francia, donde formó parte del CC Etupestal. Simon insistió en la pista y fue fue campeón de mundo de pista con 17 años y tres temporadas después en la prueba de puntuación. Pero llegaron las dudas porque era demasiado ligero para lo que se estila en el velódromo y en 2013 apostó por la carretera, donde brilló junto a su hermano en el Tour del Porvenir.
Ahí apareció la estructura que controlaba el ciclismo británico. El Sky les hizo una oferta para ser profesionales, pero los hermanos tomaron una decisión fundamental. «Llevaba tiempo hablando con el Sky -señaló Simon-, pero cuando llegó la oferta del Orica australiano todo encajó. No nos importaba el dinero, sino el camino. Si hubiéramos fichado por el Sky estaríamos siempre tirando del grupo. Así no se aprende a ganar carreras. Cuando se deciden las etapas ya estás detrás y agotado».
El Orica les permitía ser líderes y correr juntos, así que eligieron el camino más lejano a la fama en Inglaterra. Tocaba emigrar, apostar por crecer como ciclistas profesionales en Australia. Desde 2014 formaron juntos en la estructura de GreenEdge, donde alternaron éxitos y fracasos. Los Yates igualaron a los gemelos eslovacos Peter y Martin Velits, que disputaron juntos el Tour de 2012 y Simon tuvo su primera gran oportunidad de ganar una gran vuelta en el Giro de Italia de 2018. Lo tenía todo a favor, era maglia rosa después de aguantar las embestidas del Sky, y sólo le quedaba la última gran jornada dolomítica. ¿Qué aficionado al ciclismo no recuerda la etapa de La Finestre, con Chris Froome desbocado en busca del triunfo? El hundimiento de Simon Yates fue tan tremendo que perdió 45 minutos en la meta, además de un Giro que ya acariciaba. Pero los Yates no tiran la toalla y unos meses después, el propio Simon se había con la victoria en la Vuelta a España.
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En el caso de Adam, su primera gran victoria también llegó en tierras vascas. En 2015 logró su mayor éxito: una Clásica de San Sebastián que ni siquiera sabía que había ganado. Greg Van Avermaet volaba hacia la cima de Igeldo cuando una moto de ETB le golpeó y le tiró al suelo, dejando sin opciones al belga del BMC. El desbarajuste fue tal que cuando Adam apareció en el Boulevard donostiarra pensó que había sido segundo.
El despropósito se completó cuando los directores del Orica corrieron donde Simon para felicitarle, confundiéndose de hermanos. Tanto se parecen que en aquellos años la clave para distingirles era que Simon solía afeitarse antes de las carreras y Adam no. Ese día, lo había hecho por la mañana.
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Adam presentó su candidatura a estrella del ciclismo en el Tour de 2016, cuando estuvo siempre con los mejores y finalizó en la cuarta plaza, haciéndose con el maillot blanco de mejor joven. Pero desde entonces le ha faltado dar ese paso que se esperaba. Noveno en 2020 y 2022, Adam parece haber tirado la toalla sobre sus posibilidades de pelear por el podio del Tour. Porque después de toda una vida juntos, en 2021 llegó el cambio de rumbo. Por fin los gemelos Yates se iban a distingir.
Adam pasaba a vestir el maillot de Ineos y a competir para un equipo británico. «Competir para un equipo británico es algo que me entusiasma. He sido testigo del auge del ciclismo en el Reino Unido durante mi carrera y creo que esto ha sido impulsado por el éxito de los ciclistas británicos y de este equipo. Es una oportunidad emocionante y creo que ha llegado en el momento adecuado. Mis resultados en carreras de una semana y carreras de un día han sido realmente sólidos, pero me gustaría llevar esa consistencia a las grandes vueltas con los Grenadiers de Ineos y ver a dónde me lleva».
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Pero fue un recorrido corto. Dos temporadas después, Adam forma parte del UAE Team Emirates, donde pone su calidad como escalador al servicio de Pogacar. Y de momento, es un buen plan tras lo visto ayer en la llegada a Bilbao.
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