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El Tour de Francia de 2023 comenzará en Bilbao y disputará sus tres primeras etapas en Euskadi. Ante una de las mejores aficiones del mundo y en un territorio de tradición ciclista. Pero el desembarco de la Grande Boucle coincide con un periodo de barbecho ... en la cantera vasca, que no ha encontrado relevo para la generación de Mikel Landa, Pello Bilbao, los hermanos Izagirre, Jonathan Castroviejo y Omar Fraile. A rueda de este pelotón de treintañeros hay un vacío que coincide con la eclosión en otros países de jóvenes talentos como Tadej Pogacar o Remco Evenepoel, que con poco más de veinte años ya mandan en el 'planeta' ciclista. ¿Hay crisis en el ciclismo vasco?
Raúl Mena, presidente de la Federación vasca, Igor González de Galdeano, exlíder del Tour, David Etxebarria, ganador de dos etapas en la ronda gala, y Gorka Gerrikagoitia, director del equipo Cofidis, no son tan alarmistas. Creen que es más una cuestión de «rachas». Apuntan algunos aspectos a mejorar y se muestran convencidos de que, «con inversión», volverán los buenos tiempos. Aunque, eso sí, no a tiempo para el próximo Tour, que queda en manos de la camada de Landa y Bilbao, formados como los demás en aquel Euskaltel-Euskadi presidido por Miguel Madariaga que facilitó el acceso de los corredores vascos a las grandes carreras internacionales. Cuando aquel trampolín se acabó en 2013 vino el apagón. Ahora, con dorsales como Alex Aranburu, Igor Arrieta, Oier Lazkano, Jon Barrenetxea y Xabier Isasa, el pelotón vasco pulsa de nuevo el interruptor de la luz.
David Etxebarria, tras años de pesimismo, es ahora optimista. «No es cuestión de trabajar peor o mejor. Se trata de que a veces sale una buena generación. Hay que saber detectarla y cuidarla, sacarles a correr al extranjero. Darles un calendario rico», subraya el exciclista del Once y el Euskaltel, hoy director del equipo amateur Eulen. Coincide con Raúl Mena. «Es cierto que no tenemos un talento de 20 o 21 años, pero no estamos tan mal», defiende el presidente de la Federación vasca. «También se lleva tiempo hablando de la crisis del ciclismo español y con los últimos resultados de Enric Mas, Ayuso y Carlos Rodríguez España ha quedado segunda en el ránking de la Unión Ciclista Internacional (UCI)», indica. Sólo Bélgica, con Evenepoel y Van Aert, ha estado por encima.
Para Mena, la piedra angular del desarrollo es el equipo Euskaltel, que vive su segunda etapa tras el cierre en 2013 y su actual renacimiento. «Tener una estructura así da tiempo de maduración a los jóvenes. El tiempo que tuvieron Landa y Pello». Pero la actual formación naranja no tiene la entidad que tuvo. No pertenece al World Tour; está englobada en la segunda división. Sin acceso a la mayoría de las grandes carreras. «Nosotros teníamos un calendario con las mejores pruebas. Ahora los corredores del Euskaltel pasan parte de la temporada sin competir», compara Etxebarria.
Y ahí, incide Galdeano, está una de las grandes diferencias con los primeros años de este siglo: «La falta de inversión». En el Euskaltel de hace veinte años crecieron Zubeldia, Mayo, Samuel, Antón... y luego Landa y Pello. David Etxebarria aboga por incentivar a las empresas para que apuesten por el deporte a través de la reducción de impuestos. «La ley de Mecenazgo no termina de tirar del carro», lamenta. A eso, añade Galdeano, se suma la «globalización» del ciclismo. De ser una actividad casi reducida a Francia, Italia, España, Bélgica y Países Bajos ha pasado a ser un deporte popular en casi todo el mundo. Surgen ciclistas en el norte de Europa, en el Este, en América, en Australia... Más competencia para Euskadi, con una población de poco más de dos millones de habitantes y un índice de natalidad muy bajo. A menos cantidad, menos calidad.
Pese a ese último índice, el número de licencias en las categorías cadete, juvenil y sub'23 se mantiene constante desde 2010. Aquella temporada, la Federación vasca tenía inscritos 240 cadetes y 186 juveniles. En 2022, han sido 218 y 185. Los sub'23 eran 191 y ahora son 196. ¿Por qué entonces se ha producido ese vacío en la generación de talentos? Gorka Gerrikagoitia no le encuentra una explicación. «Se trabaja mejor que nunca. Se ha profesionalizado el trabajo con la cantera. Los ciclistas están ahora mejor informados...». El exciclista del Euskaltel-Euskadi aboga por la creación «de un centro de tecnificación al estilo del que tuvo el equipo Mapei en Italia». Euskadi tiene técnicos de sobra. Gerrikagoitia recuerda que los grandes equipos del World Tour están llenos de directores, preparadores, dietistas y biomecánicos formados en el País Vasco. «Y no sólo hay que trabajar el ciclismo de carretera. También el ciclocross, el mountain bike, la pista...». De ahí han salido, por ejemplo, Van Aert, Van der Poel y Ganna, estrellas hoy.
4fueron los corredores vascos en el pasado Tour (faltaron Landa y Pello, que fueron al Giro). En 2003, en el esplendor del Euskaltel y la era de Beloki y Galdeano en el equipo Once, hubo 21.
El director del Cofidis echa de menos el calendario competitivo que tienen en Francia, Italia y Bélgica. «Aquí no tenemos clásicas y esas carreras son fundamentales en la formación de un corredor». El dominó de crisis económicas de estas últimas décadas tachó buena parte del calendario vasco: Subida a Urkiola, Euskal Bizikleta, Gran Premio de Llodio, Klasika Primavera... En eso, Euskadi es hoy mucho más débil. Las carreras han muerto por falta de dinero, de inversión. Ni pública ni privada. Los 12 millones que aportan las instituciones de Euskadi para traer el Tour dibujan el contraste con el menguante calendario vasco de carreras.
Aun así, los expertos consultados por EL CORREO están convencidos de que volverán a surgir figuras locales. Raúl Mena tiene entre sus proyectos federativos recuperar ya el campeonato de Euskadi de contrarreloj, una modalidad casi olvidada en las etapas formativas pese a su importancia luego en la élite. Y todos creen que hay que incrementar el kilometraje de alguna de las carreras amateurs de los torneos vascos. De 120 a 150 o 160, como en el extranjero. «Hay que tener paciencia», insisten. «Seguirán saliendo corredores de nuestro perfil -confía Gerrikagoitia-. De 1,72 a 1,75 metros de altura. De 60 a 65 kilos. Escaladores como Landa y con chispa en las llegadas como Pello y Fraile. Beloki tardó en dar el salto al profesionalismo, y mira después...».
Más allá de Miguel Induráin y sus cinco Tours, Beloki es el mejor corredor vasco en la ronda gala: segundo en 2000 y tercero en 2001 y 2002. No hay más dorsales de Euskadi en el podio de París. Landa, cuarto a sólo un segundo del tercer puesto en 2017, es el que más se ha arrimado. El ciclismo vasco ha tenido siempre altos y bajos. Ahora está en una época de tránsito a la espera de relevo. En 2019, los corredores de Euskadi sumaron 22 triunfos, incluidas victorias en el Giro (Pello), la Vuelta (Iturria) y la Itzulia (Ion Izagirre). El año pasado, la cifra bajó a 8 y esta temporada se ha quedado en 9. Y sólo cuatro dorsales vascos estuvieron en el pasado Tour. En 2003, con el Euskaltel de Mayo y Zubeldia en su esplendor, fueron 21. Con todo, los expertos no hablan de crisis. «Hay olas y contraolas», dice Galdeano, que fue una semana líder del Tour y que ahora guía a algunos jóvenes hacia la élite.
«Aquí no tenemos clásicas y estas carreras son fundamentales en la formación de ciclistas»
«A la falta de inversión aquí se suma la globalización. Ahora salen ciclistas de muchos más países»
«Cuando aparece una buena generación hay que detectarla y cuidarla, sacarla al extranjero»
«Tener una estructura como la del Euskaltel permite dar tiempo de maduración a nuestros jóvenes»
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