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A Gernika le sobran signos de identidad. El árbol, las Juntas Generales y al lado, el Parque de los Pueblos de Europa. Allí se expone ... el arte moderno de la mano de Henry Moore y Eduardo Chillida y a escasos metros, Ben Healy ha completado su mejor obra. Victoria en solitario en la quinta etapa de la Itzulia tras mantener un pulso de 57 kilómetros con el pelotón. Tiró el Ineos, el Cofidis, el UAE... ninguno pudo siquiera recortar la ventaja del ciclista del EF Education, que salió de la fuga, del sueño de Pello Bilbao.
Dicen que los de Bilbao nacen donde quieren. Pello es de Gernika y perseguía vencer en casa. El culmen de su carrera. La mayoría de ciclistas no pueden ni soñar con elegir a dónde ganar. A muchos les ruboriza decirlo. Sobre el papel señalan. Este día. Pero solo Pogacar parece tener esa fiabilidad. Desde antes de la presentación del recorrido de la Itzulia, Pello Bilbao eligió la suya. Esta. La de Gernika. Su casa. Le pidieron consejo y diseñó un final que se adaptaba a sus piernas. Con emboscadas. Pero solo logró llegar en cabeza a dos de los cuatro pasos por su pueblo, dónde saludaba a todos. Aclamado.
«Era el hombre a seguir. Si era una buena etapa para Pello, lo era para mí», explicó Ben Healy, de 24 años. De esa nueva camada que prima en el ciclismo actual. En Orduña había tres discusiones. Cómo llegar a la salida, atascada, y sí al final de la etapa triunfaría o no la fuga. Sólo seis dorsales entraron en la escapada buena. Junto a Bilbao estuvieron Alaphilippe, Healy, con su compañero Baudin, un trotón como Armirail, que recuperó el maillot de la montaña, y un superclase como Barguil. «Se ha hecho por piernas. Hemos tenido que gastar energías».
Al paso por Llodio, dónde ganó el último portugués en la Itzulia antes de Almeida, Ferreira en 1975, ya se habían estabilizado. Poco más de dos minutos. El resto de equipos querían dejarles más. Sabían del peligro. Comenzaron a recortar tiempo cuando Healy, de pelo alborotado, pendientes y gusto por el arte, dio el hachazo. A 57 kilómetros. Sorprendió a todos. Autor de un cuadro. «Esperaba un poquito de lluvía para que fuera más difícil cogerme», declara. No le ha hecho falta.
«Le veo para la general. Ha demostrado que en carreras así se defiende muy bien. Puede jugar un gran papel», decía Markel Beloki, retirado ayer, al principio de la Itzulia. «Esa era la idea, pero con el calor... no funcionó». El irlandés nacido en Inglaterra había conocido otro País Vasco. En 2017 se puso la txapela. Fue de los pocos juniors que pudo ganar a Evenepoel, lo hizo en la Bizkaiko Itzulia. Su forma de correr es valiente. En 2023, fue segundo en Ordizia en 2023 por tirar y tirar. Hirschi le remató en meta. Esta vez llegó en solitario. Hizo arte.
Para evitar polémicas, la Itzulia avisó con horas de antelación de que había un cambio de última hora en el trazado de la última rotonda. Healy tenía ventaja hasta para pararse a preguntar por dónde tomarla. A la salida, le esperaba un a recta de meta llena de banderas. La de Bretaña, la Ikurriña... Él eligió la suya. Nació y se crió en Inglaterra, pero se siente irlandés. Como su padre y sus abuelos. Nación reivindicativa. Como su ciclismo. Siempre al ataque.
En la subida no puntuable a Zallobante los favoritos dieron sus arreones. Aranburu, Mas, Lipowitz... ninguno logró escapar del control de Almeida, siempre a ritmo, y del UAE, pese a que Igor Arrieta sufrió una dura caída. «Se ha hecho un poquito de daño», lamenta el líder portugués. Mañana defiende el amarillo en los siete puertos y las constantes subidas y bajadas del colofón final de Eibar. «Creo que es mejor atacar que defender», dice, preocupado por el tiempo. El parte es claro. Dan lluvia. «Lo peor puede ser en las bajadas», expresa con temor. Está a las puertas de lograr la mejor victoria de su carrera. «Diría que sí. Pero hay que ganarla».
Axel Laurence, del Ineos, fue el otro que sí pudo entrar con ventaja en Gernika tras su violento ataque en Mendieta, la última emboscada. El joven francés fue segundo a un minuto y 47 segundos de Healy, acechado por el grupo. Velasco se impuso a Aranburu. El Astana sigue con su recolecta de puntos en una Gernika volcada con la Itzulia. Llevaba desde 1999 sin recibir a la mejor carrera ciclista del País Vasco. Y se echó a la calle. En el Mercado del Lunes se hablaba «a ver si va a ganar Bilbao». Lo intentó con todas sus fuerzas, mermadas en Lodosa. El homenaje lo tuvo igual. En el podio, con su cuadrilla, su hija, Martina, de tres años. Toda su gente inundó la Plaza de los Fueros de aplausos a Pello. Otro signo de identidad.
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