Yates celebra su tercera victoria de etapa en el Giro de este año.

Yates se queda solo en el Giro

Valiente y convencido, el líder gana su tercera etapa, tacha a Froome y aleja aún más a Dumoulin

Domingo, 20 de mayo 2018, 18:53

Hay un viejo dicho que aplicado al ciclismo se convierte en ley: no mata la bala, sino la velocidad con que te alcanza. La decimoquinta etapa del Giro, metida en los bellos Dolomitas, no asustaba: tres puertos de segunda y otro de tercera. No ... estaban ni el Pordoi, ni la Marmolada, ni las Tres Cimas de Lavaredo, las paredes rosas de la historia centenaria de esta ronda. Pero el ciclismo lo escriben los ciclistas. Y les dio por escribir deprisa, por correr. La velocidad de la bala. De Simon Yates, el nombre que se está quedando a solas con el Giro.

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En la primera hora, casi toda cuesta arriba, cubrieron 42 kilómetros. Una locura. Piernas de madera. Encima llovió al final. Pista de patinaje en el descenso del penúltimo puerto. Ahí, 'Supermán' López desplegó su capa. Arriesgó y provocó un pequeño corte. En esa zanja, que parecía inofensiva, se perdió Froome, vencedor y resucitado un día antes en el Zoncolan. Sin pausa empezaba la cuesta de Costalissoio, un puerto sin más, sin historia. Se la escribió el líder. Simon Yates miró atrás en la rampa inicial. Periscopio rosa. Vio a Froome cabecear a veinte metros. Y notó que los que jadeaban a su lado, Dumoulin, Pozzovivo, Pinot y Carapaz, apuraban las últimas bocanadas de aliento. «Me sentía bien», contó Yates. Atacó dos veces y a la segunda se fue. Solo frente a todos y los 17 kilómetros que restaban hasta la meta de Sappada. Solo se bastó. Ganó su tercera etapa, tachó a Froome, alejó aún más a Dumoulin -está ya a 2 minutos y 11 segundos- y confirmó que manda en este Giro que ya merece ganar. Su velocidad es la bala que tumba, uno a uno, a los rivales.

«Es una buena renta sobre Tom (Dumoulin), pero me puede sacar dos minutos en la 'crono' del martes», calcula Yates. Por eso, porque necesitaba sacarle tiempo, jugó a ganar. Es su primer Giro. Apenas tiene 25 años. Ya ha estado con los mejores en el Tour y la Vuelta. Ha venido a Italia a dar el gran salto. Los pronósticos hablaban de un británico, Froome, y ahora se han girado hacia otro, Yates, que parece insaciable. Camino de Sappada se atrevió con todo. Ciclista atrevido. Convencido. Este es un deporte que premia a los valientes: en la meta le sacó 41 segundos a 'Supermán' López' y Carapaz, enredados en su pelea menor por el maillot del mejor joven. Con ellos llegaron Pinot y Dumoulin, que limitó las pérdidas y que sigue sin parecerse al ciclista de pedernal que ganó el pasado Giro. A 1.20 apareció el grupo siguiente, el de Peio Bilbao, que continúa noveno en la general, y el de Bennett, Formolo, Nieve y Konrad. A 1.32 entró Froome. Chris. Acaba de cumplir 33 años. La edad de Cristo. Resucitado como él, en el Zoncolan, y crucificado en Sappada.

La lista de caídos es larga. Igor Antón, molido por sus problemas intestinales, tuvo que bajarse. Fabio Aru alcanzó Sappada a cámara lenta, hueco, depresivo, sin ninguna opción ya. Funeral en vida. Le espera, como al resto, una jornada de descanso antes de la contrarreloj del martes en Trento, de 34 kilómetros hechos para Dumoulin. Pero ni el holandés les tiene ya confianza. Le recortará tiempo al pletórico Yates. Lo malo es que luego el británico tendrá tres etapas de montaña a su favor. En Sappada el líder dio la sensación de que empieza a quedarse solo en este su Giro.

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