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La pandemia nos pone ante el espejo. Tom Roberts es médico en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital de Cardiff, en Gales. No dan abasto estos días de epidemia. El sábado, tras otro turno agotador, fue a coger su bicicleta, amarrada con ... un candado, para regresar a casa. Sorpresa desagradable. Se la habían robado. Hay personas que en plena epidemia acuden al aparcamiento de un centro hospitalario para hacer algo así.
Roberts, decepcionado, mostró su indignación a sus amigos a través de Twitter. En la red rebota todo. De inmediato, gente a la que no conocía le ofreció su bicicleta. Entre ellos, el exrecórdman de la hora, Chris Boardman, y el corredor galés Luke Rowe, uno de los mejores gregarios de Chris Froome, Geraint Thomas y Egan Bernal en el equipo Ineos. El médico recuperó algo más que su bici: la fe en el ser humano.
«Ver todas las ofertas de ayuda que he recibido restaura mi confianza en las personas», dijo en la BBC. «Estuve trabajando en cuidados intensivos, salí alrededor de las nueve menos cuarto de la noche y bajé a donde normalmente estaciono mi bicicleta. Habían cortado la cerradura y se la habían llevado», relató. Más que la pérdida del vehículo, le dolió la actitud del ladrón. «Es muy decepcionante que alguien haga eso en un hospital cuando vienes de ayudar a las personas y, en ocasiones, de salvar sus vidas», se quejó en la intimidad.
Quiso compartir esa mala sensación con sus amigos. «Mientras iba caminando a casa puse un pequeño mensaje en Twitter que algunos de mis amigos compartieron. Media hora después recibí un par de ofertas de bicicletas nuevas. Fue muy reconfortante», confesó. E inesperado. «Mandé el mensaje sólo para expresar el mal final que había tenido mi día». Un brindis al sol. Y no. Tuvo respuesta.
Roberts no es un gran aficionado al ciclismo. Algo le suena. «Sé quiénes son algunos corredores». Para él, la bicicleta es un útil de trabajo. Una manera barata y limpia de ir al hospital. «Mi bici es normalita, para desplazarme». No esperaba que uno de esos corredores profesionales a los que apenas conoce se pusiera en contacto con él. Luke Rowe, que fue campeón de Europa en pista y que lleva años quitándole el viento en el Tour a Froome, le ofreció una de sus bicicletas. «Me preguntó cuál era mi altura y qué tipo de bici había tenido hasta ahora. Me dijo que me facilitaría una a la mañana siguiente», se sorprendió Roberts.
También recibió un mensaje de Chris Boardman, mito en Gran Bretaña por su récord de la hora y por haber sido líder del Tour. «Le dije que ya me habían ofrecido una bicicleta y se lo agradecí igual». Con esta reacción de los ciclistas pasó página al disgusto por el robo. La mayoría es solidaria. Lo ha comprobado estos difíciles días en el hospital. «Hemos recibido donaciones de comida, de camas, de muchos tipos de cosas. Mis colegas del hospital y yo no podemos estar más agradecidos». Hoy volverá al trabajo con la bicicleta que le ha dado un corredor profesional del Ineos y atenderá si hace falta al individuo que le robó la suya. El espejo no engaña.
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