Lafita pedalea contra la ELA

Cada año, la Bilbao-Bilbao elige un embajador, alguien a quien rendir homenaje. En 2018 consiguió traer a Eddy Merckx. El mejor ciclista de la historia en la salida de la clásica. ¿Se puede mejorar algo así? Sí. Para la edición de 2020 el designado fue Jaime Lafita. Su historia de pelea contra la ELA. Como la pandemia obligó a suspender la marcha, ha habido que esperar año y medio. Jaime continúa abanderando esa lucha. Los miles de cicloturistas que aguardaban el inicio le regalaron un aplauso emocionado.

Jaime, como dicen sus amigos, es el «motor» del grupo. Tiene magnetismo. Sabe que si él se mantiene «fuerte» los otros se animan. En 2016 un diagnóstico médico le golpeó en seco. Aquellos temblores en el brazo eran algo más. Eran tres letras: ELA. «El neurólogo me dijo que me quedaban de tres a cinco años de vida», recuerda. Durante unos días se guardó ese mal pronóstico. Cuesta contar algo así a las personas que quieres. Duele más por ellos. El humor y el carácter optimista le sacaron a flote.

«No me puedo permitir el lujo de echar de menos las cosas que hacía, porque el año que viene echaré de menos las que hago ahora», aleccionaba en marzo de 2020. Como el 'teniente Blueberry', su ídolo, se enfrenta en un duelo bajo el sol con la enfermedad. Jaime, empresario, cicloturista, dibujante aficionado, miembro de una banda musical... y símbolo de la lucha contra la ELA. «El ciclismo me enseñó a llegar al límite. A dar todavía una pedalada más, y otra, y otra. Para los suyos, Jaime es 'Blueberry', su héroe. Pelean juntos. Como estuvieron aquella madrugada en Costa Rica, en el agua con sus tablas de surf a la espera de una ola. «Sabía que era mi última ola». La surfearon y luego formaron un círculo como el que ayer le dio candela a la ELA durante 85 kilómetros de la Bilbao-Bilbao.