![Sagan anuncia su retirada al final de esta temporada](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202301/27/media/cortadas/asagan-RyTsKCNcq4nAvghoiO2xFaM-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Peter Sagan, recién cumplidos los 33 años, ha anunciado que dejará el ciclismo de carretera al final de esta temporada para terminar su vida deportiva donde empezó, en el mountain bike. Quiere correr sobre el barro los Juegos Olímpicos de París 2024 y luego jubilarse ... definitivamente. A su manera, espectacular e irreverente, ha sido el precursor de los jóvenes sin complejos que han venido luego, como Pogacar, Evenepoel o Van der Poel. Hechos para el espectáculo. Como el eslovaco Sagan. En su palmarés hay 121 victorias. Entre ellas, el Tour de Flandes, la París Roubaix y etapas en las tres grandes rondas (12 en el Tour, 4 en la Vuelta y 2 en el Giro). A eso se suman tres títulos mundiales, el récord que comparte con Merckx, Van Stembergen y Freire. Y algo más: Sagan deja en herencia su forma divertida y apasionada de competir. En cierto modo, fue pionero de este nuevo ciclismo tan cargado de pólvora.
Empezar a brillar tan pronto como él (ya tuteó a Lance Armstrong en su primera temporada en la élite, en 2010) tiene un riesgo: te haces mayor antes. Al llegar al ciclismo era pura fuerza. Con su motor de explosión se convirtió en un rival para clasicómanos como Cancellara y para todo tipo de velocistas. Ganaba y perdía siempre a lo grande. Se hizo famoso muy joven y le abrumaron las dudas, como recordó en su biografía. Ya en 2014 empezó a plantearse la retirada. Hasta entonces, el ciclismo había sido fácil para él. «La gente adora escuchar historias de cómo me presentaba en las carreras con la bicicleta de mi hermana, o con bicicletas que apenas habían costado unas míseras monedas en un supermercado, y que, aunque llevase unas zapatillas de tenis y una camiseta, vencía a todo el mundo», cuenta Sagan, que ha sido siete veces el más regular, maillot verde, del Tour.
«Con 25 años estaba acabado. Un juguete roto. Un purasangre que se ha roto las rodillas... Ya es suficiente. Que le den. Lo dejo». En su vida se cruzó entonces el técnico navarro Patxi Vila, que le entendió y le liberó de la disciplina que a veces agobia a un ciclista profesional. Sagan comenzó a disfrutar de su segunda vida. «Patxi me ofreció la mano que necesitaba para poder salir del acantilado del que colgaba». La resurrección llegó en el Mundial de 2015, en Richmond. Allí ganó el primero de sus tres títulos. «Ese momento cambió mi vida. Para siempre».
Sagan se mantuvo en la cima hasta 2018. Luego, poco a poco, ha ido apagándose con algún que otro destello frente a una nueva generación de rivales que crecieron admirándole. Ahora, desde Argentina, donde disputa la Vuelta a San Juan, ha anunciado en Eurosport que la de 2023 es su última temporada en la carretera. Le queda, eso sí, jugar un rato más con la bicicleta para pelear por el oro olímpico en París 2024.
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