Artziniega fue ayer el centro del ciclismo retro. Vuelta al pasado, a medio siglo precisamente, para reunir en La Karpy a casi 200 participantes que pedalearon por carreteras ayalesas con reliquias vintage de diferentes marcas: desde Zeus hasta Alan, pasando por Razesa, decenas de bicicletas ... recordaron que otro ciclismo fue posible. A bordo, entusiastas del pedal y exprofesionales que se sumaron a la fiesta con maillots de su época. Marcas como Zor, Bic, Teka, Kas, Kelme, Reynolds o el mencionado licor que da nombre a la marcha ciclista se mezclaron con otros no tan conocidos, pero igualmente históricos.
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Desde Cantabria llegaron ilustres como Alfonso Gutiérrez o Enrique Aja. Ambos vistiendo el maillot del Teka. El primero se estrenaba en el encuentro, mientras que el segundo repetía después de haber probado el pasado año. Lo hizo además acompañado de su hija Raquel, que portaba la clásica camiseta del Reynolds con la que Aja se estrenó como profesional en 1983. «Estos eventos son los que marcan la diferencia, por la historia de cada bici o indumentaria. Fíjate que en la salida he reconocido a Ibáñez Loyo, que estaba de espaldas por su físico. Fuimos rivales de pelotón, pero mantenemos una buena amistad», rememoraba Acha en la parada que la caravana realizó en las destilerías de Amurrio.
El veterano corredor de Zuya completó el recorrido cubriendo su cabeza con una chichonera de 1977. En el receso en la localidad amurrioarra rememoraba con otros participantes su victoria en la Vuelta a España de 1987. No muy lejos, Iñaki Gastón disfrutaba de la matinal con varios seguidores que le pedían alguna que otra foto. Para el bilbaíno, aquel ciclismo no puede compararse con el de hoy. «Hoy en día gente como Hinault no serían grandes campeones. Va cambiando la forma de correr y lo que se ve actualmente es diferente a lo nuestro», proclamaba poco antes de subirse de nuevo a su reliquia de 1982. A Gastón le enganchó La Karpy desde su primera edición y es uno de los varios que la ha completado las seis veces que se ha llevado a cabo.
Quien sí vivió su primera experiencia en la ronda fue Alfonso Gutiérrez. El santanderino, que en su día fue segundo en Amurrio cuando era amateur, pedaleó a bordo de una Alan a cuyos tubulares tuvo que dar laca para preservar algún que otro susto en las bajadas. «Nos gusta el ciclismo actual, pero viendo esto es normal que recordemos aquello que vivimos con cierta emoción», apuntaba. También conocieron por primera vez la marcha los nueve integrantes de El Pedal Aragonés u otros muchos llegados de Toledo, Cataluña, Soria o Madrid. Una gran familia del ciclismo de hace medio siglo.
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