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Al frente, la mole de Piancavallo, la puerta de los Dolomitas. Cubiertos de niebla y nieve. Un escalofrío recorre el Giro. Dice el parte meteorológico que arriba en la meta hay seis grados. Pero los corredores del Sunweb, el equipo de moda este vírico año, ... se abren el maillot. A pecho descubierto. Tiran para Wilco Kelderman, que le quiere quitar la maglia rosa a Almeida. Calientan la subida en la que antes ganaron Pantani y Landa. Como ellos, es escalador el australiano Hindley, fiel a Kelderman. Tira y ahoga a Pozzovivo, a Fuglsang, a Pello Bilbao, a Nibali, a McNulty... Y al fin asfixia a Almeida, que saca la lengua, cabecea, sufre al límite porque no quiere ceder su juguete, el liderato. La agonía le funciona y por 15 segundos resiste al frente del Giro, pero con la daga del Sunweb y de Kelderman en el cuello. Y con otro cuchillo que se acerca, el de Tao.
En Piancavallo la carrera cambia de nombres. Gana el londinense Tao Geoghegan Hart, con dos segundos sobre Kelderman y 4 sobre Hindley. A 37 segundos llega Almeida, al borde de sus fuerzas. Los demás se alejan: Majka cede 1.22, algo menos que Konrad (1.29) y Pello Bilbao (1.36), que entra con Nibali y Fuglsang, los candidatos oficiales que comienzan a derretirse. Tras este aperitivo de la montaña, Almeida se aferra a la maglia con sólo 15 segundos sobre Kelderman. Los dos son candidatos frágiles. El líder portugués, tan joven, afronta su primera gran vuelta. No sabe lo resistente que es. Y su rival holandés, ya con 29 años y tras haber sido cuarto en la Vuelta de 2017, acumula caídas, lesiones y desfallecimientos.
Pero los dos tienen ventaja sobre el resto. Hindley, la sensación de Piancavallo, es tercero a 2.56. Vino de Australia a Italia con 18 años. Alquiló un habitación en la casa de un señor de 70 años. No hablaba una palabra de italiano. Vino para triunfar. «No corro para hacer segundo», repite. El cuarto en la clasificación de este incierto Giro es Tao Geoghegan Hart, puro escalador del Ineos. Parecía el nuevo Froome y se quedó estancado. Hasta esta victoria en Piancavallo (la quinta del Ineos en esta edición de la corsa rosa).
A 3 minutos y 10 segundos, Pello Bilbao baja de la tercera a la quinta plaza. Tiene cerca a Majka (a 3.18), Nibali (3.29) y Pozzovivo (3.50). Fuglsang está más allá de los cinco minutos. Para aspirar al Giro, todos necesitan que Almeida reviente y que Kelderman confirme que es un ciclista de cristal, de los que siempre se rompen. En todo eso pensarán durante la jornada de descanso que precede a las gigantescas etapas de montaña y frío que se acercan. Y en el otro temor, la nueva ronda de test PCR. El coronavirus sigue ahí.
Tras tres puertos de segunda, a la falda de Piancavallo llegaron primero los restos de la fuga. Y, entre ellos, apareció con ventaja Rohan Dennis. El joven Ganna le ha quitado el trono en las etapas contrarreloj. Denni lo supo en el pasado Mundial y lo confirmó el sábado en la 'crono' de Valdebbiadene. Ya es la era de Ganna, eco de Induráin. Así que de inmediato, al día siguiente, Dennis empezó a buscarse la vida en otro oficio, el de escapado. Le perseguía el mejor en esa especialidad, el belga De Gendt. Y cerca venían Visconti, Vendrame y dos dorsales del Movistar, Villella y Sergio Samitier, que es de Barbastro, a un paso de otra cordillera, la de los Pirineos.
Samitier es el 'niño de la bicicleta' en su pueblo. Por ese apodo le conocen. Es ciclista por cabezonería. En la revista 'Ciclismo a fondo' relató una escena de cuando corría como infantil. Una madrugada, su padre le dijo: «Oye, Sergio, si vamos a hacer 200 kilómetros para ir a la carrera, igual tienes que hacerlo algo mejor». Samitier no era ni de lejos de los que despuntaban. Lo suyo ya sido empeño. Eso sí, en 2017 fue el mejor ciclista amateur español. Ganó la Copa de España sub'23, la Vuelta a Bidasoa y la Subida a Gorla (2016). La testarudez tuvo premio y le hizo hueco en el pelotón profesional. Otra cosa es ganar una etapa el Giro. Tendrá que esperar, como Dennis y los otros de la fuga. Piancavallo era para los que pelean por el Giro.
El Sunweb reclamó la montaña. Dos australianos, Hamilton y Hindley, barrieron la carrera en favor de Kelderman. Descubrieron los límites de Pozzovivo, Fuglsang, Nibali y Pello Bilbao, los veteranos, los fondistas. Hindley, además, arrinconó a Almeida. Pero el Sunweb no pudo destronar al luso ni ganar la etapa. De eso se encargó un nuevo aspirante a todo, Tao Geoghegan Hart, que se parece a Froome y que vino a este Giro a escoltar a Geraint Thomas, retirado sin salir de Sicilia. El Ineos ha encontrado en Hart su baza. Si la pandemia y la nieve permiten trepar a los Dolomitas y los Alpes, en este Giro aún puede pasar cualquier cosa. La lucha por el rosa va a ponerse al rojo vivo a las puertas del invierno.
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