Ibai Azurmendi, un corredor perseguido por la mala suerte, deja el ciclismo

«Acabo en la Fundación, que es donde empecé, y eso me hace una ilusión especial. Siempre me he sentido en un ámbito familiar y me llevo muy buenas amistades de aquí. Me han hecho crecer como ciclista y persona y siempre les estaré agradecido por ello», destaca el corredor en su carta de despedida. En este mensaje también incluye «una mención especial a mi familia, por ayudarme a llegar quien soy hoy en día; a Mikel Landa por darme la oportunidad de cumplir muchos sueños que tenía y por estar siempre atento en los malos momentos que he vivido; a Julen Ucin (médico) por toda la ayuda médica y personal que me ha proporcionado en estos periodos difíciles; a Luis Astrain (psicólogo) por ayudarme a crecer y superar mis miedos y limitaciones; y a Jorge Azanza por formarme como ciclista y persona y por estar en los buenos pero sobre todo en los malos momentos, como este».

Azurmendi, de 1,64 metros y con cara de niño, ha sido perseguido por la mala suerte. A sus 27 años ha tenido que bajarse de la bici profesional porque no se recomienda que siga pedaleando en la élite. Julen Ucin, médico del Euskaltel-Euskadi, ha explicado que «tras las pruebas complementarias realizadas a Ibai, se han encontrado alteraciones cardíacas que son incompatibles con la realización del deporte de alto nivel de forma segura. Siendo la salud del deportista la única prioridad, de forma consensuada se ha decidido ponerle fin a su carrera deportiva».

Ya evitó su prematuro adiós al ciclismo en 2022. El 31 de mayo de ese año fue víctima de una grave caída. La mala suerte quiso que se cruzara en su camino un corzo mientras bajaba el puerto de Uitzi. El impacto fue terrible y el corredor sufrió politraumatismos y fractura de clavícula. Una persona encontró al ciclista tirado en la carretera e inconsciente, y alertó a los servicios de emergencia. El accidente tuvo lugar en una recta de la NA-1700 donde se coge mucha velocidad en el descenso. Azurmendi tuvo que ser evacuado en helicóptero al Hospital Universitario de Navarra. Por fortuna, las lesiones no fueron tan graves como se pensaba en un principio. «Ha sido un susto importante, muy aparatoso», señalaron entonces en el Euskaltel Euskadi.

También había pasado por casi un año antes. En agosto de 2021 tuvo que retirarse agotado de la Vuelta a Portugal con unos pinchazos en el pecho que no auguraban nada bueno. El navarro no lo sabía, pero tenía covid, era asintomático. El esfuerzo realizado derivó en una miocarditis que le obligó a quedar ingresado en el Hospital de Navarra. Tardó mes y medio en volver a coger la bicicleta y tres intentos fallidos de ascender Uitzi. Ese puerto era demasiado duro para un deportista vacío tras la enfermedad y que llegó a dudar de si podría seguir en profesionales. Lo logró y por eso en la Itzulia de 2022, en la etapa con salida en Leitza, atacó para conquistar «su» alto, donde solía entrenar con frecuencia. Tras superar la miocarditis, el bravo corredor no han podido con los problemas cardíacos detectados en Galicia en febrero.