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Mientras los ciclistas se preparan para la última gran carrera del año (este sábado en el Giro de Lombardía) y el equipo Bora hacía oficial el fichaje de Primoz Roglic para las dos próximas temporadas, el periódico belga Het Nieuwsblad daba por «cancelada» la fusión ... entre el Jumbo-Visma (Vingegaard, Kuss y Van Aert) y el Soudal Quick-Step (Evenepoel, Alaphilippe y Landa) que ya se asumía como inevitable. Otro fiable medio de comunicación belga, la cadena Sporza, anuncia la entrada de Amazon como sustituto de Jumbo en el patrocinio del conjunto neerlandés, aunque también podría ser la empresa PON, propietaria de las bicicletas Cervelo. El mercado del final de campaña ha entrado en ebullición. Hay cuchilladas por lograr patrocinios. Juego de tronos.
Patrick Lefevere, mánager del Soudal-Quick Step, mantendrá a su equipo en el World Tour. Aunque quedan incógnitas por resolver. ¿Seguirá Soudal como financiador después de haber querido irse al Jumbo-Visma? ¿Qué hará Evenepoel, a quien pretende el Ineos? Hay incertidumbre entre los corredores del Soudal-Quick Step. Evenepoel asegura que no sabe nada sobre el futuro, pero nadie le ve en una estructura de menor presupuesto que la actual. De hecho, el belga pidió el fichaje de Landa. El alavés, que ha firmado para 2024 y 2025, dice estar «tranquilo» y que confía en que se cumpla lo acordado.
Lo que al principio parecía una fusión entre el Jumbo-Visma y el Soudal-Quick Step se ha convertido en un terremoto sin fin. Desde el punto de vista deportivo, cuesta entender la necesidad de una operación así para la estructura (Jumbo) que ha conseguido lo que nadie antes había logrado: ganar en la misma temporada las tres grandes rondas por etapas. El Giro con Roglic, el Tour con Vingegaard y la Vuelta con Kuss, donde coparon el podio. La absorción se entendía mejor en el plano económico. La cadena de supermercados Jumbo anunció en junio, antes del Tour, que se iba del deporte al final de 2024. Richard Plugge, mánager del equipo, necesitaba un sustituto. Y parecía haberlo hallado en Soudal, la marca de adhesivos que sostiene al Quick Step, el buque insignia del ciclismo belga.
La primera pieza de este inesperado dominó cayó hace un año. El director general de Jumbo, Frits Van Eerd, se vio envuelto en un caso de blanqueo de dinero mediante contratos de patrocinio en el motocross, su pasión. Dos semanas después, a finales de septiembre de 2022, la empresa comunicó a que no ampliaría su contrato de patrocinio más allá de 2024. La familia Van Eerd había decidido romper su relación con todos los deportes, salvo con el piloto Max Verstappen, ídolo nacional.
De todo eso nada se supo públicamente hasta junio de este año. Plugge se dio tiempo para encontrar otra fuente de financiación. Tiene experiencia. Periodista de profesión, fue el encargado de levantar el ciclismo neerlandés tras el hundimiento del Rabobank en la ciénaga del dopaje. Creó el equipo Blanco, luego llamado Belkin y más tarde diseñó lo que hoy es el Jumbo, la mejor escuadra del mundo. Plugge siempre ha buscado la excelencia. Quiere dejar huella en la historia del deporte mundial. Pese a que Jumbo se iba, renovó los contratos de Van Aert, Vingegaard y Laporte. Roglic ya estaba atado hasta 2025.
Hubo algún intento con el dinero árabe. Según publicó 'L'Equipe', antes de la salida del Tour desde Bilbao, se mantuvieron contactos con Neom, el gigantesco proyecto arquitectónico en el desierto de Arabia Saudí financiado por un fondo de inversión público. Esa vía no fructificó. Pero justo antes del final de la Grande Boucle, se celebró una reunión clave en Viena entre el checo Zdenek Bakala (propietario del 80% del equipo Soudal-QuickStep), su socio Patrick Lefevere (que posee 20% de las acciones) y el empresario holandés Robert Van der Wallen, miembro del consejo del Jumbo-Visma.
En paralelo, había crecido la tensión interna en el Soudal. El padre de Remco Evenepoel dejó entrever que su hijo tenía un acuerdo para irse al Ineos británico. Lefevere quedaba cuestionado. Ya no parecía dominarlo todo. Y menos a su figura, el joven Evenepoel. El pasado domingo, una web neerlandesa, Wielerflits, desveló las negociaciones entre Plugge y Soudal. ¿Fusión? ¿Absorción? Con los focos mediáticos puestos sobre la operación, comenzaron los movimientos. Roglic, de 33 años, anunció que se iba a otro equipo. Ahora se ha confirmado que es el Bora. Eso libera masa salarial (dos millones de euros).
Todo se precipitó. Desde Jumbo se difundió que sólo seis ciclistas del Soudal tendrían acomodo en el nuevo equipo. Van Aert (Jumbo) pidió a Lampaert (Soudal). Eso dejaba claro que más que fusión iba a ser una absorción. La Unión Ciclista Internacional redactó un comunicado para recordar que los contratos firmados tienen que ser respetados. Entre ellos está el de Landa, que deja el Bahrain para ser gregario de Evenepoel en la montaña.
Todo este lío muestra la fragilidad económica de muchos equipos del World Tour. Se pelean por el mismo patrocinador. En este deporte, el botín económico de los derechos televisivos es para los organizadores de las grandes carreras, especialmente, el Tour. Lefevere, la mano que ha sostenido al gran equipo belga durante dos décadas, dejó claro el miércoles que seguiría adelante aunque perdiera el patrocinio de Soudal. Ahora, con Jumbo haciendo las maletas, parece que Amazon o PON pueden sumarse al equipo de Vingegaard. En el Tour 2024 le esperará un rival, Roglic, que era de los suyos.
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