![Giro de Italia 2021: Vendrame da el golpe en un Giro controlado por Bernal](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202105/20/media/cortadas/DAMBin-RUqPByzD16rbGEu5dWcEElM-1248x770@El%20Correo.jpg)
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El ciclismo es un deporte de alto riesgo, en carrera y también durante los entrenamientos. Andrea Vendrame tiene aún algún pequeño fragmento de cristal bajo la piel del rostro. Hace cinco años se comió el parabrisas de un coche mientras rodaba cerca de su casa en Conegliano, en Venecia. Le suturaron la cara con más de cien puntos. Hace unos meses acabó también en el hospital tras recibir el puñetazo de un conductor iracundo. Vendrame, que es un tipo duro y que ha ganado sobre los senderos del Tro Bo Leon, no quería recibir más golpes camino de la meta de Bagno di Romagna. En su fuga iba Brambilla, un pegador. Ufff. Y un rival del nivel de Bennett. Ufff. Pero vio que se vigilaban entre ellos, que se anulaban entre recriminaciones y amenazas. Era la ocasión. Arrancó. Le cogió Chris Hamilton, un joven australiano sin currículo, pero esta vez el puñetazo lo iba a dar él. La gran victoria de Vendrame.
Detrás, Bernal y el resto se desentendieron de la decimosegunda etapa. Tienen ya la mira telescópica puesta en mañana, en el Zoncolan. Sólo Nibali se animó en el cuarto y último puerto, el Passo del Carnaio, a zumbarle en el oído al líder colombiano. Nibali, que no es el que era, tampoco se resigna a ser comparsa del desfile triunfal de Bernal. No tiene fuelle para atacar hacia arriba, así que lo hizo cuesta abajo, por una carretera dudosa, mitad seca, mitad húmeda. Lo peor. Bernal puso a uno de los suyos, a Moscon, tras el rastro del siciliano valiente. Y Moscon patinó. Fue la última caída de un día lleno de tropiezos. Nibali llegó a la meta con unos metros de renta. Escaso premio. Queda su gesto rebelde. Su aviso: en este Giro que avanza controlado por el Ineos de Bernal, aún puede pasar de todo.
Eso pasó en esta etapa desde el principio. Los monumentos y fachadas de la bella Siena están llenos de representaciones del bien y el mal. Cara y cruz. Éxito y fracaso. Vencedores y caídos. Mucho antes de que Vendrame ganara en la meta de Bagno di Romagna se cayó Marc Soler, la baza menguante del Movistar para pelear por la clasificación general (era el decimoprimero). El catalán se enredó con otros corredores nada más salir de Siena. Buena costalada. Se levantó, pero llevaba la cornada en el hombro izquierdo y la cadera. Le dieron una bolsa con hielo. Su compañero Torres se quedó con él. Pero nada. Una hora después, cuando ya el pelotón volaba lejos, Soler desistió. A casa. Adiós al Giro.
Para entonces ya estaba en el hospital Alessandro De Marchi, que se estrelló en una curva. Asustaba verle ahí tirado, inmóvil. Pero consciente. Fue líder un día de este Giro del que se ha ido con collarín y en ambulancia. También se retiró Gino Mader, el compañero que le dedicó a Mikel Landa el triunfo en la quinta etapa. En la salida de Siena apareció molido, vendado, tras caerse en la jornada anterior, la del 'sterrato'. Intentó alcanzar la meta. No pudo. Pasó con un pedaleo sonámbulo por Ponte a Ema, el pueblo de Gino Bartali, que por estas carreteras se tiraba al suelo cuando ametrallaban los cazas aliados en la II Guerra Mundial. No sabían aquellos pilotos que Bartali llevaba ocultos en su bicicleta los salvoconductos que salvaron a 800 judíos. No lo supo nadie hasta años después de su muerte. «El bien se hace, no se dice», decía Gino el 'piadoso'. El bien y el mal.
El pelotón hablaba del mal rollo entre Evenepoel y Almeida, compañeros en el Deceuninck. El belga se sintió abandonado por el luso en la etapa del 'sterrato', aunque no lo dijo. En cambio, Almeida sí habló con la prensa de su país. «Me sentía bien, pero me ordenaron esperar a Evenepoel. ¿Que si estoy decepcionado? Prefiero no decir nada a decir lo que pienso». Queda claro que ha explotado una guerra interna.
Ajenos a caídas y luchas intestinas, la fuga de 16 corredores en la que iba Vendrame tiró hacia Bagno di Romagna, la meta donde Omar Fraile firmó en 2017 una obra maestra, plena de fuerza, resistencia y pegada, sobre un recorrido lleno de cuestas. Calcado al trazado de esta decimosegunda etapa. Bajo el sol y la lluvia, los puertos pasaron revista a la escapada. Eliminaron a dorsales peligrosos como Ulissi y Visconti. Dejaron que Bouchard sumara puntos para liderar la clasificación de la montaña. Y para jugarse la victoria, las rampas eligieron a Bennett, Brambilla, Hamilton y Vendrame, a quien esta vez no golpeó nadie. El italiano, de 31 años, lo celebró con un grito y una sonrisa que estiraron la piel de un rostro con cristales.
La etapa 'reina' de la Vuelta a Andalucía, con meta en Villarrodigo (puerto de Onsares), fue el escenario de la primera victoria de 'Supermán' López con el maillot del Movistar. El colombiano, nuevo líder, destrozó al británico Ethan Hayter en la penúltima subida para enlazar con la fuga en la que iban su compañero Héctor Carretero, Mikel Bizkarra (Euskaltel) y Julen Amezqueta (Caja Rural). Entre ellos se jugaron el triunfo en la cuesta de meta. 'Supermán' fue muy superior y batió a Tolhoek, Piccoli, Amezqueta y Bizkarra, quinto. El vizcaíno, que se partió una clavícula el 6 de abril en la segunda jornada de la Itzulia, ya ha recuperado su nivel. La cuarta etapa, Baza-Cúllar, es para velocistas.
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