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Es el hombre de los retos. Su lema 'Vamos despacio porque vamos lejos' lo aplica en cada una de las competiciones donde nunca pasa desapercibido. Un accidente laboral en 2009 cambió radicalmente su destino que no su deporte, puesto que en categoría amateur llegó a ... codearse con grandes ciclistas como Santi Blanco o el propio Joseba Beloki. Desde los 34 años, y después del proceso que supuso la amputación de una pierna y la adaptación a una prótesis, compite en pruebas de ciclismo paralímpico y normalizado, las que más le gustan cuando se trata de citas de ultrafondo y «kilometradas», solo aptas para cuerpos privilegiados.
En su palmarés hay varias medallas en campeonatos de España y copas del mundo pero llama la atención que sea uno más en el pelotón de pruebas máster donde compite de igual a a igual, «a pesar de que el muñón me da guerra de vez en cuando. Ahora que he cambiado de prótesis no me siento cómodo», apunta sin perder el gesto alegre.
Con 48 años sigue afrontando temporada tras temporada calendarios con numerosas citas y retos solidarios. A través de su esfuerzo y «para devolver a la sociedad todo lo que el ciclismo me ha dado», abandera lo que ha dado en llamar los 'Retos Solidarios Guille', destinados a causas benéficas o asociaciones, como es el caso este año de Down Valladolid.
Prieto es un espectáculo encima de la bicicleta, como demostró el pasado fin de semana en la mítica prueba gala de las 24 horas de Le Mans. Una cita de la Copa del Mundo de ultrafondo que se puede disputar por equipos de dos, cuatro, seis y hasta ocho integrantes o de manera individual. El corredor guipuzcoano con ficha del club Zuzenak alavés desde hace más de diez años eligió el más difícil todavía, la categoría solo. Pocos se atreven. Es más, únicamente 74 optaron por esta modalidad. La lucha contra uno mismo tuvo en esta edición ese factor que se escapa del control humano, una adversa climatología. «La lluvia fue terrible. No se veía nada y endureció mucho la prueba. De hecho, la organización decidió parar. Estuvimos 34 minutos esperando. Me quedé frío y me pasó factura ya que tuve después problemas estomacales. Eso y que el agua me afecta en el pedaleo porque se introduce en la prótesis fueron obstáculos que tuve que sortear», explica.
Después de 183 vueltas y con el aliento del público francés que se volcó con el ciclista vasco -«me gritaban 'Allez allez' y me animaron muchísimo», recuerda-, los 770 kilómetros en sus piernas le alzaron a la sexta posición de su solitario transitar. «De no haber tenido tantos problemas, ya que tuve que parar hasta dos veces para ir al baño, podría haber logrado el top 3», asegura. En la general fue el 349 de los 639 equipos inscritos. Un mérito enorme ya que la prueba era de ciclismo normalizado,
En julio, una caída dio con sus huesos en el asfalto llevándose un golpe seco en las costillas que le ha mantenido varias semanas entre algodones. Prieto ha vuelto. Sobre las dos ruedas se transforma para hacer del sufrimiento su mejor virtud. Ahora, con las pulsaciones más bajas, piensa ya en su próximo reto, la Non Stop Madrid-Murcia entre el 15 y 17 de septiembre. 600 kilómetros sin parar, con la que dará carpetazo a una campaña con exceso de kilómetros.
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