Explanada del Museo Marítimo de Bilbao. Faltan pocos minutos para las cuatro de la tarde de este sábado. A lo lejos aparece Marguerite Muhlhaus pedaleando con fuerza y vestida con un cullote por debajo de la rodilla, pese al intenso calor. La ciclista francesa es ... la primera mujer en cruzar la línea de meta de Transibérica, la carrera ideada por el bilbaíno Carlos Mazón. Un evento que alcanza su séptima edición y que, esta vez y pese a su nombre, atraviesa esta vez Italia, Suiza, Francia y España. Una pechada de 2.600 kilómetros que Marguerite ha conseguido realizar en 174 horas.
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«Estoy algo cansada pero muy contenta». Fueron las palabras de la ciclista gala, con muy buena cara pese al esfuerzo intenso de los últimos días, al cruzar la meta. La Transibérica reunió en la línea de salida de Bolzano (Italia) a 113 aventureros. La salida se dio el sábado 24 de agosto. Para comenzar, los ultrafondistas comenzaron a subir el mítico Stelvio. Casi nada.
La viaje hasta Bilbao es libre. Pueden parar a dormir y comer donde lo deseen. Además, los participantes pueden coger el camino que prefieran. Solo están obligados a unir 10 puntos de paso. En todos los casos, además, estarán forzados, de una forma u otra, a cruzar los Alpes y los Pirineos. Entre los'checkpoints' se encuentra el legendario puerto del Mont Ventoux (en la Provenza francesa), así como Furkapass (Suiza), la ciudad medieval de Carcassone (Francia), Orbaneja del Castillo (Burgos) o la Cruz de la Demanda (La Rioja). Los participantes tienen una tarea previa importante. «Hay mucha labor de ordenador. Se trata de descubrir carreteras, programar paradas y trazar rutas y estrategias que te puedan ayudar durante el recorrido», explica Carlos Mazón.
Los corredores tienen hasta el próximo viernes para llegar a la capital vizcaína. Hasta este sábado lo habían hecho once de los 113 participantes. «Alguno está aún por Francia», explican desde la organización. El primero en arribar al Museo Marítimo fue el alemán Thomas Günsel. Llegó el pasado viernes, tras seis días y siete horas. Recorrió un total de 2.723 kilómetros. En el pelotón de 'locos' ultrafondistas hay algún nombre ilustre, como el de Juan Antonio Flecha, quizás el mayor especialista español de la historia en las grandes clásicas de primavera. El corredor, retirado desde hace unos años, ha disfrutado de paísajes y lugares increíbles durante el recorrido, como el hotel Belvedere (Suiza), los muros de Carcassone o las cascadas de Orbaneja del Castillo. Flecha llegó en cuarta posición.
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Pese a que este año Transibérica ha cambiado por primera vez su punto de partida (siempre había sido Bilbao), la carrera sigue teniendo ese idilio con la villa. «Es un magnífico escenario», explica Mazón. Para la ciudad, que la meta de Transibérica se sitúe aquí es también una manera de poner a Bilbao en el mapa mundial del ciclismo de ultrafondo.
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