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Enric Mas, con gesto contrariado y la mirada perdida, se somete al examen de uno de los médicos del Tour.

Dos pérdidas sensibles

Mas y Carapaz. ·

Ambos sufrieron una caída en el descenso del Vivero que elimina de la carrera a dos aspirantes al podio del Tour

Jon Rivas

Sábado, 1 de julio 2023

Con la mirada perdida en el horizonte, que para un ciclista que corre el Tour llega a los Campos Elíseos. Como si no escuchara a nadie, hasta el punto de que uno de los ayudantes de Florence Pommerie -la jefa de los servicios médicos de ... la carrera- le pasó la mano por delante de los ojos para asegurarse de que seguía allí, de que la niebla no empañaba su conocimiento. Enric Mas sabía ya que la primera etapa del Tour era también la última para él. Chente García Acosta, su director, lo resumía con ojos del ciclista que fue: «El corredor lo primero que sabe es si se puede montar en la bici o no, y habrá visto que no podía seguir. Cuando hemos visto que no se montaba, nos hemos dado cuenta de que no iba bien».

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Fue a 22 kilómetros de la meta, en una curva abierta del descenso de El Vivero hacia Lezama. Las cámaras no captaron el momento exacto, pero sí a Mas de pie, en apariencia sin daños graves. Sin embargo, un segundo más tarde, un gesto desveló la situación real, y el líder del Movistar se dio cuenta de la dimensión de su lesión. Se agachó para recoger la bicicleta tirada y al estirar el brazo se percató de que no podía, que no le respondía, y posiblemente sintió dolor por primera vez después de que la adrenalina del momento del impacto lo ocultara en un primer momento.

García Acosta

«Enric estaba muy bien para este Tour, pero habrá que buscar nuevos objetivos»

Unos metros más abajo, Richard Carapaz, campeón olímpico, vencedor del Giro de 2019 y líder del Education First, sentado en el suelo, parecía más grave, con gestos de dolor, sangrando por la rodilla izquierda, heridas de guerra. En la cuneta, con el ecuatoriano doliente y los coches de los equipos parados, Mas seguía sin hablar, dejándose llevar dócilmente por las maniobras del médico, primero haciéndole girar la muñeca, después tocándole el hombro, y la escápula un instante más tarde. Y sin hablar, sólo por los gestos de sufrimiento, descubrieron ambos, médico y paciente, que la situación era más grave de lo común. «Estaba bastante bien dentro de la mala leche», comentaba García Acosta. «Le han llevado al hospital para que le examinen».

Education First

«Sufre una pequeña fractura en la rótula izquierda que necesitó tres puntos de sutura»

Ya pasaban más de tres minutos y el pelotón seguía su camino, como los aviones que buscaban la pista del aeropuerto de Loiu. Carapaz, dolorido pero orgulloso, tal vez sabiendo que no tenía huesos rotos aunque sí desencajada la etapa, pidió otra bicicleta, que trajo apresurado un auxiliar, aunque el corredor no se dio la misma prisa. Le pusieron un bidón con agua, se subió lentamente a la Cannondale y comenzó a descender hacia el llano, a su ritmo, a sabiendas de que no era su día, y posiblemente, tampoco su Tour.

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Mas seguía de pie, junto a Yvon Ledanois, su director, que con gesto serio acompañaba la escena, sin entrometerse. No pintaba bien. Un par de minutos después, cuando el pelotón todavía no tenía enfocado el camino de Pike, el rótulo televisivo, que replicaba las palabras de Radio Tour, anunciaba lo previsible, la retirada de Enric Mas, que la noche anterior atendía solícito y optimista a las radios nocturnas y explicaba que su objetivo, después de varios meses de preparación, era el de subir al podio en París y quizás ir más allá, que se ha dado cuenta de que tiene que correr al ataque. Pero no se le pudo ver ni en Pike Bidea, donde Carapaz subió entre gestos de sufrimiento que ya exhibía a su paso por Derio, gracias a esa fuerza de voluntad que tienen los ciclistas y al aliento, y tal vez algo más de los aficionados.

Carapaz necesita ayuda tras cruzar la meta de Bilbao con gesto dolorido.

Cambio de planes

Y ahora, todos los planteamientos cambian en el seno del equipo Movistar, que ayer estrenó maillot blanco pero el porvenir se le vuelve oscuro. «Veníamos con muchas ganas de hacer una buena general», dice García Acosta, «porque Enric estaba muy bien, pero habrá que buscar nuevos objetivos». Se resigna con el fatalismo realista que acompaña a quienes llevan muchos años en el deporte de las dos ruedas. Y repite una frase hecha, pero que tiene sentido dentro del contexto en la que la pronuncia: «El ciclismo es así. Ahora lo importante es que (Enric) se recupere y que empiece a pensar en nuevos objetivos. Le tiene que dar la vuelta a la situación y a otra cosa. Nosotros, aquí, le tendremos que dar también una vuelta». Lo resume también otro de los directores del equipo, Patxi Vila: «Habrá que aceptarlo como una oportunidad».

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Carapaz tampoco estará en la salida de Vitoria para la segunda etapa. Después de penar en los últimos veinte kilómetros, de sufrir lo indecible para cumplir el propósito de llegar a la meta y aplazar un día más lo inevitable, su equipo informó de que después de que le realizaran una ecografía, se detectó una pequeña fractura en la rótula izquierda. Además de necesitar tres puntos de sutura para cerrar el corte en la misma rodilla. El comunicado explica que «Richard no sufrió otras lesiones en el accidente y regresará a casa para comenzar su recuperación». Dos bajas muy sensibles que dejan un hueco entre los favoritos.

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