Roglic es el primer líder de la Itzulia a pesar de regalar ocho segundos

Lo más importante, el golpe en la mesa de Roglic, una primera figura del ciclismo que se rebeló contra el escepticismo que le rodeaba este año, por el cambio de equipo. De hecho, la de este lunes es la primera victoria que logra con el maillot del Bora, tras una vida en el Visma. Hasta la Itzulia, solo había disputado la París-Niza, que acabó décimo y claramente por debajo del nivel de los que se disputaron la victoria. Ya habían comenzado los comentarios.

El esloveno, último ganador del Giro de Italia, dominó la contrarreloj de Irun desde el principio y su victoria fue inapelable, pese a que se equivocó en la meta y cogió el desvío para las motos. Se dio cuenta y volvió rápido, pero la maniobra le costó ocho o diez segundos. Aún así ganó con siete segundos sobre Jay Vine (UAE) y algo más sobre los dos grandes favoritos: metió once a Remco Evenepoel (Soudal) y quince a Jonas Vingegaard (Visma). Juan Ayuso (UAE) perdió 16 y Ion Izagirre (Cofidis) empezó a afilar el cuchillo, con su décimo puesto a 21 segundos que le dan una posición cómoda para pensar.

Los favoritos adelantaron su horario y salieron a correr como si fueran obreros, por la mañana. La predicción meteorológica, que anunciaba lluvia la cabo de unas horas, les hizo renunciar al horario vespertino que corresponde a la nobleza del pelotón en todas las contrarreloj. Evenepoel, sin embargo, no esperó al agua para resbalar y caer. El campeón del mundo de la especialidad sufrió una caída en la segunda curva de la crono, nada más salir. También le costó algún segundo, pero menos que a Roglic su fallo en meta. Vingegaard salió con el casco futurista que luce el Visma últimamente pero la aerodinámica no le hizo volar. Roglic corrió con una pieza de tela bajo el casco muy parecida a la que prohibió la UCI hace poco. La prenda pasó este lunes el examen de los comisarios.

Evenepoel reconoció que «todo fue bien, menos el fallo que cometí 200 metros después de la salida. Estaba resbaladizo, pero fue culpa mía. Esperaba estar por delante de los demás y ahora estoy detrás. Pero las diferencias son cortas y confío en mí y en mis compañeros. La carrera verdadera empieza ahora». Vingegaard a explicó que «las piernas y las sensaciones en general fueron buenas y estoy contento. Aún no me preocupa la desventaja con Roglic. Pueden pasara muchas cosas en las próximas cinco etapas. Después de la Tirreno-Adriático, me he entrenado bien y la forma está ahí. Sobre el papel, esta Itzulia parece un poco menos dura que en años anteriores, pero de todas forma espero mucha batalla hasta la decisiva etapa final».

La victoria de Roglic cambia el paso de la Itzulia porque al esloveno se le incluía entre los favoritos por sus galones, por su inmensa trayectoria, más que por su momento de forma. Pero contradijo ese análisis precipitado y un Roglic en buenas condiciones es candidato a ganar cualquier carrera, desde la Itzulia al Tour de Francia, al que este año dedicará todos sus esfuerzos para ganarlo por fin, a los 34 años.

Las diferencias son cortas y queda toda la vuelta, pero la activación del factor Roglic no es cualquier variante. Con la ventaja que tiene, en plena forma podría llegar hasta Eibar., pero queda un largo camino. La de este lunes es su sexta etapa en la Itzulia, cinco de ellas contrarreloj. En 2022 en Hondarribia ganó, como este lunes, la crono inicial pero no pudo hacerse con la victoria. En sus dos triunfos absolutos, en 2018 y 2021, también ganó las cronos. Su único triunfo en línea fue en Bilbao en la edición de 2017, la carrera con la que Roglic dio el paso definitivo al primer nivel mundial. Al poco ganó en Romandía y de ahí, el recorrido conocido con victorias en la Vuelta a España, el Giro, podios en todas las grandes y triunfos por doquier. El de ayer es el 81ª de su carrera, el 19º contrarreloj.

El líder empezará a defender el maillot amarillo de la Itzulia este martes, en una etapa de celebración porque la carrera salta el Bidasoa y se adentra en Iparralde y sus preciosas carreteras. La Vuelta al País Vasco regresa a sus orígenes, a unas rutas que ya recorrió hace cien años, en la primera edición, en 1924. Es un paso natural, pero que demasiadas veces se topa con dificultades administrativas y finalmente se han podido superar para una Itzulia «más completa», según el presidente de la organización, Julián Eraso. La carrera saldrá de Irun y pasará directamente a Hendaia. Los 160 kilómetros se harán por Lapurdi y Nafarroa Beherea, para acabar en Kanbo, en una jornada de muchos paisajes y carreteras estrechas pero pocas dificultades montañosas. Apenas el col de San Ignacio, desde donde parte el tren de cremallera a la cima de Larrun.

En el coche de Roglic, alguien que conoce la etapa como la palma de su mano, Patxi Vila, nuevo responsable del Bora tras dar por finalizada su etapa en el Movistar y que hacía de estas rutas el escenario habitual de sus entrenamientos cuando era ciclistas profesional.

Las cartas están sobre la mesa y este martes comienza una partida con un jugador al que quizá no se esperaba. Grave error. Roglic está en Euskadi y ya va de amarillo. Y, como él mismo dijo ayer en Irun, «siempre es mejor estar delante que atrás». Comienza la Itzulia.