«Correr en casa ha sido un privilegio»
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Un pinchazo, un desfallecimiento y alguna buena actuación entre los 7 ciclistas vascosPello Bilbao y Jonathan Castroviejo pasaron ayer en carrera por delante del portal del que fuera su hogar familiar durante la infancia. En Forua y en Getxo. Fue como mirarse a un espejo del tiempo. Por un momento vieron a los niños que fueron, los ... que anhelaban llegar algún día a ser profesionales. Y se contemplaron ahora, aplaudidos y admirados por sus vecinos, familiares y amigos, en la mejor carrera del mundo. «Ha sido un sueño cumplido», admitió Castroviejo. La etapa no se acercó a la localidad de Santurtzi, cuna de Omar Fraile, pero para el escalador del Ineos fue igualmente emocionante. «¡Qué podemos decir, la respuesta de la afición ha sido espectacular!». Los siete ciclistas vascos de este Tour 2023 guardarán para siempre en su memoria un acontecimiento «realmente especial». En lo deportivo hubo de todo: desde averías mecánicas hasta algún pequeño desfallecimiento. Y un premio gordo para un vasco, aunque no fue para un ciclista, sino para un director deportivo: el basauritarra Joxean Fernández Matxín llevo al UAE Emirates al Olimpo de Bilbao, con el triunfo de Adam Yates y el tercer puesto de su primer espada, Tadej Pogačar. Así les fue y así se sintieron los corredores locales.
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Carlos Nieto
Mikel Landa vivió un día «especial» porque el Tour se asomaba a Euskadi. Y fue el mejor vasco. El alavés estuvo con las figuras. Entró con Vingegaard y Pogačar. Logró el puesto duodécimo, a sólo 12 segundos del vencedor. Al corredor del Bahrain se le vio activo en el Vivero y apenas cedió unos metros en Pike. «Estoy contento, me ha costado porque llevaba tiempo sin hacer un esfuerzo así; ha sido duro, pero bien».
El ciclista de Murgia admitió que se emocionó en Pike Bidea por la cantidad de aficionados vascos allí congregados, aunque la dura subida resultó «agónica» por su dureza y por el ritmo de carrera que impusieron los dos grandes favoritos. «Pogačar está fuerte». Landa asegura que hoy, con la salida desde Vitoria, será una jornada «superespecial».
El corredor de Getxo, de 36 años, corre su noveno Tour. Es un veterano que ha visto y sentido de todo. «En la llegada hemos comentado con los compañeros del equipo que nunca habíamos asistido a una primera etapa tan bonita como la que hemos vivido», explicaba en conversación con EL CORREO. «Los arranques de esta prueba suelen ser siempre de viento, sprints y peligro. Esta vez hemos disfrutado de un recorrido duro, pero muy bello, aunque también con algo de tensión».
Castroviejo, que ha entrado en el puesto 42, no muy lejos del grupo de favoritos, a 48 segundos del ganador, Adam Yates, ha tenido un estreno relativamente bueno. Se le vio metido en carrera, ayudando a sus colegas de la potente escuadra británica y con cierta chispa. «He pasado prácticamente por el portal de la casa donde vivía cuando era pequeño. La verdad es que vamos a tanta velocidad que me ha parecido reconocer a algunos amigos y familiares pero ha sido todo muy rápido», comentaba. El seis veces campeón de España contrarreloj reconoce que no esperaba que hubiera tanto público. «'Chapeau para toda Bizkaia; ha sido increíble y nunca lo olvidaré».
Para el ciclista de Forua, el estreno del Tour en Bizkaia fue un día agridulce. Disfrutó con la afición -«ha sido algo para recordar»-, y entró cerca de los mejores, en el puesto 40, a 33 segundos de Adam Yates. Pero sufrió una avería mecánica cuando estaba teniendo «buenas sensaciones», lo que le privó de poder estar con los mejores y, quizás, disputar la victoria, en una etapa que conocía de memoria y que tenía señalada en rojo en su libro de ruta.
«Al final no he podido hacer nada porque iba pinchado desde el Vivero», contó en meta. «Al principio me parecía que se había soltado el eje, pero resulta que no tenía presión y poco control de la bicicleta. Tampoco he visto el momento de cambiar la rueda...». En realidad, el margen para arreglar era mínimo pues quedaban menos de 25 kilómetros a meta. El único consuelo que le quedó a Bilbao es confirmar cómo Mikel estuvo adelante. «He visto que su situación era buena y ha distanciado a algunos rivales, lo que indica que está bien». El ciclista de Busturialdea reconoció que fue «bonito» pasar por delante de casa y se despidió con un deseo: «Este Tour tan especial, seguro que algo bueno nos traerá».
Ion Izagirre se mostró entusiasmado con la presencia de público a lo largo de todo el recorrido. «Nos lo habían dicho, que estaba atestada la última subida, la de Pike, pero atravesar ese pasillo humano me ha puesto los pelos de punta», afirmó tras la etapa. «La afición ha estado de 10, increíble», añadió.
El pequeño de los hermanos Izagirre se mostró muy contento en el plano emocional, pero no ocultó su tristeza respecto a su rendimiento deportivo. Fue sincero. «Esperaba haber ido más adelante, porque cuando uno corre en casa siempre desea hacer las cosas muy bien, pero me faltaron fuerzas, sobre todo al final». El corredor de Cofidis perdió tres minutos y trece segundos. Entró en el puesto 54, acompañando a su hermano Gorka, a más de tres minutos.
Omar Fraile reconoció que no tuvo su día. El bravo corredor de Santurtzi se descolgó muy pronto en el puerto del Vivero. Ya en meta explicó que quizás le pudieron «los nervios», ya que había depositado mucha ilusión en este arranque de Tour. Hace un par de semanas realizó el recorrido de la etapa con un redactor de EL CORREO y entonces dijo: «Sueño con ganar en Bilbao».
No pudo ser. Entró en el puesto 82, a casi 10 minutos de Yates. Un dato que, por cierto, evidencia la dureza de esta primera jornada. La buena noticia para Omar es que ahora podrá entrar en escapadas al no ser un hombre preocupante para la general. Estará libre de marca y el de Santurtzi es especialista en resurrecciones. «Vamos a seguir luchando a tope». El corredor del Ineos tiene clase y no hay que olvidar que es el último español en ganar una etapa del Tour. Fue en 2018 en Mende, cuando estaba en las filas de Astana.
Pese al mal sabor de boca en lo personal, Fraile agradeció las muestras de cariño de la afición vasca. «Es un privilegio correr en casa, la verdad. Ha sido espectacular».
El ciclista guipuzcoano vivió una etapa agridulce. En lo personal estuvo bastante adelante. Entró en meta en el puesto 16, en el grupo de Pello Bilbao, cerca de los favoritos. Sin embargo, su equipo, el Movistar, sufrió la desgracia de perder a su jefe de filas, Enric Mas, en una caída en el Vivero. «Es una pena», dijo en meta. La etapa de hoy pasa también muy cerca de su pueblo (Ezkio-Itsaso). Lo único positivo es que la baja de Mas le dará al ciclista vasco mayor libertad a la hora de moverse en el pelotón. En cierta forma y por sacar dos minutos en la general al siguiente compañero, pasa a ser el jefe de filas de la escuadra navarra.
Si los hermanos Yates fueron ayer la cara de la moneda, los hermanos Izagirre fueron la cruz. Gorka entró con Ion (puestos 53 y 54, a más de tres minutos). Aunque en el caso del mayor de los Izagirre, el panorama es más desolador porque su equipo ha perdido al jefe de filas a las primeras de cambio.
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