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Joseba Lezeta
Jueves, 4 de abril 2024, 22:17
Sesenta y tres ediciones en cien años de Itzulia dan para mucho, pero la situación vivida ayer por culpa de la terrorífica caída al inicio del descenso de Krutzeta es inédita en la historia de la Itzulia. La ronda vasca había conocido suspensiones y neutralizaciones ... por otras razones, la nieve y la meteorología adversa, nunca por un accidente dramático que dejó a los corredores del pelotón sin ambulancias y desamparados debido a la evacuación de los heridos.
Han transcurrido 51 años desde que la organización tuvo que anular la disputa de la segunda etapa de la edición de 1973. Aquel 10 de abril estaba previsto que los ciclistas recorrieran 185 kilómetros entre Durango y Mungia. Nevó y las carreteras, sobre todo los puntos más altos, no estaban en condiciones.
Cuatro años después, en la tercera etapa de la edición de 1973, se repitieron esas circunstancias. Una copiosa nevada impedía el paso de la carrera y no era posible un recorrido alternativo a los 154 kilómetros previstos entre Salvatierra y Aretxabaleta, por lo que los responsables optaron por la suspensión.
Curiosamente, también Aretxabaleta fue ayer protagonista, ya que en ese pueblo reanudaron la marcha los seis corredores escapados para completar los últimos kilómetros y disputar la victoria, con el pelotón detrás pero fuera de competición.
Miguel Mari Lasa estaba entre los participantes en la Itzulia de 1977. De hecho, fue el vencedor al día siguiente en Soraluze al sprint, donde además del triunfo estaba en juego «una escopeta superpuesta y con grabados. Superé a Javier Elorriaga, gran aficionado a la caza».
Posteriores son dos neutralizaciones, también producto de las complicaciones originadas por la nieve. En 1986 se salvaron a duras penas las dos primeras jornadas, la inicial en Antzuola con finas capas blancas tanto en Deskarga como en Udana, y la segunda con final en Ibardin.
La tercera no pudo partir de Bera destino a Oion. La caravana, con los corredores dentro de los vehículos de los equipos, recorrió 69 kilómetros neutralizados hasta Arre, donde la meteorología permitió dar el banderazo de salida para cubrir los últimos 95.
«Tres jornadas dantescas y con frío estepario», escribió en su crónica de EL DIARIO VASCO Benito Urraburu. En Oion, en La Rioja Alavesa, ganaba Sean Kelly y conservaba Maurizio Rossi el jersey amarillo conquistado en An-tzuola bajo un frío glacial.
Tres años más tarde, en 1989, la Itzulia deparó otra larga neutralización, debida tambien a las hostiles condiciones meteorológicas. Nevó durante la noche y los responsables de Organizaciones Deportivas EL DIARIO VASCO entendieron en la salida de Lazkao por la mañana que parte del trazado no reunía las condiciones mínimas para el desarrollo de una prueba ciclista.
La solución consistió en desplazarse en vehículos hasta Galdakao. Improvisaron una zona de salida en el acceso al peaje de la autopista A-8 para disputar una etapa de solo 36 kilómetros con final en el alto de La Arboleda, en Trapagaran. La organización salvó el día y venció Andrew Hampsten.
Modificación sobre la marcha
Miguel Mari Lasa recuerda otra jornada en la que la modificación del recorrido se llevó a cabo sobre la marcha, sin mediar neutralización. «Íbamos de Salvatierra a Vitoria. Diría que era en la Vuelta al País Vasco. Estaba previsto que subiéramos La Herrera, pero nevó y decidieron que diéramos la vuelta y regresáramos a Vitoria por abajo, sin ascender el puerto».
«En una Tirreno-Adriático suspendieron una etapa porque la nieve impedía circular a los vehículos», apunta Lasa. «Las bicicletas podían pasar. De hecho, Roger de Vlaeminck, gran especialista de ciclo-cross y maestro sobre los adoquines, nos hizo una demostración sobre el manto blanco».
«La caída de ayer es una desgracia para los corredores accidentados y un jarro de agua fría para la Itzulia», añade el oiar-tzuarra. «Era una curva ancha y no parecía que la carretera estuviera mal. De hecho, Landa la ha trazado bien. Evenepoel se ha asustado, se ha caído uno del Lidl-Trek y detrás han ido varios más. ¡Vaya desgracia!».
Miguel Mari Lasa también corría el Giro de Italia en el que falleció Juan Manuel Santisteban, en 1976. «La prueba continuó», rememora. «Y en un Tour de Francia, con Bernard Hinault a la cabeza, no disputamos una etapa en señal de protesta. Pero como ciclista en activo no llegué a vivir la neutralización de una carrera por culpa de una caída».
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