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El inmortal autor de 'Los tres mosqueteros', Alejandro Dumas, se habría enamorado como un adolescente 'tifoso' de la orquesta de esfuerzos que supuso el equipo ciclista KAS en sus más de veinte años de trayectoria profesional. De haber coincidido el escritor francés en el tiempo ... con aquellos esforzados de la carretera, renovaría inmediatamente ese grito tan vigoroso –proactivo, diríamos hoy– de «uno para todos y todos para uno». Esta divisa marcó también el diseño, la estrategia y las actuaciones de la escuadra vitoriana.
Un trabajo solidario, innegociable y bien estructurado, como aquellos compromisos gremiales de maestros, oficiales y aprendices. Fue el KAS un poderoso colectivo ciclista constituido por grandes individualidades que obedecía, por tanto, a esa otra máxima tan reconocible de que «la unión hace la fuerza». O que «nadie es tan bueno como todos juntos» que tanto popularizó Alfredo Di Stéfano desde otro deporte dado igualmente a los esfuerzos compartidos.
Todavía se siguen recordando los trazos y las costuras de aquel magnífico equipo: la manifestación armónica de toda una sinfonía de ciclistas. La coreografía aguerrida del KAS batalló con lo más selecto del panorama internacional. De entre todos estos majestuosos atletas sobresalía, cómo no, Eddy Merckx. Probaron insistentemente la fortaleza física y la dureza mental del 'caníbal' belga.
Ataques coordinados en amarillo y azul (tintura azulona en el Tour, por aquello de no confundirse con el color del maillot de líder) que lejos de acobardar al mítico campeón belga, sirvió todavía para excitarlo mucho más. Así, en compañía de tan nobles adversarios, cimentó Merckx gran parte de su leyenda, así también los hombres del KAS. Con fogonazos y deslumbramientos que hoy sabemos eran de gloria futura.
La primera hornada del KAS (compartió firma comercial con Boxing, que al año siguiente tendría también equipo profesional) sale a las carreteras en 1958. En sus inicios, las complacencias del plantel se ciñeron al ámbito doméstico, que tenía como reto más apremiante, evidentemente, la Vuelta a España. Para entender decisiones y otras firmezas hay que recordar que la dirección ejecutiva de la firma comercial KAS con la familia Knörr al frente, y con la dirección técnica del equipo ciclista capitaneada desde septiembre de 1961 por Dalmacio Langarica, que sustituía en estas lides a Luis Goicoechea, ansiaban retos cada vez más ambiciosos: el horizonte soñado era, por supuesto, el Tour de Francia.
El KAS debutará en la 'Grande Boucle' en 1964. Lo hará con un aldabonazo previo y sin avisar de Valentín Uriona, que se impondría gallardamente en el exigente Dauphiné Liberé, un test de aúpa para probar las dificultades alpinas. En aquel Tour del estreno con la firma KAS (o KAS-KASKOL, si se prefiere más exactamente), Julio Jiménez triunfará en dos etapas montañosas, en Andorra y el mítico Puy de Dôme. Habría que añadir una tercera victoria, acaso más sorprendente por inesperada: la del propio plantel vitoriano que derrotaba en la modalidad de contrarreloj al resto de escuadras.
Julio Jiménez resultaba toda una garantía para el mes de julio. Así, en 1965, vuelve a ganar en Bagneres de Bigorre y Aix les Bans, consiguiendo el primero de los tres triunfos absolutos y de manera consecutiva en la montaña del Tour (y el único dentro de las filas del KAS). Las carreteras francesas aclaman y se familiarizan con las huestes de Vitoria, vencedoras por equipos en las ediciones de 1965 y 1966.
Los Tours del 67 y 68 volvieron al sistema de correr por selecciones nacionales. En la cita de 1968, en la que triunfó Jan Janssen, recaía la selección del combinado español en Langarica. Descolló el vizcaíno Aurelio González al llevarse una etapa en Bretaña, mostrándose al final de la carrera digno heredero del abulense Jiménez en el trono de la montaña. Además del maillot de mejor escalador, tres compañeros de Aurelio quedaron dentro de los diez de la general: San Miguel (4º), Gandarias (9º) y Gómez del Moral (10º). Se ganaba la ronda por combinados. En realidad, sobre el pecho de los corredores, sobre la bandera nacional tejida en los maillots, y en las costuras de los culottes, floreaban tres letras: KAS.
Tour del 69. Inicia la dictadura el gran 'boss' del ciclismo mundial: Eddy Merckx. El vizcaíno Andrés Gandarias daba lustre a su incipiente palmarés quedando quinto. Y en la edición del 70, González Linares, con su imponente altura y esqueleto de gran tonelaje, osó derrotar al mismísimo Merckx en territorio belga con una corta pero exigente contrarreloj. El alavés Paco Galdos, noveno en la general, comenzaría a exhibir el marchamo de su constante regularidad con la mesura que le definirá en los años venideros.
Consolidado el equipo en el ciclismo europeo, la temporada-71 avivará las hechuras de un nuevo KAS, en realidad con las señas de siempre, pero mucho más poderoso. La firma de refrescos se nutría con savia nueva: con Txomin Perurena, con 'El Tarangu', es decir, el genio arrebolado y eléctrico de José Manuel Fuente, desmedido, a menudo oficiante y víctima en las carreteras; así también con el pequeño de los Lasa, Miguel Mari. En el Tour de 1971, aquel que pudo ganar Ocaña de no haberse caído en el Col de Menté, el volcánico Fuente enriquecía su currículo con dos etapas pirenaicas consecutivas: en Luchon y Superbagneres. No volvería a obtener más triunfos parciales en la ronda francesa. Fue también el año de la machada de José Luis Uribezubia encadenando y terminando las tres grandes: Vuelta, Giro y Tour.
Debido a las apreturas de la campaña, el KAS decidió ausentarse en el Tour-72. Retirado Langarica de la dirección técnica, Antón Barrutia y Eusebio Vélez liderarán ahora al equipo desde los coches. En el Tour del 73, que no corrió Merckx tras los esfuerzos acumulados en Vuelta y Giro, Fuente apuntaló un tercer puesto de privilegio solamente por detrás de Ocaña, ahora sí en lo más alto, y Thèvenet.
Ausente Fuente por enfermedad en el Tour-74, el KAS otra vez contra el Molteni de Merckx. Otro titán fue el cántabro Gonzalo Aja, quinto en la general, que asombró al belga con sus prestaciones en la montaña, cuyo entorchado definitivo fue para un pertinaz Perurena. Una etapa recayó en López Carril, que repetiría majestuosamente con otra gran escapada por los Alpes en la edición de 1975 alzando los brazos en Avoriaz. Era su tercera victoria parcial en la ronda francesa, pues había logrado pisar primero la línea de meta también en 1973: en Niza. Alcanzaría López Carril el tercer puesto en el Tour del 74, tras Merckx y un ya longevo Poulidor.
En el Tour de Lucien Van Impe en 1976, el KAS volvía a triunfar por equipos. Como en las ediciones de 1965 y 1966 y como en la más reciente de 1974, la última gran ronda victoriosa de Merckx. Galdos alcanzó el sexto puesto de la general. Otro integrante del KAS, José Nazabal, vencería en soberbia escapada en el Tour del 77 en Vitoria, frente a la factoría de refrescos. Un coriáceo Galdos se acercó más que nunca al podio de París: cuarto. Por delante únicamente Thévenet, Kuiper y Van Impe.
Coincidiendo con una época convulsa para el ciclismo español, en 1979 la estructura deportiva del KAS estrenaba doble nacionalidad: hispano-belga, con Lucien Van Impe como capo destacado. Por el lado vernáculo compartiendo galones, Paco Galdos. Una veteranía la del de Lasarte que ahora con exasperante regularidad –su mejor cualidad en los años mozos– le aupó hasta el segundo puesto en la ronda española, la que ganó el cuasi-eterno Joop Zoetemelk. En cambio, el Tour se hizo demasiado largo para aquel plantel flamenco-hispano.
'Annus horribilis', aquel del 79, que desencadenó la desaparición del equipo KAS tras 22 temporadas. La rentrée fue luego por todo lo grande; aprovechando la estructura deportiva que ofrecía Jean de Gribaldy con Sean Kelly –el corredor más completo de la época– como figura estelar. Retornaría así el KAS-MIKO-SKIL a los escenarios internacionales. En un año asumiría otra vez el KAS la principal partida presupuestaria y publicitaria. Durante tres temporadas más, hasta la definitiva de 1988.
Son años en los que el irlandés Kelly experimenta una de las transformaciones más deslumbrantes conocidas por el ciclismo profesional: se convierte en un corredor todo-terreno presto ya para disputar con solvencia las grandes pruebas por etapas. Se mostraba intratable en la París-Niza venciendo en siete ediciones seguidas; en la Vuelta a España, todas con el KAS ya como principal sponsor, ganará etapas en las ediciones de 1985 (3), 1986 (2), 1987 (2) y 1988 (2). Ganó la Vuelta del 88 por delante del voluntarioso alemán Dietzen. En la edición anterior tuvo que abandonar la ronda española por culpa de un forúnculo cuando marchaba de líder. En el Tour-84, más Skil-Sem que KAS alcanzó el quinto lugar; y en el Tour-85, el último de Hinault, fue cuarto, llevándose también el maillot verde de la regularidad.
Julio es el mes del Tour; el del azulado cielo y el del amarillo astro-rey. Azul y amarillo, los colores legendarios del equipo vitoriano KAS en la gran carrera por etapas del mundo. Un maillot mítico con una hoja de servicios sobre sus espaldas singular. Ética no exenta de gallardía estética para un plantel que ha sabido trascender con sus hazañas los días de gloria y de clamor.
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