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La Itzulia rebobinó la historia de Vitoria en apenas 16,5 kilómetros de contrarreloj. Salió desde su símbolo deportivo más moderno, el Fernando Buesa Arena ... , remodelado por última vez en 2012 hasta apto para los deportistas más altos e inmenso para los ciclistas, de talla más menuda. La llegada estaba al lado, junto a la vieja cúpula del pabellón. De inicio, en 1975, la instalación estaba destinada para un mercado agrícola y de ganado. Para reses y caballos antes que para el baloncesto. Ayer, las 'cabras' y las 'burras', como se conocen a las bicicletas, volvieron a ocupar su interior. Un flashback. Como el de Maximilian Schachmann, ganador de la primera etapa de 2025.
El alemán se embolsó tres de las seis etapas en la edición de 2019. La primera, también contrarreloj. Luego ganó dos París-Niza. Y el contador se detuvo. El covid le robó todas sus fuerzas. Síndrome de la fatiga le diagnosticaron después. Le ha costado tres temporadas volver a encontrar la fortaleza de aquella bestia que arrasó en 2019. Aquel año comenzó ganando una crono corta pero quebrada. Con el muro de La Antigua. Ayer madrugó, reconoció el trazado, salió de los primeros para eludir el viento y voló a 53 kilómetros por hora de media. 18 minutos y 38 segundos para completar los 16,5 kilómetros planos por los alrededores de Vitoria. «No esperaba la victoria, la verdad», admitió.
Hubo menos viento del esperado, pero cambiante durante toda la tarde. «Lo sabíamos y quisimos salir pronto. No fue una gran ventaja, pero no ha sido casualidad», dijo el germano. Los resultados avalan a su equipo. Tres ciclistas (Hayter 4ºy Van Wilder 6º) entre los seis primeros. El trío que el Soudal designó para salir temprano. Después, solo dos ciclistas lograron acercarse al mejor tiempo. Almeida y Lipowitz, segundo y tercero, se quedaron a solo centésimas. Ya son los dos favoritos a ganar la carrera.
Skjelmose cedió 12 segundos, cinco menos que Healy. Pello Bilbao se dejó 27'', Ion Izagirre 41''. Pelearan por el podio. Y bajando hasta el puesto 63º, Enric Mas. A 1 minuto y 10 segundos. «Salimos a ganar», pretendía. Demasiada renta para recuperar. El oscense Pablo Castrillo, triunfante en la pasada Vuelta con el Kern Pharma, fue la buena noticia para el Movistar. El 14º a solo 21 segundos.
El invierno ha sido amable en el sur del País Vasco. El paisaje de La Llanada alavesa ofreció estampas primaverales. La tierra fértil, las praderas verdes, el cielo abierto. Lo mejor para dejarse ver. Sus habitantes salieron al recorrido a reivindicar que no quieren parques fotovoltaicos. En la meta se postraron los jardineros, en huelga. Schachmann, ajeno a ello, combatió por su propia lucha. A contrarreloj. Su propio vergel.
El germano nacido en Berlín hace 31 años cambió de equipo este año. Recaló en el Soudal, el que mejor preparó la etapa. Es la formación de Mikel Landa, conocedor del terreno. «Hablamos mucho, pero no me ha dado consejos», aseguró. La especialidad del de Murguía es otra. El trazado le era más favorable a otro alavés, Oier Lazkano. El vitoriano se acercó a animar a los suyos. A sus compañeros del Red Bull Bora, que dejaron marchar a Schachmann. Casi tienen premio. Otro alemán, Florian Lipowitz, de 24 años, lanzó su candidatura a la general. Séptimo el año pasado en La Vuelta, segundo esta temporada en París-Niza. Cada vez menos desconocido. También ha tenido que batallar para estar aquí.
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En cadetes era campeón de biatlón, la disciplina que combina el esquí de fondo y el tiro con carabina. Tiene puntería y tiene motor. Bajó del Tirol austriaco tras romperse el ligamento cruzado. La bicicleta le ayudó en la recuperación y ya no se bajó. Dobló a Mollema y se quedó a solo 76 centésimas de su compatriota. Entre ellos se coló Joao Almeida, a 54. El luso hizo la criba que esperaba y ya sabe que ruedas tiene que seguir para ganar en su debut en el País Vasco.
Skjelmose y Healy también salieron contentos del Buesa Arena. En el EF Education insisten en que el irlandés está capacitado para hacer una buena general. El danés ya lo demostró el año pasado. Duros rivales para Ion Izaguirre y Pello Bilbao, que llegó exhausto. Jadeaba. «¿A 27, no?», preguntó. Le dio un trago largo a la bebida isotónica. Le supo bien. Pensaba que perdería más con Almeida y McNulty, último en salir y que quedó por detrás suyo.
Hubo un premio secundario. El navarro Diego Uriarte (Kern Pharma) lucirá hoy el maillot de la montaña en su tierra. Salió a tope en los 5 kilómetros que separan el interior del Buesa Arena, con una 'chicane' inicial que brillaba, hasta el repecho de Arzubiaga. Al fondo, se veían el Aizkorri y el Aratz. Las montañas serias llegarán a partir de mañana en Beasain. Schachmann solo se ve con opciones si no pierde mucho tiempo antes del último día. Ya sabe que como poco se lleva una etapa y la camiseta del Baskonia de regalo. Solo 3 alemanes la han vestido. Otro triunfo.
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