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Mikel Landa dejará el equipo Movistar al final de esta temporada y correrá a partir de 2020 en el conjunto Bahrain-Merida, donde ocupará el liderato que dejará vacante Vincenzo Nibali. La escuadra, financiada por empresas del estado asiático, cambia de estructura y ha fichado a Rod Ellingworth, preparador clave en la construcción del Sky. Con el técnico británico, el apoyo tecnológico de la firma McLaren, el sustento de los petrodólares y el fichaje, entre otros, de Landa y Pello Bilbao, el nuevo Bahrain aspira a convertirse en uno de los grandes equipos de la élite mundial. «Me siento muy orgulloso de que el Bahrain me haya elegido para dirigir este proyecto. Estoy emocionado ante los próximos desafíos», asegura el corredor alavés, que se ha comprometido para una temporada.
Durante meses, Landa ha esperado una oferta de renovación del Movistar. El cuarto puesto el corredor de Murgia en el Giro, donde fue clave en la victoria final de su compañero Richard Carapaz, pareció abrir una ventana a su continuidad. Desde la compañía telefónica, incluso, se lanzó un mensaje alabando la actitud solidaria de Landa con Carapaz. Pero ese acercamiento no dio más pasos durante el Tour. El Movistar, mejor equipo en la ronda gala, dio la impresión de estar poco unido. Eusebio Unzué, mánager de la escuadra, no cuenta para el futuro ni con Nairo Quintana ni con Landa. Sus apuestas son Enric Mas y Marc Soler.
El alavés, que ya tenía un preacuerdo con Bahrain, esperó hasta el final del Tour para recibir una oferta del Movistar que no llegó. Su porvenir está en el conjunto asiático, que ha contratado también a Pello Bilbao. Los dos proceden de la cantera de la Fundación Euskadi. Landa debutó como profesional en 2010, en el Orbea. Y pasó un año después al Euskaltel-Euskadi, donde permaneció hasta su cierre, a finales de 2013. Luego ha estado dos años en el Astana (fue tercero en el Giro 2015), otros dos en el Sky (cuarto en el Tour de 2017) y ha pasado estas dos últimas temporadas en el Movistar (cuarto en el Giro 2019 y sexto Tour 2019). Tiene 29 años y busca un entorno adecuado para explotar su potencial sin que la mala suerte, en forma de caídas, le vuelva a frenar.
Según Brent Copeland, mánager del Bahrain, «Landa tiene carácter atacante y escalador». «Es -añade- uno de los ciclistas más competitivos para las grandes vueltas. Sus resultados hablan por sí mismos. Con la llegada de McLaren, creemos que Mikel puede tener más herramientas. Estamos todos muy entusiasmados con su llegada».
El Bahrain es un equipo montado en 2017 por el príncipe Nasser bin Hamed Al Khalifa, hijo mayor del segundo matrimonio del rey de Baréin. Aficionado al triatlón y el ciclismo, quiso levantar el mejor conjunto del mundo. En ese empeño continúa. Su primera piedra angular fue Nibali. Ahora, el italiano se va al Trek. Landa es la siguiente apuesta. Por dentro, el Bahrain ha funcionado con dos almas, la italiana, en torno a Nibali, y la eslovena, que orbitaba sobre el mánager Milan Erzen. Han dado la impresión de funcionar como una familia dividida.
Y ahí es clave el fichaje de Rod Elligworth, uno de los impulsores de la Academia Británica que triunfó en el velódromo olímpico y en el Tour con Wiggins, Froome y Thomas. A Elligworth, el sueño de ser ciclista profesional le duró poco. No tenía cilindrada para competir con los mejores, pero sí visión de carrera. Según testimonios que recoge Richard Moore, autor del libro 'Sky, el límite es el cielo', «era uno de esos corredores que aprovechaba al máximo sus cualidades. Era un gran estratega». En 2002 comenzó a trabajar con la cantera británica del velódromo. Tiene un lema: 24/7. Veinticuatro horas de trabajo los siete días de la semana.
Ellingworth estuvo con Mark Cavendish desde el inicio. De hecho, él le abrió la puerta de la Academia. Cavendish no daba la talla en los tests psicológicos ni en las pruebas de esfuerzo. Pero ganaba carreras. Ellingworth supo ver que el ciclismo real es algo más que números y datos. Es un deporte con un componente imprevisible. Eso sí, necesita orden y disciplina en el trabajo previo a las competiciones. En eso es inflexible. Cuentan que ordenó un entrenamiento al grupo de Cavendish. Cuatro horas y media. Les dio permiso para hacer una parada y tomar café en un pueblo determinado. Los ciclistas regresaron. Y colgaron un foto de ese momento del café. Ellingworth vio que no era el pueblo que él había dicho. Sus ciclistas no habían cumplido el plan. Sin levantar la voz, los convocó esa misma noche. Les obligó a repetir el entrenamiento a oscuras. Casi cinco horas. Él iba en el coche alumbrándoles la carretera. Todos captaron el mensaje.
Para Ellingworth, la piedra angular es el trabajo en equipo. «Remar juntos». Le gusta lo imprevisible que es el ciclismo y le gusta aún más planificar todo al detalle para luchar contra eso que no puede controlar. «Es la belleza de este deporte. No sabes lo que te vas a encontrar en la curva siguiente», repite. Coincidió con Mikel Landa durante las dos temporadas del alavés en el Sky. Conoce su potencial. Confía en que, sin el lastre del infortunio, el alavés tenga por delante sus mejores curvas en un entorno adecuado para dar el paso que le falta en una gran vuelta.
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