Chris Froome, que ha ganado cuatro ediciones del Tour (2013-15-16-17) siempre habla bajo. Evita discusiones. Es así desde que una vez le hizo prometer a su madre, Jane, que nunca más chillaría. Durante años, la de Froome fue una infancia que se ... tapaba los oídos con las manos.
Publicidad
Más que del lugar donde se nace, uno es de la tierra donde decide descansar eternamente. Karen Blixen, la escritora interpretada por Meryl Streep en 'Memorias de África', eligió una colina de las tierras de Ngong, en Kenia, para enterrar los restos de su amante - 'Denys', Robert Redford-. De allí es Chris Froome. En su autobiografía, 'Mi ascensión', dice: «Si tuviera que morir mañana, es aquí, a Ngong, donde vendría a hacer mi última excursión». A ese mundo primitivo y puro en el que creció pedaleando salvaje y libre.
La infancia traza el destino. Cuando nació, Froome era rico. Sus padres, de origen británico, vivían en Karen, la localidad a la que dio nombre la escritora danesa. En Karen, casi todos eran blancos. Los Froome poseían una casa colonial. Eran la alta burguesía blanca de un país negro. «Crecer allí era mágico. Pero de repente, todo se paró», recuerda. Cuando tenía seis años comenzaron los gritos. Discusiones en las que su madre abroncaba a su padre. Para colmo, el negocio familiar se hundía. Clive Froome había pedido un crédito que no podía pagar. Los bancos no perdonan. Divorcio y ruina.
Perdieron la casa, todo. Mientras sus hermanos estudiaban en un colegio inglés, Froome, tan niño, asistió al desahucio. Vio a su madre llorar mientras trataba de tapiar la casa para evitar que el camión de embargo se llevase sus cosas... En ese brusco cambio de rico a pobre, Froome tuvo una ventaja. Jane nunca había hecho distinción entre negros y blancos. Su hijo pequeño iba a ser un auténtico africano. Hablaba swahili y corría libre por la sabana. La bicicleta y África le liberaban de los gritos en casa.
Publicidad
«Viví la marcha de casa de mi padre como un descanso. Era el final de las broncas», cuenta. Chris llegó a un acuerdo con Jane: no chillar nunca más. Ella cumplió. Salvo cuando, años después, alguna mañana se escuchaba desde la habitación de Jane: «¡Christopher!». Tenía un buen motivo para gritar. Se acababa de despertar y sobre la almohada estaba sesteando 'Rocky', una de las dos enormes serpientes pitón de Chris. Ese chillido era el único que hacía reír al crío. El resto le dañaban. «Me resulta insoportable escuchar a gente que eleva la voz», confiesa el ciclista británico nacido en Kenia. Por eso nunca, ni cuando le han lanzado sospechas de dopaje, ni cuando algún hooligan le insulta o agrede en la carretera, tiene una reacción violenta. Responde con calma y voz suave. Pero firme. Ningún león ruge antes de atacar. Cazan en silencio.
Jane tuvo que ganarse la vida. Estudió y se colocó en un hospital público. De sol a sol. Froome aprendió a divertirse solo. A adaptarse a su nueva vida. Sin un lujo. Su espíritu libre no cuadraba con las paredes de la escuela. Era disléxico. «Le tenía pánico a que me obligaran a leer en voz alta». Y sufría otro miedo íntimo: a que los otros niños descubrieran que él y Jane eran pobres. Cada viernes, una madre compraba helados para todos los críos. Chris temía el viernes en que la encargada era la suya. ¿Y si no podía pagarlos? «Eso me angustiaba». África, Jane, las pitones y su bici formaban el universo de Froome. Hacía tiempo que ya no estaban sus hermanos mayores,
Publicidad
África era para él y su madre. Los fines de semana en el Valle del Rift, en Ngong. Solos en la tierra masái. Iban en coche. Caminaban. Hacían una fogata y comían carne al raso. Ese lugar virgen fue luego su campo de entrenamiento ciclista. Los fines de semana los reservaba para su madre y el resto de los días, para la bicicleta y sus nuevos amigos, como David Kinjah, un antiguo ciclista que hasta había probado en el pelotón europeo. Su primer entrenador. Él le habló de ese otro mundo. Y lo descubrió en la televisión en 2002, la primera vez que veía el Tour. Eso era lo que quería. Kinjah le enseñó a pedalear y a sufrir. Como un salvaje. Siempre hasta el límite del cuerpo y más allá. Sin concesiones. Como la vida en África.
En 2008 Froome era ya ciclista profesional en la Euskal Bizikleta. Mientras se preparaba para la tercera etapa recibió una llamada de su hermano Jeremy. Jane acababa de morir. El cáncer. Tenía 58 años. Maldito tabaco. Froome se desesperó. Golpeó. Ahí sí gritó. Voló a África. Se encontró con sus hermanos. Y los tres le pusieron voz a lo que ella hubiera dicho: «Si mamá estuviera aquí y nos viera así de tristes, nos habría encontrado ridículos. Nos habría dicho: No lloréis por mí. Saboread la vida. No perdáis el tiempo». Entre los tres decidieron repartir los restos de Jane en el mar, en Diani, donde tantas veces habían estado juntos. Unos días después, Froome recibió otra llamada, de Claudio Corti, su director. Iba a debutar en el Tour.
Publicidad
Tres años más tarde, de nuevo en África con sus hermanos, encontraron entre las cosas de Jane una carta. En ella les pedía que, si llegaba el día, repartieran sus cenizas en las aguas de Diani. «Al leerlo, mis hermanos, mi madre y yo compartimos una última sonrisa». Diani era para ella lo que las colinas de Ngong son para Froome. Su sitio. La película 'Memorias de África' termina con la voz de Meryl Streep contando cómo una pareja de leones había cogido por costumbre subir hasta esa colina de Ngong y echarse sobre la tumba de su amante, con todo el territorio de caza a la vista. «A 'Denys' le hubiera gustado saberlo». Suena la banda sonora y se filtra en el cine el aire cálido de Ngong. Fin. Justo ahí quiere dar Chris Froome su última pedalada.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.