Froome vuelve al Tour 4 años después

Ha pasado mucho tiempo desde su último triunfo. Fue, eso sí, antológico. A tres días para el final del Giro 2018, destrozó la carrera con un ataque lejano, casi suicida, en La Finestre. Hundió a Simon Yates y le dio la vuelta a la clasificación. Ganó la etapa y el Giro. Su siguiente objetivo era igualar a Anquetil, Merckx, Hinault e Induráin al sumar su quinto Tour. Pero...

El 12 de junio de 2019, mientras reconocía el trazado de la contrarreloj del Dauphiné, Froome perdió el control de su bicicleta a casi 60 kilómetros por hora en una curva. Impactó de lleno contra un muro. Se rompió. Fracturas de fémur, de codo, de una vértebra cervical, de varias costillas que le perforaron un pulmón... Tenía 34 años y el currículo lleno de triunfos: dos Vueltas, un Giro y cuatro ediciones del Tour. Podía jubilarse tranquilo. Pero pese a los pesimistas pronósticos médicos se empeñó en volver. Lo hizo, aunque no ha vuelto a ser el mismo.

«Siento que estoy ante el gran desafío de mi vida. Quiero darlo todo para probar que es posible. Estoy, claro, dispuesto a aceptar la realidad», declaró al inicio de la siguiente temporada. Su pierna izquierda aún estaba al 35%. Ni así se rindió. «Me repito que soy capaz de volver incluso más fuerte que antes», se conjuraba. No lo ha conseguido. Ha vuelto a competir, pero nunca ha estado con los mejores. Ni siquiera había sido seleccionado para el Tour. Hasta ahora. Su mejoría en las últimas carreras le ha abierto las puertas de la carrera donde reinó en cuatro ediciones.

Junto a Fuglsang y Woods, Froome tendrá a su lado a Simon Clarke, Krists Neilands, Omer Golstein y Hugo Houle. El equipo Israel ya ha vencido en etapas del Giro y la Vuelta. Le queda pendiente el Tour. Fuglsang viene de brillar en la Vuelta a Suiza y Woods, de ganar la Ruta de Occitania. Son sus grandes bazas. A Froome nadie le pide nada. Ya se exige él mismo. El británico nacido en Kenia sueña con levantar los brazos en una etapa del Tour de su regreso.