Campeonato de España 2024

Oier Lazkano custodia el oro de Alex Aranburu y se cuelga la plata

El mayor rival del conjunto telefónico en esta edición era Mikel Landa, que ha finalizado quinto. El alavés ha mostrado una excelente condición física de cara al Tour de Francia, que arrancará el próximo sábado desde Florencia, pero no ha podido evitar el doblete del Movistar.

La Federación Española volvió a llevar el campeonato nacional a San Lorenzo de El Escorial. Tras el éxito del recorrido del año pasado por la Sierra de Madrid y sus carreteras pestosas, endureció el trazado. Cinco subidas a Fresnedilla de la Oliva y otras tres a la primera parte del Puerto de Abantos. Más de 3.100 metros de desnivel en 201 kilómetros. Como una clásica. El Movistar sacó un escuadrón de doce ciclistas, todos los gallos menos Enric Mas, y controló a su antojo la carrera.

A Mikel Landa le tocaba hacer la guerra por su cuenta. Estaba solo. Es el único español del Soudal. Llevaba toda la semana entrenando en Navacerrada y tenía piernas para pelear por una victoria que se le resiste desde 2019. Lo intentó de todas las maneras, pero siempre se le adelantaba algún ciclista con una M grande en el pecho. Fue el ingrediente principal del sandwich del Movistar.

Tras unos primeros kilómetros con numerosos ataques, entre ellos el del flamante subcampeón de España contrarreloj Markel Beloki, el único equipo español del World Tour tomó la cabeza del pelotón. La fuga en la que viajaba un peligroso Raúl García Pierna apenas alcanzó los dos minutos. A 40 kilómetros de meta, ya habían sido capturados.

El burgalés Mario Aparicio hizo la primera selección de la carrera. Para subir hasta el Monasterio de El Escorial, donde estaba situada la meta por segundo año consecutivo, hay un repecho empedrado que obligaba a los ciclistas a jadear. No daba tiempo a contemplar el imponente complejo ideado por Felipe II en el siglo XVI. Casi tan antiguo como el Monasterio es la táctica que siguió el Movistar.

Los telefónicos lanzaron a Pelayo Sánchez, vencedor de etapa en el Giro. El primer disparo. Uno por delante, el resto por detrás. Aún quedaban dos balas en el cargador. Landa empezó a quemar las suyas en la subida inicial de Abantos y le recortó un minuto en apenas tres kilómetros. El de Murguía contaba con la colaboración de Roger Adriá (Bora), otro guerrero solitario. Pero a su rueda se pegaron tanto Oier Lazkano como Alex Aranburu.

Fue unirse los cinco a 24 kilómetros de meta y el guipuzcoano no dio opción a coger aire. Lanzó el ataque definitivo en la única recta llana de toda la carrera, en las faldas de San Lorenzo de El Escorial. A Landa le ardían las piernas y optó por abrirse. Llevaba a Lazkano a rueda. Podían torturarle entre los dos. Aranburu no tardó en coger más de un minuto de ventaja ante la falta de ritmo por detrás. Llegaba en forma tras vencer en la etapa reina del Tour de Bélgica y tuvo la ventaja suficiente como para subir sonriendo el repecho final del último kilómetro.

Por detrás, Lazkano custodiaba su oro y cargaba la escopeta. Tenía mucho gas. Antes de llegar a la parte empedrada, pegó un estacazo. No obtuvo respuesta por nadie en el grupo. Aplaudía en meta la exhibición de su equipo. Mientras, Landa peleaba por el bronce. La última medalla fue a parar a manos de Jesús Herrada. El conquense tiene una lustrosa colección de podios. Carlos Canal adelantó en los últimos metros a Landa y culminó el dominio del Movistar, que se resarce tras los malos resultados en el resto de pruebas.